O Hórreo activa este lunes el procedimiento para investir a Rueda presidente de la Xunta

El presidente del Parlamento abre ronda de consultas con los tres grupos: PSOE, BNG y PP

Imagen de archivo de un pleno del Parlamento de Galicia ABC
Pablo Pazos

Pablo Pazos

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La maquinaria para investir al nuevo presidente de la Xunta se activa. Los engranajes se ponen en marcha este lunes por la mañana en O Hórreo, apenas tres días después de que Alberto Núñez Feijóo formalizara su dimisión en el Parlamento gallego; dos más tarde de que el BOE recogiera su cese voluntario, certificando que tanto él como el resto de su gobierno pasan a estar en funciones. Una interinidad que no será prolongada. El presidente de la Cámara autonómica, Miguel Santalices, tal y como se avanzó ya el propio viernes, ha citado para este lunes por la mañana a los portavoces de los tres grupos con representación parlamentaria a una ronda de consultas, para proponer candidato a la presidencia de la Xunta, en virtud del artículo 136.1 del reglamento del Parlamento.

Un mero formalismo, pues sabido es que Alfonso Rueda, y solo él, tiene posibilidades de ser investido. Pero imprescindible. A las 10.30 está citado el representante del Grupo Socialista, que será su portavoz, Luis Álvarez; a las 11.00, la del BNG, su portavoz nacional, Ana Pontón; y a las 11.30, el del Grupo Popular, por el que acude Pedro Puy. Apartir de ahí, una vez escuchados los tres grupos, es potestad de Santalices proponer, de entre los miembros del Parlamento, un candidato a la presidencia de la Xunta . Esto es, Alfonso Rueda. Obviamente, se acortarán enormemente los plazos máximos que marca el reglamento: 30 días desde, en este caso, el cese del presidente.

Se prevé que la sesión de investidura se desarrolle la siguiente semana. En la primera jornada, citando nuevamente el reglamento del Parlamento, «el candidato propuesto expondrá, sin limitación de tiempo, el programa político del gobierno que pretende formar, y solicitará la confianza de la Cámara». Seguirá un tiempo de interrupción, decretado por la Presidencia, de «un mínimo de cuarenta y ocho horas». Es decir, si la sesión arrancara el martes, 10 de mayo, saltaríamos al jueves, día 12.

Ese día «intervendrá cada grupo parlamentario que lo solicite durante el tiempo previamente fijado por la Mesa del Parlamento, de acuerdo con la Junta de Portavoces». Rueda, por su parte, podrá «hacer uso de la palabra cuantas veces lo solicite ». Cada vez que conteste a un interviniente, este tendrá derecho a réplica por diez minutos. Si la contestación fuera global, los representantes de los grupos también tendrían derecho a una réplica de la misma duración.

La Presidencia fijará la hora para llevar a cabo la votación del nuevo presidente, que «deberá obtener los votos de la mayoría absoluta», algo con lo que el actual vicepresidente primero en funciones ya cuenta: 42 de 75 escaños, los del PP. Será innecesaria la segunda votación, 24 horas después, con mayoría simple requerida, que contempla el reglamento para escenarios donde no se logra ese respaldo amplio. Finalmente, en cuanto a la toma de posesión, si se toma como modelo la última de Feijóo, en 2020, Rueda seguiría sus pasos ese sábado, 14 de mayo . Un día en el que Galicia abriría una nueva era, después de 13 años con el mismo líder.

El PSOE y la legitimidad de Rueda

El procedimiento que acabará con un breve paréntesis de interinidad en la Xunta se resolverá rápido, a ojos del PP, y ya llega tarde, en opinión de la oposición. El PP lo encara con la tranquilidad de haber solventado un doble relevo que podría haber sido «traumático» , pero sintiéndose reforzados por haber fraguado sin disensiones ese recambio «previsible» que reclamó Feijóo desde un primer momento. El partido tendrá nuevo presidente tras el congreso del 21 y 22 de mayo, apenas unos días después que el gobierno autonómico.

Las formas para proceder al cambio de guardia en San Caetano son las que siguen escociendo a la izquierda. «Vamos a tener un presidente que no eligieron los gallegos», repetía el pasado viernes el portavoz Álvarez, obligado a dar la cara en la semana clave por la baja de su jefe, Valentín González Formoso, contagiado de Covid. « No fue directamente elegido por las urnas », insistía en desacreditar la legitimidad de Rueda. Pontón, más cauta, volvía sobre la idea de que el PP no convoca elecciones «porque sabe que esa mayoría estaría muy difícil», y rebajaba el debate a poco más que un ‘juego’ político.

El sábado, vía comunicado, Formoso optaba por mirar en otra dirección: la conformación del nuevo gobierno. Incidía en que los «barones provinciales» se repartirán el poder en una «mesa camilla», su metáfora predilecta. « Mi opinión es que no », rechazaba el jueves el propio Feijóo, tras el Consello; «el gobierno», subrayaba, «no se mueve por criterios territoriales». Rueda ya ha prometido que nombrará a los conselleiros «con independencia» de su lugar de origen.

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