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Un león en su jaula del circo Gottani - JAIME GARCÍA

Los domadores se defienden: «No hay maltrato animal en el circo desde los años 60»

Esta semana, el Ayuntamiento de Madrid ha comenzado los trámites para prohibir estos espectáculos

Madrid Actualizado: Guardar
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Hay un solar de Madrid, concretamente en Villa de Vallecas, donde los vecinos, que viven en caravanas en lugar de en bloques de pisos de nueva construcción, hablan tres idiomas -español, francés e italiano- de forma indistinta y con gran naturalidad. De hecho, no es raro el hijo se dirija a su madre en italiano y ésta le conteste en francés. Son las familias del circo Gottani que, acostumbradas a dar vueltas por media Europa, han adquirido una gran habilidad para comprender diferentes idiomas. Pese a ello, no terminan de entender cómo el Ayuntamiento quiere que no vuelvan por la capital cuando acudan acompañados por animales salvajes, claro.

El tigre del circo Gottani
El tigre del circo Gottani - JAIME GARCÍA

«En Madrid hay muchos más problemas que los animales del circo; de hecho el último problema que tiene la ciudad es el circo», estima Claudio Gärtner, el domador de tigres y leones de esta compañía, donde son conscientes desde hace años de que el camino iniciado por Ahora Madrid y el PSOE para prohibir los circos con animales en la capital podía empezar a ser transitado por los políticos en cualquier momento.

«No es un problema exclusivo de Madrid, sino que ocurre en toda España», detalla Gärtner, quien tiene claro que las denuncias de maltrato animal que recaen sobre los circos y que últimamente han vuelto a primera plana son falsas: «En los años 60 o 70 puede ser que hubiera maltrato, pero ahora ya no. Puede haya un circo entre un millón en el que sí haya maltrato, pero si nos enteramos, ellos también van a tener problemas con nosotros».

Su hermano Joy, que en lugar de domar fieras hace lo propio con los elefantes, opina en la misma línea. Según sus palabras, los miembros del circo guardan una relación especial con sus animales. «Me duele mucho que quieran tomar estas medidas», lamenta el encargado de que a los cinco paquidermos del Gottani no les falte de nada: ni calor, ni comida ni cuidados médicos. Vive «pared con pared» con sus elefantes, ya que su caravana está a menos de 30 pasos del hogar de los animales, que disfrutan de la paja de avena cercados, eso sí, por un cableado eléctrico que les da pequeñas descargas eléctricas en el caso de que entren en contacto con él. «Pero muchas veces lo tenemos desconectado, ellos ya saben que no se tiene que acercar y no solemos tenerlo activado», confiesa el domador, que insiste en haber pasado toda su vida entre paquidermos.

Los elefantes del circo Gottani en su carpa
Los elefantes del circo Gottani en su carpa - JAIME GARCÍA

«Yo nací en la cuadra y ahí dentro estoy siempre», se defiende Gärtner, quien también añade que, amén de los cuidados que ellos puedan dar a sus animales, éstos pasan todos los controles sanitarios necesarios que les exigen todas las instituciones allá donde van: «Antes de salir de viaje viene un veterinario y al llegar al destino, vuelven». «Es que los animales son nuestro pan; si no los cuidamos o están mal, no trabajamos», completa su hermano, que también incide en los trámites que tienen que pasar para poder actuar. «Pasamos todos los controles que se puedan imaginar. Los circos estamos más controlados que los demás y además tenemos toda la documentación que hay que tener. Hacemos todo lo que nos piden», subraya el encargado de las fieras, que aguardan en sus jaulas entre espectáculos con una estricta dieta carnívora.

El futuro

Este hecho no gusta en absoluto a los colectivos animalistas, que denuncian a menudo las condiciones de los animales en todos los circos. «No sabemos de dónde sacan esas fotos», remarca Joy, quien sostiene que detrás de las campañas contra su oficio hay intereses económicos. «Ganan mucho dinero ahí detrás», subraya el especialista en elefantes, que también denuncia que los animalistas «no han acudido nunca a ver las condiciones de los animales. Critican sin saber».

Lo que no se sabe es si finalmente Madrid se unirá a los centenares de municipios españoles que ya se han declarado libres de circos. «Yo creo que no va a pasar», vaticina el domador quien, después de charlar en perfecto italiano con otro compañero, insiste en que no entiende cómo Carmena «no quiere que la gente vaya al circo a ver a los animales».

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