Un grupo de estudiantes en la Biblioteca Ánxel Casal de Santiago
Un grupo de estudiantes en la Biblioteca Ánxel Casal de Santiago - MIGUEL MUÑIZ

Opositar en la incertidumbre

Estudiantes y academias trabajan sin expectativas, a la espera de que se resuelvan las OPE en Educación

Santiago Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Una oposición «interruptus» es lo que están experimentando centenares de estudiantes gallegos. Un tiempo que transcurre mientras el Gobierno central no autoriza a las autonomías la convocatoria de sus Ofertas Públicas de Empleo (OPE), especialmente en educación y sanidad. El suspenso, un «mientras tanto» mucho más vital que académico, cultiva la preocupación de los opositores y centros de formación. Son muchos, lo saben, como para ser utilizados como «moneda de cambio» para la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. De ahí parte su esperanza.

«Llevo invertidos mucho tiempo y mucho dinero como para que, al final, caigan en saco roto», describe Rubén Nogueira, de Lalín, estudiante a las oposiciones de educación de la Xunta. Como tantos otros, paga entre cien y ciento cincuenta euros por una academia en Santiago que le ayuda a sacar adelante la plaza.

Estudiando a tiempo completo, explica, se tardan unos dos años de media en aprobar. «Hubo compañeros que lo dejaron, no muchos, pero dan por sentenciado que no las va a haber este año. Las aparcaron».

«Llevo invertidos mucho tiempo y mucho dinero como para que al final caigan en saco roto»
Rubén Nogueira Opositor de Educación

Cuando el Ministerio de Hacienda comunicó a las autonomías que el concurso quedaba paralizado, ese día hubo revuelo en las bibliotecas, aulas y en grupos de Whatsapp. «Fue un caos», señala Rubén. El presidente de la Xunta se fijó como fecha límite mediados del mes de abril, pero ya no es la primera vez que la resolución se publica en mayo, como sucedió en 2009. «Hay gente que no puede esperar, algunos solo tienen este recurso», denuncia.

Nerea Marra lleva dos años preparándose para ser profesora de Historia, pero las noticias, las poco prometedoras, no la van a parar a estas alturas: «Yo me estoy dedicando a estudiar porque, ¿imagínate que las sacan un mes y medio antes del examen? Te pilla el toro». Como Nerea, una mayoría cree que al final Educación podrá fijar sus oposiciones, con independencia de la tasa de reposición que fije la administración central. Aún así, es crítica con la gestión de los tiempos: «La Xunta las anunció antes de tiempo, se le fue un poco de las manos», opina.

Estudiar es, al fin y al cabo, un tarea no remunerada. Al revés, consume tiempo y recursos. «Estás haciendo un trabajo que te exige una dedicación a largo plazo y este tipo de mensajes desestabilizan algo», comenta Antón Somoza, como Nerea, aspirante a profesor de Historia. Sin embargo, procuró informarse para apaciguar un poco los ánimos. Aunque se prorroguen los presupuestos, razona, «el año pasado la tasa de reposición fue del cien por cien: la situación no es tan alarmante como se quiere hacer ver». De alguna manera, cree Antón, se busca «echar a los opositores encima de las fuerzas de oposición» para conseguir la luz verde a las cuentas del Gobierno. Este es un pensamiento bastante extendido.

Industria de la oposición

«Que sigan estudiando» es el consejo que a lo largo de estos días envió el conselleiro de Educación, Román Rodríguez. El acuerdo con la mesa sectorial, cerrado el pasado jueves, establece 1.043 plazas vacantes en el sistema, 912 de nuevo ingreso. Es un 3% del total. Galicia cuenta con 30.164 docentes no universitarios en sus centros.

«Por suerte, nuestro sector es muy diverso, muy amplio, y aparte de oposiciones, impartimos idiomas y formación para desempleados y ocupados»
Manuel Pérez Presidente de la CECAP

Y las academias así lo desean. Los años de contención del gasto, con una tasa de reposición de apenas el diez por ciento, mermó una de sus principales áreas de negocio. Fue una llamada a la diversificación. Ahora que la «industria de la oposición», como fue conocida durante años, vuelve a ganar fuste, no quieren regresar forzosamente al pasado.

«La situación es de una incertidumbre muy grande e innecesaria, desde nuestro punto de vista», cuenta la dirección de la Academia Premier de Santiago, gestionada por Rosa Álvarez. «Todavía hay mucho margen de tiempo», relatan, comparando en pretérito el impás actual: «Si esto ocurre hace diez años, hubiese sido la histeria colectiva absoluta». Décadas atrás, cuando las OPE estaban centralizadas, las compañías de autobuses fletaban viajes directos a Madrid para transportar a decenas de candidatos a funcionario.

Como el resto de empresas, los centros han tenido que someterse a sus propias reestructuraciones. Manuel Pérez, presidente de la CECAP, la Federación gallega de Empresas de Formación, representa a 150 entidades. En los últimos años, están recogiendo las altas de nuevos asociados y percibiendo «un movimiento significativo» de recuperación. Pérez, como el conselleiro, valora la estabilidad política en Galicia: «La suerte de contar con estabilidad, que permita tener presupuestos aprobados, con planes funcionando, es un pulmón para el sector». Pero ya no lo es todo. «Por suerte, nuestro sector es muy diverso, muy amplio, y aparte de oposiciones impartimos idiomas, formación para el empleo, tanto para desempleados como para ocupados», destaca.

Ver los comentarios