Luis Ojea - LA SEMANA

Las listas de la izquierda: mercadeo, «vendettas» y mediocridad

Lejos de ser una selección de en base al mérito, la elaboración de listas queda reducida en espacios como el rupturista a un chalaneo

Pasen, vean y disfruten. O no. La confección de las listas electorales es una función fabulosa, uno de los momentos en los que mejor se puede percibir desde fuera las miserias internas de los partidos. Pero también es uno de los espectáculos más bochornosos del proceso político. Donde los ciudadanos pueden percatarse nítidamente de cómo algunas fuerzas mercadean con puestos retribuidos con fondos públicos, cómo las cúpulas castigan cualquier indicio de discrepancia relegando al disidente y cómo se promociona la mediocridad. Las candidaturas que anuncia la izquierda gallega para las próximas citas electorales son una buena demostración.

Lejos de ser una selección de personal en base a los principios de mérito y capacidad, la elaboración de listas electorales queda reducida en espacios políticos como el rupturista a un vulgar chalaneo. El control de los puestos de salida en las candidaturas es el motor que ha impulsado siempre las alianzas y divorcios en las distintas mutaciones de las coaliciones populistas. También ahora en el frustrado pacto para las generales de Podemos, Izquierda Unida y Anova. Cuando hace meses Gómez Reino, Yolanda Díaz y Antón Sánchez perdieron la batalla con Villares, empezaron a negociar el nuevo chiringuito. Si los nacionalistas se bajan del tren no es por una discrepancia ideológica irresoluble, sino porque comprobaron que Iglesias no quería repartir el pastel e iban a tener que conformarse con las migajas. La propuesta de llevar a Beiras al Senado es uno de los episodios más estrafalarios de los últimos meses. Y eso que ese universo político no ha protagonizado pocos capítulos grotescos.

Todo muy edificante. También en el PSOE, donde la elaboración de las listas se vive como un juego de tronos en el que se saldan viejas facturas pendientes de cobro entre facciones rivales. Hoy el sanchismo tratará de purgar a todos los críticos que pueda en el Comité Federal. La discrepancia se paga caro en los partidos progres. No se busca lealtad, que implica crítica y debate, sino obediencia ciega. Y aprovechan estos procesos para liquidar a quien no pase por el aro. Que es lo que trata de hacer Gonzalo Caballero en Lugo para bloquear y dejar aislado a lo que queda del besteirismo. Sin importarle lo más mínimo tener pasar por encima del dictamen de las bases.

En todos los partidos cuecen habas, pero el espectáculo es más infame en aquellas organizaciones que optan por un pueril postureo, pretendiendo que los ciudadanos se crean que las bases deciden lo que en realidad llega a los militantes ya perfectamente cocinado desde la cúpula. Mucho hablar de primarias, pero para la izquierda, la vieja y la nueva, los militantes solo son un pretexto. Se les hace caso solo cuando conviene, si refrendan los designios de la dirección, pero no hay mayor problema en obviar su opinión si se desvían de la senda marcada por el aparato. En el Bloque ya no quedan disidentes y es todo más fácil. En Ciudadanos, en cambio, los nuevos fichajes dificultarán los enjuagues internos. Al menos en Galicia se han ahorrado por ahora bochornos como el protagonizado estos días en Castilla y León.

Ese tipo de prácticas reducen la elaboración de listas a un proceso en el que se exhiben miserias, debilidades e incoherencias. En el que se pagan favores, se cobran deudas pendientes y se promociona la mediocridad. Y seguirá siendo así porque los votantes no penalizan esa impúdica forma de proceder. No porque no repudien ese tipo de comportamiento, sino porque se ven abocados a elegir entre marcas globales, donde los candidatos de cada provincia tienen un papel muy secundario. Muy pocos ciudadanos conocen el nombre del número dos de la lista que van a votar. En otras culturas políticas como la anglosajona, con un sistema electoral mayoritario, sí importa, y mucho, quien se presenta en cada circunscripción. Pero aquí nadie, ni tirios ni troyanos, estaría dispuesto a modificar el sistema electoral en ese sentido porque le restaría poder a las cúpulas.

Así que pasen y vean. La configuración de las listas para las citas electorales de esta primavera está dejando retratadas las miserias internas de los distintos partidos.

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