Iglesias de Madrid

Ermita de la Virgen del Puerto: El templo madrileño de las bodas

El templo, obra de Pedro de Ribera, está muy vinculado a la tradición capitalina

Fachada de la ermita de la Virgen del Puerto, en Madrid Río ISABEL PERMUY

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También Madrid tiene su ermita pegada al río, con un atrio al aire libre, ayer repleto de miles de lavanderas que no dejaban oír, con su griterío, la canción del río adolescente, todavía con perfume de la Sierra de Guadarrama, y hoy esplendorosamente urbanizado, con sello, marca y denominación de origen: ‘Madrid Río’.

Así comienza el libro de la historia de la Ermita de la Virgen del Puerto, el maestro de periodistas Miguel Ángel Velasco . La historia de este templo es la historia de la Villa, del pueblo y de las camarillas del poder real y las muchas cortes de un Madrid que ahora es un río de vida. Estamos ante el templo de Madrid-Río, parada obligada en caminatas, solaces y deleites. Es la historia de las jóvenes lavanderas que una vez ennoviadas , se acercaban a la ermita para rezar por la fecundidad de la vida de su matrimonio, en tiempos en los que la dignidad de la mujer pendía del hilo de la historia. Esta razón de vocación matrimonial de vida será ayer y hoy la clave de la presencia apostólica en la Ermita Virgen del Puerto, Paseo Virgen del Puerto, 4.

Vayamos a la historia. El 8 de marzo de 1725, ante el escribano don Manuel Naranjo, el marqués de Vadillo, don Francisco Antonio de Salcedo y Aguirre , otorgó escritura fundacional de las capellanías y obras pías. Ocho efectos (sisas) contra la villa de Madrid que rentaban anualmente 12.224 reales y 12 maravedíes. Años atrás la magnanimidad de quien fue corregidor de Madrid (1715-1729) y consejero de Indias, había ya levantado en el entorno que él mismo había urbanizado como paseo, una ermita bajo la advocación de la Virgen del Puerto, patrona de Plasencia, de donde el marques había sido corregidor. Además de la ermita, allí había unas escuelas para los hijos de las lavanderas de la zona.

Ciudad hoy desaparecida

Don Pedro de Ribera , a quien los madrileños deben el Puente de Toledo o el Cuartel del Conde-Duque, fue arquitecto del templo, inaugurado el 10 de septiembre de 1718 con el solemne traslado de la imagen de la Virgen del Puerto desde el Colegio Imperial hasta la nueva ermita. Hacia 1780, según don Elías Tormo, el arquitecto Juan Durán, el mismo autor del paseo alto y de la escalinata, hizo «en las casas que envolvían el pequeño templo las habitaciones nuevas», con lo que nos encontramos con una pequeña ciudad, hoy desaparecida, en torno la ermita.

Desde hace siete años el Rector de la Ermita, y ‘párroco’ de Madrid-Río es e l sacerdote madrileño Juan Pedro Ortuño , con la ayuda del sacerdote jubilado Luis Faus . La Ermita cuenta con cuatro patronos: La Virgen del Puerto, titular del templo; Santiago Apóstol –la Ermita es hito del Camino de Santiago en su ruta de Castellón–; san Juan Pablo II y santa Teresa de Calcuta, dada la estrecha relación de la Comunidad de la Misioneras de la Caridad con este templo. Tres fiestas principales se celebran en este lugar santo: la Virgen del Puerto, la Virgen de Sopetrán, patrona de Jarandilla de la Vera, y la Fiesta de la Melonera , el domingo posterior al 8 de septiembre.

Pastoral matrimonial

Lo esencial de la ermita, según cuenta su rector, es la pastoral matrimonial. «Aquí la gente se casa. Se celebran numerosas bodas, que tienen una preparación remota y otra próxima, según lo establecido, un acompañamiento personal de los novios en la preparación de la celebración del matrimonio y después un seguimiento», insiste Ortuño. Hasta tal punto está cogiendo fuerza esta actividad que próximamente se incorporará un grupo apostólico dedicado a la pastoral matrimonial. También son frecuentes las celebraciones de bodas de plata y oro , y las primeras comuniones. Siempre en conexión con la parroquia de san Hermenegildo y santa María de la Cabeza.

Junto a esta está la celebración de la eucaristía, las abundantes confesiones, la exposición del Santísimo los jueves por la tarde y las misas del sábado y domingo. Porque la Ermita Virgen del Puerto se ha convertido en un oasis de paz y de espiritualidad en medio de un Madrid entre árboles e historia.

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