Víctor Joel Salas Coveñas, el abogado de Usera al que buscaba el asesino
Víctor Joel Salas Coveñas, el abogado de Usera al que buscaba el asesino - ABC

El abogado de la matanza de Usera: «Tengo clientes rebotados, pero nada que justifique esa carnicería»

Víctor Joel Salas, el jefe del bufete objetivo del asesino, dice a ABC que con el triple crimen «algo de mí ha muerto»

Madrid Actualizado: Guardar
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Víctor Joel Salas Coveñas, responsable del bufete Euroasia —situado en número 40 de la calle de Marcelo Usera—, escenario de tres crímenes seguidos de un incendio que quemó parcialmente los cuerpos, habló ayer para ABC. Entre las víctimas se encontraban sus dos empleadas y un cliente que acudió a recoger unos documentos. Sin embargo, el objetivo, según las investigaciones policiales, era él, que se libró de la carnicería porque no estaba en el lugar. Desde entonces cuenta con protección policial.

«Estoy despertando de este mal sueño, de una pesadilla que, por desgracia, es real. Mis dos empleadas y compañeras, Maritza y Elisa, eran más que eso para mí: eran como de mi familia; por eso han matado parte de mí.

Aunque sigo en estado de shock estoy comenzado a reaccionar», explicó el abogado peruano, de 37 años. Relató que está muy intranquilo. «Mi máxima preocupación es que se aclare cuanto antes lo sucedido; semejante barbarie no puede quedar impune».

Los agentes tiene abiertas distintas líneas de investigación y un listado de sospechosos, si bien centran el triple crimen en un ajuste de cuentas derivado de su ejercicio como abogado en Madrid o en alguna deuda pendiente. Por ello están mirando su agenda con lupa. A este respecto, Salas Coveñas precisó: «Tengo clientes rebotados, como todos los profesionales, pero nada que justifique semejante carnicería». Su despacho lleva asuntos de Extranjería, tráfico de drogas y secuestros, y desmiente que tenga pufos o haya estafado a algún cliente como han dicho.

«Costearé la repatriación de los cuerpos»

El letrado precisó que acudió ayer al Instituto Anatómico Forense, en donde se encuentran los cadáveres de sus dos empleadas. «Me haré cargo de los gastos de repatriación hasta Cuba, de donde eran oriundas. Si tuviera problemas económicos no podría pagar el precio, que rondará entre los 8.000 y 12.000 euros en total». Agregó que tiene otro negocio: una gestoría también en Usera.

«Tengo que afrontar mi responsabilidad y no voy a dejar desamparadas a esas familias», indicó. Explicó que no sabe cuánto tiempo tardará el proceso pero que irá al Consulado para que agilicen los trámites y puedan viajar a España los padres de su mujer y compañera de despacho para que les entreguen su cuerpo. Se trata de Elisa Consuegra Gálvez, de 33 años, natural de La Habana, que acababa de homologar el título de abogada y fue golpeada brutalmente con una palanqueta.

Los allegados de la joven, juez profesional en su país, explicaron que se casó con su jefe para legalizar su situación. El letrado lo niega. «Elisa tenía los papeles en regla. Lo nuestro no fue un matrimonio de conveniencia; nos separamos por motivos personales». Agregó que «era una excelente profesional;de hecho le pagué el máster completo para que pudiera ejercer aquí».

La otra víctima, Maritza Osorio Riverón, de 46 años, natural de Holguín, hacía las labores de secretaria, relaciones públicas y mujer de la limpieza desde hacía unos cuatro años cuando montó el bufete. Fue degollada. Salas Coveñas niega, en contra de lo manifestado por sus allegados, que le pagara tarde y mal y que a veces no la tenía dada de alta.

El último homicidio fue el del ecuatoriano Jhon Pepe Castillo, de 43 años. El asesino le clavó un cuchillo en la cabeza y le dio una paliza cuando se acercó al despacho al oír gritos. El homicida preguntó por el letrado y como no estaba discutió con las mujeres. Tras la matanza quemó los cuerpos con la gasolina que llevaba en una botella y se fue.

Salas Coveñas recaló en España en 2008 tras verse envuelto, cuando era secretario judicial en Lima, en la denuncia de una trama por la que acusó a su jefa, magistrada, de favorecer a un narco en su condena.

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