José Luis Jiménez - PAZGUATO Y FINO

«Que no estaba muerta, que estaba tomando cañas»

Ella se limita a esperar que se cumplan los siete meses y un día de sanción para recuperar la toga

José Luis Jiménez

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Vayan las comillas del titular por delante, que nadie crea que albergo funestos deseos para la antaño juez estrella de los juzgados lucenses, látigo de corruptos, azote de maltratadores de perros y demás fauna infecta. Pero cabe hacer alguna reflexión ante el enésimo revolcón que otro juez le propina a Pilar de Lara por cómo hacía las cosas cuando vestía la toga. Y no uno cualquiera: la pieza principal de la Pokemon sobre el Ayuntamiento de Santiago .

La primera, a modo de autocrítica para esta profesión periodística, que hoy no dedicará ni la profusión ni la virulencia que empleó en febrero de 2012 cuando Ángel Espadas entraba en la prisión de Teixeiro , Albino Vázquez era tratado como un asaltador de bancos y daba la impresión —porque de eso se trataba, de que lo pareciera— de que el Concello de Santiago era la cueva de Alí Babá , con sus cuarenta ladrones en fila india. El escarnio y el ruido de entonces hoy quedarán en mero rumor, chascarillo, y el imaginario colectivo seguirá acordándose solo de la primera noticia, del escándalo, de las corruptelas.

Y tras retirar el espejo, preguntémonos si nos parece normal que a los acusados se les tomara declaración sin que supieran al detalle de qué hechos se les acusaban; que las causas mantuvieran a investigados durante años y cuando llegaran finalmente al juzgado de destino fueran un completo despropósito formal; que se hurtara el derecho a una defensa negando recursos con una mano mientras la otra ordenaba nuevas diligencias; y que las graves acusaciones que aparecían convenientemente filtradas en prensa no fueran más allá de vaguedades sin sustento.

Nada de esto es normal, pero lo fue durante demasiado tiempo, con la connivencia de muchas partes : la Fiscalía de Lugo, que dejó hacer por miedo a que se la acusara de estar politizada; la Audiencia y el Tribunal Superior, que no querían ser juzgados por la opinión pública como los que frenaban a la juez castigadora de políticos; y de nuevo, una cierta prensa, que no fue lo suficientemente crítica (¿para qué serlo, si los malos eran del PP?) hasta que fue demasiado evidente que todo era una gigantesca farsa.

Y aunque muchos puedan creer que su sanción es su sepelio judicial, ella se limita a esperar que se cumplan los siete meses y un día de sanción para recuperar la toga. Mientras sus predios se marchitan, Pilar de Lara toca la guitarra para sus fans, en streaming y a dúo con su santo esposo. Como la canción, «no estaba muerta, estaba tomando cañas». Cualquier día nos la canta.

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