El desconocido templo de la RAE, catedral de la cultura

La Real Academia Española tiene su sede desde 1894 en un edificio de estilo clasicista diseñado por Miguel Aguado de la Sierra. En él se reunen cada jueves en pleno los académicos donde presentan las sugerencias para nuevas entradas en el Diccionario.

Puerta principal utilizada en los principales actos BELÉN RODRIGO

Belén Rodrigo

Cada jueves por la tarde los miembros de la Real Academia Española (RAE) celebran un pleno en la sede de esta institución privada situada en la calle Felipe IV, número 4. Entre otras cosas, se presentan enmiendas y sugerencias de nuevas entradas para el Diccionario. Inaugurado en 1894, el edificio fue construido ex profeso para acoger esta institución creada en 1713 por iniciativa del marqués de Villena. Rodeado de otros espacios tan emblemáticos como el Casón del Buen Retiro, el Museo del Prado o la Iglesia de los Jerónimos, el de la RAE pasa algo desapercibido, con una de sus fachadas algo escondida por la exuberante vegetación, y quizás por eso sea bastante desconocido. Abierto al público únicamente en las jornadas de puertas abiertas que se celebran en fechas como el Día del Libro o Madrid Otra Mirada, despierta la curiosidad tanto por su arquitectura como por todo el legado que se encuentra en el interior.

«Es un edificio bastante bien planteado, fruto del eclecticismo madrileño. Su estructura es casi como la de un templo basilical, con el eje central y dos naves laterales », cuenta a ABC Antonio Fernández Alba, arquitecto y miembro de la RAE desde 2004. «Las puertas y ventanas están dentro de la disciplina neoclásica», añade. Después de rodar por distintas sedes, la RAE logró que la Corona le cediese unos terrenos que formaban parte del Retiro. Se levantó de acuerdo con el proyecto del arquitecto Miguel Aguado de la Sierra y se construyó entre 1891 y 1894. Cuenta con una puerta principal que se abre solo para los grandes actos y otras dos laterales, una de ellas de servicio.

El famoso perchero de los académicos BELÉN RODRIGO

En la planta baja una de las salas que levantan más curiosidad es la Sala de plenos donde una mesa ovalada acoge a todos los académicos, 46 cuando están al completo. Solo el director, el tesorero y el secretario tienen sitio fijo aunque es habitual mantener el lugar. Una mesa que cuenta con espacio para colocar los diccionarios sin quitar la visibilidad. En cada lugar se encuentra la carpeta personal de cada académico, un anuario y los estatutos. Antes de entrar en esta sala se encuentran los famosos percheros «de los que se ha hecho mucha literatura», reconoce Antonio Fernández Alba. En estos percheros de madera se encuentra el nombre por orden según la antigüedad de los académicos, « es como el reloj del tiempo de la vida », añade. Allí cada académico deja su abrigo, sombrero, paraguas...en función de la época del año.

Hay también una sala para conferencias que funciona también como sala de prensa fue en su día la entrada para los carruajes. Y la Sala de pastas , donde hay siempre café y pastas para los académicos, sirve como sala de lectura de la prensa, de charla y debate previo a los plenos o en cualquier día de la semana. Allí se encuentran los retratos de los directores de la RAE del siglo XX y cuenta con una decoración muy heterogénea. «Es una sala amable de reunión e intercambio », indica Fernández Alba. Porque en la RAE «el intercambio cultura está por encima de los temas políticos», aclara Carlos Domínguez. También en esta planta está la Sala de directores en las que se encuentran los retratos de los anteriores directores, comenzando por el fundador, el Marqués de Villena a quien sucedió su hijo Mercurio. Entre los cuadros, un dato curioso. El retrato de Martínez de la Rosa lo hizo su sucesor, el Duque de Rivas, que fue un gran pintor. «Una sala con una decoración más ordenada, con los marcos de los cuadros iguales», comenta el académico. Entre estas pinturas hay un Madrazo.

Sala de plenos donde se reúnen semanalmente los académicos BELÉN RODRIGO

 Para subir al primer piso se diseñó una monumental escalera de trazo a la española con ornamentación final en la que se encuentran rasgos de influencia egipcia. «Encontramos buenos mármoles pero también hay estuco porque el presupuesto se disparó», reconocen desde la RAE. Ya en el primer piso se encuentra el Salón central presidido por una imagen de Felipe V quien otorgó la carta a la Academia y otra de Cervantes. Las impresionantes vidrieras del artesano Dragant que en su día costaron 25.000 pesetas son lo más llamativo de esta sala de dos pisos con capacidad para 400 personas. En ella es donde se celebran las sesiones de recibimiento de un nuevo académico. En el techo la frase: “ Limpia, fija y da esplendor”. En otras salas, tanto en la planta primera como en la baja, se reúnen los académicos divididos por saberes para preparar los plenos. En la segunda planta vivieron durante años el secretario el bibliotecario y ahora las viviendas se han convertido en despachos.

 

Salón central donde se reciben a los nuevos académicos BELÉN RODRIGO

Bibliotecas

Otro de los tesoros de este palacio es su biblioteca, más correctamente, sus bibliotecas. La principal parte del legado del propio Marqués de Villena, comenzando por el ya referido Diccionario de las Autoridades. Esta biblioteca tenía acceso al índice de los libros prohibidos por la Inquisición cuyos ejemplares se pueden encontrar aquí y en la Biblioteca Nacional. Uno de los directores de la RAE, Víctor García de la Concha, llevó a cabo una gran reforma de este espacio hace 25 años. «Logró descubrir dónde estaban almacenados los antiguos muebles y los recuperó. Se encontraban en Alcalá de Henares», indica el jefe de publicaciones de la RAE. Gracias a que dichos muebles estaban numerados se ha podido colocar cada libro en su correspondiente apartado.

Estas estanterías estuvieron un tiempo en la Universidad de Alcalá de Henares BELÉN RODRIGO

 Pero además de esta biblioteca se encuentran otras dos, una del legado del académico y bibliógrafo Antonio Rodríguez - Moñino y otra del literato y filólogo Dámaso Alonso. Rodríguez - Moñino fue uno de los depurados por el franquismo a quien quitaron su cátedra. «Cuenta con una importante colección gráfica, con grabados y dibujos de gran valor. Es un paso de referencia de quien estudie filología», indica Antonio Fernández Alba. Hay grabados de Durero y de Goya . Su esposa, María Brey (tía de Mariano Rajoy) se ocupó de catalogar todos los libros. Entre ellos, una primera edición de la II parte de El Quijote. También encontramos su correspondencia o la de otros intelectuales como la de Clarín a Emilia Pardo Bazán. En cuanto a la de Dámaso Alonso, su viuda Eulalia la donó a la RAE. «De esta forma se queda cubierta la parte de la filología que tan bien cuidó Dámaso Alonso», indica Caros Domínguez. Se pueden ver todos sus premios que logró a lo largo de su trayectoria.

En fase de catalogación se encuentra la biblioteca donada por el director, productor y guionista José Luís Borau , miembro de la RAE de 2008 a 2012. En total se encuentran en las bibliotecas de la RAE más de 280.000 ejemplares, entre ellos las 23 ediciones del Diccionario. En la cámara acorazada se guardan los manuscritos y libros más antiguos. Las Etimologías de San Isidro, del siglo XII, es el más antiguo de todos.

Biblioteca del legado donado por Antonio Rodríguez-Moñino BELÉN RODRIGO

El próximo día 19 tendrá lugar el ingreso como académico del dramaturgo Juan Mayorga , completándose los 46 lugares, algo poco habitual. LA RAE es una institución privada que recibe una aportación del ministerio de Ciencia que recientemente ha pasado de 1,6 millones a 5 millones de euros. Se financia también por los derechos de autor de las obras, por las aportaciones de los amigos de la RAE y de empresas que colaboran patrocinando proyectos. En total trabajan 80 personas, gran parte de ellos en otro edificio en la calle Serrano donde se encuentran los departamentos técnicos y el equipo del Español al Día. Como curiosidad, los académicos no son remunerados por dicha función aunque sí se cubren los gastos de desplazamiento a las reuniones cuando viven fuera de Madrid. Procedentes de muy diversas áreas del saber, es una distinción al alcance de muy pocos .

Escalera monumental en la parte central del edificio BELÉN RODRIGO
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