Amanecer Bailando

Una «rave» y toneladas de basura ponen el broche a la tortura vecinal en Móstoles

Tras 17 horas de ruido y música, cientos de jóvenes siguieron la fiesta en las calles aledañas

Un grupo de jóvenes, ayer por la mañana, en las inmediaciones del evento Isabel Permuy | Vídeo: Así fue el «infierno» que sufrieron los vecinos de Móstoles
Aitor Santos Moya

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Ni las 17 horas de música en el parque Prado Ovejero de Móstoles ni la presencia policial en los aledaños del festival «Amanecer Bailando» fueron suficientes para que cientos de asistentes continuaran la fiesta pasadas las 10 de la mañana . Con el evento recién terminado, riadas de jóvenes, muchos de ellos con síntomas evidentes de haber consumido alcohol y drogas, improvisaron una «rave» en la explanada aledaña a la plaza de toros del municipio. Otros, enfilaron el camino de regreso a la estación de Cercanías para buscar «algo más tranquilo» en Madrid. «Marco Carola ha estado increíble, menuda pasada», le gritaba un chico a otro: «El año que viene volvemos fijo». La horas de juerga pasaban factura y, a medida que avanzaba el día, no resultaba extraño encontrar a gente durmiendo en alguna sombra.

Mientras, los operarios de limpieza se esforzaban en recoger las toneladas de basura esparcidas por calles, plazas y parques. «Está todo hecho una porquería», denunciaba Emilio, un vecino que ayer tuvo que colocar toallas en el hueco entras las ventanas y persianas para mitigar el fuerte retumbo. «Ya el día de antes, con las pruebas de sonido, nos dimos cuenta que iba a ser una locura», proseguía, sin entender la decisión de la alcaldesa Natalia Posse de autorizar un evento de este tipo a menos de 50 metros de las casas. La regidora socialista pidió «sinceras disculpas» en Twitter a quienes sufrieron una noche de festival, así como los que sufren de nuestras fiestas en Finca Liana cada año». Añadió, además, que trabajarán «en buscar lugares para este y otros festivales que quieran venir a nuestra ciudad».

Las críticas de grupos ecologistas, vecinales y diversos partidos políticos -entre ellos las de su socio de gobierno, Ganar Móstoles- no cesaron tras la polémica celebración. El concejal de Medio Ambiente, Parques y Jardines y Limpieza Viaria, Miguel Ángel Ortega, acudió hasta una de las praderas del parque, «absolutamente devastada» . «Los daños van a tardar meses en recuperarse y, desde luego, dudamos mucho de que alguien responda por esta barbaridad», expresó, con el foco puesto en los desperfectos ocasionados en el mobiliario urbano y la vegetación, así como las molestias sobre el vecindario más cercano : «Se les ha sometido a una tortura de música machacona, superando los cien decibelios».

Las «pantallas acústicas», instaladas por los promotores, resultaron a todas luces insuficientes para paliar el fuerte sonido que salía de los cuatro escenarios. «Si yo que vivo a diez minutos en coche de allí oía la música, no me quiero imaginar los que estuvieran al lado», explicaba Luis Miguel, afincado en el centro de la localidad. Tal y como publicó ayer ABC, el nivel de ruido superó con creces los límites permitidos en zona urbana: 65 decibelios por el día y 55 durante el periodo nocturno.

Superada la resaca festivalera, el Ayuntamiento de Móstoles aseguró ayer que «Amanecer Bailando» se desarrolló «según lo previsto», «sin incidentes dignos de reseñar» y «sin problemas de movilidad más allá de los habituales de una cita musical con un elevado número de asistentes». Un mensaje que no caló entre los vecinos afectados; testigos, todos, del tétrico paso por su barriada de alrededor de 15.000 jóvenes: «Ellos no tienen la culpa, si no los que han permitido que vengan aquí».

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