EL FUTURO DEL PRESIDENTE

Tellado da un giro al debate sobre Feijóo y abre la puerta a su continuidad 2020

El secretario general del PPdeG expresa su deseo de que el mandatario opte a un cuarto mandato en la Xunta

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, este martes en el Parlamento MIGUEL MUÑIZ
Mario Nespereira

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La oportunidad de relevar a Mariano Rajoy al frente del PP llegó demasiado pronto para Alberto Núñez Feijóo. Su contrato con Galicia aún no se había extinguido. «Este tren pasó antes de finalizar mi compromiso y yo tenía que cumplirlo» , confesó ayer. La letra de ese pacto, firmado en las urnas con los gallegos, le ata como presidente de la Xunta hasta el año 2020. Después, nada está decidido. La neblina que permanentemente envuelve su futuro político parece no querer disiparse, y asoman ya las primeras voces del PPdeG que plantean, t ras el «alivio» de conocer su continuidad , que opte a un cuarto mandato en las próximas elecciones autonómicas.

Una de las más significativas es la del secretario general de la formación, Miguel Tellado, que agarró por la pechera el ruido sobre la marcha de Feijóo y le imprimió un nuevo giro . Ayer, en los pasillos del Parlamento, no solo celebró la noticia de la continuidad del presidente, sino que expresó su deseo personal de que lo siga siendo por mucho más tiempo. «Si me pregunta que es lo que defiendo, en el 2020 le pediré que se vuelva a presentar» , sentenció el que fuera responsable de la maquinaria del PPdeG en la última gran victoria de Feijóo en 2016.

Todavía queda mucho tiempo por delante. Lo sabe el propio Tellado, que reconoció que «dos años es un mundo» y que en su momento «tocará decidir», pero el debate sirve también para aplacar las esperanzas de quienes creen que la era Feijóo tiene fecha de caducidad. Para el popular, los «líderes mediocres» de En Marea, PSdeG y BNG «albergaban la esperanza de que Feijóo se marchase como única opción de ganarle las elecciones al PPdeG» , así que volcó sobre su «poca altura de miras» un jarro de agua fría: «Tienen que roerlo , es lo que toca», dijo.

La sensación que cunde entre muchos dirigentes del partido es balsámica. Fueron días de tensión, y aunque el mandatario había dado su palabra de finalizar la legislatura, en la era de la política líquida y la vacuidad de las promesas todos los escenarios eran ponderables. « Se generó una expectativa», confiesan desde una de las baronías provinciales, «pero la tranquilidad y la estabilidad es vital . Siempre es, y más aún en un momento como el de ahora. La gente escapa de la inestabilidad».

Sin embargo, confiesan que todavía es pronto para pensar en quién será el próximo cabeza de cartel para revalidar la Xunta. «Es evidente que Feijóo es uno de los principales activos del PP, como se ha visto en estas semanas» , rubrica otra voz del partido en una de las grandes ciudades, «la buena noticia es que seguirá con nosotros hasta el 2020, pero lo que pase a partir de entonces es un debate que todavía no está abierto ni toca en estos momentos».

Antes, el calendario impone otra cita: las elecciones municipales del 2019, para las que hay quien pide volcar ya todos los esfuerzos. Ahora conviene aparcar el futuro del presidente, pues, confiesan, s u trayectoria le otorgará «el privilegio de hacer lo que quiera». Cuando llegue el momento .

En la oposición

Mientras, el Pleno celebrado ayer en O Hórreo ofreció una nueva muestra de la irritación con la que la oposición recibió la noticia sobre Feijóo. Para el portavoz En Marea, Luís Villares, la renuncia del popular a dar el salto a Génova no se trata de un «paso atrás», sino el «final de un ciclo político» que, como le ocurrió a Mariano Rajoy, acabará llevándose por delante al titular de la Xunta. «Feijóo fue derrotado por su propio partido; no era el mirlo blando del PP, pero eso ya lo sabíamos» , abundó la referencia de los rupturistas. Días atrás, Villares había dado por «más que descontada» la marcha de Feijóo en dirección a Madrid. Incluso llegó a reclamar un adelanto electoral. Cuarenta y ocho horas después, la decisión del jefe del Gobierno gallego dio al traste con ambas posibilidades.

Desde las filas socialistas, su líder Gonzalo Caballero achacó la continuidad de su gran rival a u n«tacticismo electoral» que, con independencia de los motivos que lo propiciaran, «no es convincente». El secretario general del PSdeG cargó contra el perfil de Feijóo y desdeñó su capacidad para convertirse en el abanderado de la «regeneración y la ejemplaridad» del nuevo PP. Sobre todo, habiéndose mostrado, según el vigués, «incapaz de dar solución a los problemas de Galicia», a su «debilidad industrial», o a su falta de «agenda de interés para los gallegos».

El BNG, por su parte, se apoyó en los resortes habituales del discurso nacionalista para catapultar su crítica. «Servilismo» o «interés personal» fueron algunas de los dardos que la portavoz nacional del frente, Ana Pontón, dirigió contra el presidente, a quien afeó una «falta de respeto» por tener a toda Galicia esperando a que decidiera su rumbo. Sobre los intereses de la Comunidad, Pontón exigió que no se conviertan en un «arma de confrontación del PP contra el Estado», sobre todo ahora que Feijóo se queda al margen de la carrera por el PP. Esa competición que algunos en el partido, en vista de las candidaturas de Dolores de Cospedal y Saénz de Santamaría , auguran«entretenida».

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