Alberto Varela - Crónicas atlánticas
Galicia y Marruecos
Si alguien quiere confrontación total con Marruecos muy bien, pero que explique a qué coste
Desde esta esquina de la península ibérica algunos seguimos con preocupación el episodio diplomático que estos días nos ha separado de Marruecos. Y no solo por su dimensión humanitaria y política sino también por sus posibles repercusiones económicas. Sí, todo está interconectado y una mala solución de este capítulo puede tener consecuencias negativas para muchas empresas gallegas. Por las bravas no se va a ningún sitio, y menos cuando hablamos de conflictos diplomáticos.
¿Por qué es tan importante en Galicia que no se rompan los puentes de entendimiento con nuestro vecino del Sur? ¿Qué se nos ha perdido en Rabat? Los que piden mano dura y marchas militares no entienden que Marruecos es el primer importador de productos gallegos de fuera de la Unión Europea. Para nosotros son muy importantes Francia, Portugal o Italia, pero hay vida fuera de la UE. Nos compran componentes de automoción, textil y productos alimentarios, ha sido un socio preferente y es esencial la diplomacia para no vestir un santo a costa de desvestir otro.
Hay que solucionar lo de la frontera con Ceuta y no dejar que nos tomen por tontos, pero sin destruir la relación con un país fundamental para muchas empresas de la Comunidad. Eso es lo que hacen los Gobiernos inteligentes. Por eso son llamativas las críticas que ha recibido el presidente de Xunta esta semana por su opinión al respecto.
¿Qué decía Alberto Núñez Feijóo? Pues nada fuera del sentido común: que lo que ha hecho el gobierno marroquí es inadmisible, sí, pero que hay que restablecer cuanto antes la relación con un país que debe ser aliado de España. Y llama la atención que algo que desde una comunidad autónoma se ve tan claro choque con discursos de los que dicen defender al país entero, y lo hacen además sacando pecho, pero no piensan en absoluto en las consecuencias de sus propuestas.
Si alguien quiere confrontación total con Marruecos muy bien, pero que explique a qué coste, y que mire a la cara a los trabajadores que se pueden quedar en la calle por satisfacer egos políticos.
