Salud

Ictus: nuevos descubrimientos sobre el lugar donde se rompen placas ateroscleróticas pueden conducir a tratamientos preventivos

También ha identificado una enzima, un marcador, que esperan ayude a predecir quién corre el riesgo de sufrir un infarto de miocardio o un ictus

LA VOZ

Cádiz

Investigadores de la Universidad de Lund (Suecia) han cartografiado la localización exacta de las roturas de placas ateroscleróticas, una causa frecuente de infarto de miocardio e ictus, que hasta ahora se desconocía, según publican en el 'Journal of the American College of Cardiology'.

También ha identificado una enzima, un marcador, que esperan ayude a predecir quién corre el riesgo de sufrir un infarto de miocardio o un ictus debido a la rotura de una placa aterosclerótica.

En la aterosclerosis, la grasa se acumula en las paredes arteriales creando placas ateroscleróticas. Las placas que se rompen pueden causar un ictus o un infarto de miocardio, y es necesario conocer mejor los mecanismos que subyacen a la rotura de las placas para prevenir complicaciones graves.

El estudio demuestra que las placas ateroscleróticas de las arterias carótidas suelen romperse al principio de la placa, en el punto más cercano al corazón.

«En nuestro estudio hemos podido determinar con exactitud dónde se rompen las placas. Se trata de un paso importante que permite comprender mejor por qué se rompen. Los estudios anteriores se habían centrado más en cómo se forman las placas, mientras que nosotros hemos estudiado la zona precisa donde se rompen, algo que no había hecho ningún estudio anterior en humanos«, afirma Isabel Goncalves, catedrática de Cardiología de la Universidad de Lund y asesora principal del Hospital Universitario de Sk*ne (SUS), que dirigió el estudio.

La investigación se basa en estudios de placas ateroscleróticas en las arterias carótidas de un total de 188 individuos. Los investigadores utilizaron técnicas de microscopía electrónica y secuenciación de ARN para obtener una imagen detallada del lugar donde se rompen la mayoría de las placas. La hipertensión arterial y la diabetes de tipo 2 son factores que aumentan el riesgo de aterosclerosis, por lo que estos grupos de pacientes también se incluyeron en el estudio.

«Uno de los puntos fuertes de nuestro estudio es que se basa en una estrecha colaboración entre investigadores con actividad clínica y expertos en bioinformática. También hemos utilizado varias técnicas diferentes para poder realizar análisis lo más detallados posible. Para nosotros era importante incluir en el estudio a personas con diabetes tipo 2, ya que se trata de un grupo con alto riesgo de morir por complicaciones relacionadas con la aterosclerosis en comparación con el resto de la población«, afirma Jiangming Sun, investigador en bioinformática de la Universidad de Lund y primer autor del trabajo.

La secuenciación del ARN mostró una fuerte asociación entre la enzima MMP-9 y la zona donde se rompen las placas. Los niveles elevados de MMP-9 también podrían asociarse a un mayor riesgo de futuras enfermedades cardiovasculares en individuos con aterosclerosis.

Los investigadores esperan poder utilizar la MMP-9 como marcador para predecir qué pacientes corren riesgo de sufrir un infarto de miocardio o un ictus. También están investigando si es posible desarrollar nuevos tratamientos que reduzcan el riesgo de rotura de la placa.

«Nuestro estudio demuestra que la MMP-9 es un marcador de futuras complicaciones cardiovasculares --prosigue Gonçalves--. En estudios posteriores queremos investigar si es posible inhibir la enzima para que sea menos activa y evitar así la rotura de la placa. Sin embargo, es importante que dicho tratamiento no provoque efectos secundarios no deseados, ya que la enzima tiene otras funciones importantes en el organismo«.

Durante varios años, Isabel Goncalves ha trabajado para saber más sobre lo que ocurre cuando se rompen las placas junto con su colega investigador Andreas Edsfeldt de la Universidad de Lund, también médico del Hospital Universitario de Sk*ne. Como médicos, ven a muchos pacientes a los que les gustaría ayudar en una fase más temprana de lo que es posible hoy en día.

«Atendemos a muchos pacientes que han sufrido un infarto o han quedado parcialmente paralizados tras un ictus y ya no pueden vivir como antes --indica Gonçalves--. A menudo, la aterosclerosis no provoca síntomas en una fase temprana, por lo que pueden pasar años antes de que se detecte la enfermedad«.

«Lamentablemente, los que trabajamos clínicamente descubrimos la placa demasiado tarde, cuando ya se ha roto y ha causado complicaciones graves como muerte súbita, infarto de miocardio o ictus --señala--. Si podemos conocer mejor los mecanismos subyacentes, podremos poner en marcha medidas preventivas o tratar a tiempo las placas peligrosas«.

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