El BNG se sube a la ola secesionista y plantea una República gallega

Pontón pide aprovechar el órdago catalán para que Galicia «no se baje del tren de las naciones»

La portavoz nacional del BNG, Ana Pontón, junto a militantes EFE\XOÁN REY

M. NESPEREIRA

El Bloque hizo ayer un viaje al interior de sus esencias. Atrás queda la estrategia del «soberanismo de las cosas de comer», bautizado así en una ocasión por la vicepresidenta de la Diputación coruñesa, Goretti Sanmartín. El frente presentó en Santiago sus «bases democráticas para una nueva Galicia» , la carta astral con la que pretenden avanzar hacia la secesión respecto al conjunto del Estado. A lomos del órdago catalán. El documento, anunciado en los últimos días como uno de los más relevantes para el nacionalismo «en las últimas décadas», proyecta en el horizonte la construcción de «Estado soberano» y la desconexión completa del actual modelo constitucional .

El BNG no quiere dejar pasar el momento de introducir su propia cuña en la actual convulsión territorial de España. Es un «momento histórico», apostilló Ana Pontón, para que Galicia «no se baje del tren de las naciones» y emprenda el mismo rumbo que la deriva ilegal de la Generalitat. Hasta hubo simbiosis escenográfica entre el secesionismo catalán y el gallego. La portavoz nacional presentó el texto en un auditorio compostelano, como días atrás el Govern, cuando dio a conocer en un teatro su «ley de transitoriedad», suspendida por el Constitucional.

Para Pontón , la vía abierta por Puigdemont y sus socios de la CUP demuestra que solo «las naciones sin estado» pueden caldear lo suficiente el clima como para «promover una ruptura democrática». «Nuestro problema no es la independencia de Cataluña, es el centralismo español» , aseveró.

La Galicia independiente

Según los planes del frente, la República gallega se construiría en aplicación del «derecho de autodeterminación» reconocido por la ONU, a pesar de que la cláusula fue concebida para facilitar la descolonización de los países. A partir de ése paso, Galicia se constituiría en un país cuyos habitantes tendrían derecho a voto cumplidos los 16 años de edad, y donde un 3% de los registrados en el censo electoral podrían plantear un referéndum vinculante.

La creación de una hacienda propia, una banca estatal y la posibilidad de nacionalizar los sectores «estratégicos» de la economía pespuntean el viraje de la organización: del nacionalismo hacia el secesionismo.

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