Fernando Martín posa con su moto y su perro en el jardín de casa, el pasado jueves
Fernando Martín posa con su moto y su perro en el jardín de casa, el pasado jueves - ISABEL PERMUY

Un ángel de la guarda en la A-4: «Nos ayudamos mutuamente»

El motorista que salvó de un infarto al conductor que paró a auxiliarle, pendiente de su estado en la UCI del Doce de Octubre

MADRID Actualizado: Guardar
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Como cualquier día laborable, Fernando Martín (52 años) cogió su moto el pasado lunes para iniciar el camino de vuelta a casa. Después de una larga jornada, acababa de dejar el tráiler en la base de su empresa en Pinto y aún tenía media hora por delante -cerca de 15 kilómetros por la A-4 y otros tantos por la M-30- hasta llegar a su domicilio, en el Barrio del Pilar. Sin embargo, lo que todavía desconocía es que un pinchazo iba a desencadenar una cadena de acontecimientos que llevarían a Fernando a salvar la vida del conductor que paró a auxiliarle.

Apenas cubierto un tercio de la ruta, Fernando pinchó una rueda y tuvo que detener su moto. «Me salí al arcén llegando a la salida de la M-45 e inmediatamente un hombre detuvo su furgoneta para prestarme ayuda», relata, sin sospechar lo que se avecinaba.

«Le conté lo que pasaba y automáticamente se ofreció a llevarme a casa para que no tuviera que esperar a la asistencia», prosigue. Así, entre los dos cargaron la moto en la parte trasera del furgón y se dispusieron a iniciar la marcha. Pero no por mucho tiempo.

A la altura de la M-40, el conductor de la furgoneta entró en parada cardiorrespiratoria. Una situación, aún más grave, dada la tesitura de los dos ocupantes del vehículo. «Íbamos charlando de la familia, del trabajo... y, de repente, empezó a convulsionar», explica el motorista, quien, en ese instante, no dudó en asumir el control. «Al perder el conocimiento, el hombre soltó las manos del volante y aceleró a fondo. Por lo que, desde el lado del acompañante, tuve que coger el volante y con el freno de mano llevar la furgoneta hasta sacarla hacia el arcén», señala.

Reanimación trascendental

En ese momento (22:15 horas), una llamada al 112 alertaba del infarto de un hombre en el interior de su vehículo, en el kilómetro 7 de la A-4 en sentido Madrid. A un lado del teléfono, un operador de la central del Samur-Protección Civil; al otro, Fernando. «Primero empezó con un ronquido de fondo y luego ya dejó de respirar. Una vez aparqué la furgoneta, llamé a emergencias y una persona me fue dando una serie de pautas para iniciar las maniobras de reanimación», apunta, sin dejar de perder el ingenio: «Me dijeron que lo sacara del furgón, pero era imposible. Así que le quité el cinturón, tiré de él y le tumbé como pude entre los asientos del conductor y del copiloto».

Una vez en posición, Fernando, que posee nociones básicas en primeros auxilios gracias a un curso recibido en su empresa, le desabrochó la camisa y empezó a realizarse las compresiones torácicas. Unas maniobras, a la postre, trascendentales, para que no hubiera fallecido en el acto. En menos de cinco minutos, varias unidades del Samur llegaron a la zona y, a través de maniobras avanzadas, pudieron sacar al afectado de la parada y trasladarlo hasta el Hospital Doce de Octubre, donde permanece ingresado en estado grave. «Está bastante mal, aunque poco a poco va mejorando», advierte.

Desde el primer momento, el propio motorista se interesó por su compañero de viaje, del que por no saber, no sabía ni su nombre. Al día siguiente, llamó sin éxito al hospital para preguntar por su estado. Sin embargo, no cejó ahí su empeño y gracias a COPE, logró finalmente hacerse con el teléfono de su hermano. «Con su hermano hablo todos los días. Como ya sé que sobre las 12 pasan el parte médico, suelo esperar hasta la 1 para que me informe», termina, deseando que se recupere.

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