SUCESIÓN EN EL PP

Feijóo se queda: Su futuro político será Galicia

El presidente renuncia a suceder a Rajoy, por «coherencia» con su promesa de agotar el mandato

Feijóo, tras anunciar su decisión MIGUEL MUÑIZ

José Luis Jiménez/Mario Nespereira

Galicia, primero . Alberto Núñez Feijóo despejó ayer la gran incógnita sobre su futuro político y comunicó a la plana mayor de su partido que, entre la carrera por suceder a Mariano Rajoy y continuar como presidente de la Xunta , elige lo segundo, «la mayor de mis ambiciones políticas». Y todo por «coherencia». El dirigente popular, sobre quien estaban puestas todas las miradas para hacerse con el timón nacional del PP, habló del altruismo en el servicio público, del virus de los egos que infecta a la política actual, y por encima de todo, de cumplir con la promesa electoral que le hizo a los gallegos hace dos años, cuando le entregaron por medio de las urnas su tercera mayoría absoluta consecutiva: permanecer como su presidente hasta el año 2020. « Los gallegos nos han respondido con su voto mayoritario , y yo sin haber completado mi compromiso no puedo fallar, porque sería, también, fallarme a mí mismo», sostuvo, en una de las muchas ocasiones en las que le quebró la voz.

Feijóo, pues, se queda . Esa frase, convertida casi una cantinela entre los cenáculos de la política y la prensa de la Comunidad, estalló en los jardines de un hotel de Santiago tan pronto como el mandatario certificó su renuncia a competir por el liderato del PP . Rodeado por su equipo de confianza y aclamado por la Junta Directiva de los populares gallegos, la margarita del presidente terminó de deshojarse. Todas las opciones, es cierto, estuvieron encima de la mesa. Feijóo reconoció que se había zambullido en un proceso de «reflexión» sobre si debía postularse para el congreso extraordinario que el PP celebrará el próximo 20 y 21 de julio. A su favor jugaba el hecho de poseer la única mayoría absoluta en una comunidad autónoma y su bagaje de trece años al frente de la formación en Galicia . Era el favorito. El hombre llamado a devolver a los populares a La Moncloa, pese a que antes debía batirse en la carrera contra otros cargos. Los últimos en sumarse a la competición, el vicesecretario Pablo Casado –con recado incluido a Feijóo: «Yo sí me presento», dijo ayer— y el exministro García Margallo.

«Creo que es legítimo que haya pensado en la posibilidad de presentarme», asumió. Pero lo legítimo pesó menos que el contrato sellado con los gallegos, el «único pacto» que Feijóo reivindica, y que parece dispuesto a llevar hasta el final. Lo contrario, romper las promesas, «no sería un buen mensaje» , dijo, para comenzar una hipotética andadura en el primer despacho de la calle Génova. «Nosotros no debemos compartir la incoherencia y faltar a la palabra», señaló.

Para entonces, a los miembros de su gobierno y a los barones del PP gallego ya se les había destensado el gesto. Trasladada su decisión, Feijóo cargó contra el nuevo gobierno de Sánchez, a quien acusó de gobernar a golpe «de lo que opine la veleta de la demoscopia» . Y lanzó, además, un mensaje a quienes creen que su espacio en Galicia le invalidará para influir en el resto del España. «Voy a seguir haciendo política nacional en Galicia», previno, «más aún con el escenario político que se está abriendo». Por ejemplo, ante la posibilidad de abrir el candado de la reforma constitucional. «Galicia no se va a estar callada». Otro aviso. «Dará su opinión y defenderá los intereses constitucionales».

«Enorme generosidad»

La nueva etapa que afronta el Partido Popular es incierta. Sin la candidatura del que era favorito para el liderato, y con las incógnitas de Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal, el titular de la Xunta puso calma: la organización tiene banquillo . «Hay personas en este partido para liderar una nueva etapa».

Feijóo no estará en la vanguardia. Y sus fieles se lo agradecen. Nada más terminar el acto, su número dos en el Gobierno, Alfonso Rueda, puso en valor la «enorme generosidad» de su decisión, a sabiendas de que «muchas voces le pedían dar ese paso» . «Veía las caras de la gente que estaba a mi lado y veía la felicidad», llegó a confesar el vicepresidente, al igual que Diego Calvo, responsable del partido en La Coruña, también «contento» por la permanencia del líder. «Tenemos un presidente muy grande, decidiera lo que decidiera», coincidió Elena Candia, jefa provincial de los populares lucenses, dejando entrever cierta sorpresa. El líder orensano Manuel Baltar, el otro gran barón de la formación, se quedó con la letra «galleguista» del discurso de Feijóo.

La música sonó al final, pero en forma de una larguísima ovación que la «Nécora» le brindó a su referente. Aquel que aterrizó en la Xunta de Fraga procedente—paradojas— de Madrid. Aquel que arrebató el poder al bipartito en 2009 y salvó la carrera de Mariano Rajoy. Y todo lo demás lo dijeron las urnas. Con ellas, Feijóo ligó su periplo en la política a Galicia. Y, después de ayer, eso no cambiará hasta el 2020.

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