Ferran Garrido - Una pica en Flandes

No voten sin mirar

«Hay un alto índice de ciudadanos indecisos. Qué miedo. Son firmes candidatos a votar con los ojos cerrados, con el hígado y no con la cabeza»

Electores comprobando dónde debían votar en un colegio electoral en Valencia ROBER SOLSONA

Me recordaba esta mañana un querido compañero de profesión aquella mítica viñeta del Roto en la que un ciudadano cerraba los ojos a la hora de depositar la papeleta en la urna. La frase era contundente: “ Mira. Votan sin mirar ”, como si de cruzar una peligrosa avenida llena de coches se tratara, con sus riesgos y sus muchos peligros.

La otra tarde tuve el gran placer de moderar el debate electoral del Ateneo Mercantil de Valencia . Con los candidatos al Senado de las fuerzas políticas parlamentarias representados en el debate pudimos hablar de todo lo que se habla en una Elecciones Generales, sin perder de vista la política de casa, la de la Comunidad Valenciana. Y, a pesar de las diferencias, de los programas distintos y de las ideologías diversas, pude darme cuenta de que a todos aquellos que creemos en la democracia es mucho más lo que nos une que lo que nos separa.

No pude por menos que empatizar con una de las ideas que surgieron en el debate y en la que todos los candidatos presentes estuvieron de acuerdo. “No voten con las tripas, voten con la cabeza ”. En realidad la idea la llevo manifestando muchos, muchos años. Que los españolitos somos mucho de las vísceras inferiores y nos dejamos, demasiado a menudo, el cerebro en casa. Así que claro, no me costó nada asumirla como propia, porque en realidad es una idea propia y muy adecuada para estos tiempos de imprudencia y arribismo en los que nos movemos. Sin duda, lo asiduos a esta columna me lo habrán leído en muchas ocasiones. Lo de hacer política con la cabeza, digo, y no creer en promesas de un orden nuevo.

Votar con la cabeza es votar con los ojos abiertos, con la vista puesta en los programas, con las propuestas de todos los partidos escuchadas y leídas, y con la mirada puesta en el futuro.

Electores comprobando dónde debían votar en un colegio electoral en Valencia ROBER SOLSONA

Este domingo no está en juego el poder. No está en juego el gobierno. No está en juego la composición de las Cámaras. No solo está todo eso en juego. Este domingo, una vez más desde hace un par de convocatorias electorales, está en juego el sistema. Y, no lo duden, la democracia es el mejor de los sistemas posibles, en el marco de la Constitución. No se dejen embaucar por cantos de sirena que no conducen más que al naufragio de futuros totalitarios .

A estas alturas aún hay un alto índice de ciudadanos indecisos. Qué miedo. Son firmes candidatos a votar con los ojos cerrados, con el hígado y no con la cabeza. Esperemos que mediten y decidan, y a pesar de lo denostado de la jornada de reflexión, que reflexionen para no echar una papeleta en una urna con el calentón de una mirada ciega. Esperemos que piensen que, tal vez, su indecisión no sea casual, si no producto de una artificial ceremonia política de la confusión que ya se prolonga durante demasiado tiempo.

Lo dicho. No voten con los ojos cerrados.

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