Fernando Llopis - El último liberal

Libros de texto y sueños independentistas

«La formación de las nuevas generaciones debe generar una mente crítica, pero jamás se debe construir desde la mentira»

Quim Torra y Carles Puigdemont en Waterloo (Bélgica) EFE

En una autonomía muy lejana…

“Y entonces los condes catalanes le ordenaron al rey aragonés Jaume I que tomara la ciudad de Valencia y organizara una expedición para conquistar las Islas Baleares. El rey Jaume que era poco batallador e indeciso dijo que aquella misión era imposible, pero entonces se levantó el conde catalán Torra i Puigdemont de Waterloo y le dijo que no temiera nada, ya que el ejército de escamots catalán le iba a acompañar en aquella gesta que iba a marcar el origen de la corona catalana.

Esa corona dio lugar a una sucesión de héroes de la humanidad que contribuyeron al descubrimiento y conquista del nuevo mundo como fueron Cristóbal Colón, Hernán Cortes y Pizarro.

Siglos más tarde, España, envidiosa del poder que había desarrollado la corona catalana, organizó una guerra contra ella. Así, el que sería rey Felipe V de Borbón, lanzó a su ejército de mercenarios contra los bravos ciudadanos catalanes que tuvieron que rendirse al ser abandonados por el candidato austríaco al trono de España.

Esa corona catalana vivió subyugada y maltratada por los españoles, pero se convirtió en República Catalana en 1934 cuando el entonces presidente de la Generalitat Lluís Companys la proclamó con el aplauso de todos los diputados del parlamento español. Envidiosos del bienestar de la nueva República Catalana, los sectores más reaccionarios españoles organizaron un golpe de Estado que condujo a una guerra civil. Con la ayuda de cientos de miles de soldados fascistas alemanes e italianos, los sublevados vencieron en una guerra que si duró tres años fue por el afán batallador de los descendientes de la corona catalana que resistieron hasta el final. De hecho, el último puerto en ser tomado por los fascistas fue el de Barcelona, donde los últimos refugiados pudieron abandonar gracias al capitán de un carguero británico cuyo nombre era el Stanbrook.

-Perdone sr. Conseller, a mí me contó mi abuelo que el último puerto en ser tomado por los fascistas fue el de Alicante. Fue de su puerto donde partió el Stanbrook. El padre de mi abuelo estuvo allí y le contó la historia.

-Sabes que no me gusta que me interrumpas cuando hablo y menos para decirme cosas sin fundamento. Ahora mismo que era cuando iba a seguir contando la historia del comando de los Països Catalans que consiguió asesinar a Franco y devolver la democracia a España al obligar a Suarez a que abandonara sus intentos de mantener la dictadura. Todo esto ha sido objeto de un escrupuloso estudio por parte de los historiadores más reputados de los Països y es lo que se va a publicar en todos los libros de historia en todos los colegios del sur de los Països, por supuesto una vez hayamos revalidado nuestro gobierno del Botànic en las próximas elecciones.

- Sr. Conseller, permítame que insista, lo de Colón yo no me atrevo a decir donde nació, pero me parece que hay algunas cosas de la historia que propone que no parecen muy creíbles. Hay mucha documentación, imágenes, fotos y noticias de periódicos que lo contradicen.

Quim Torra y Carles Puigdemont en Waterloo (Bélgica) EFE

-Te voy a hacer una pregunta ¿a quién crees a mí o lo que ven tus ojos?, piensa detalladamente lo que vas a contestarme, querido asesor, si quieres seguir siéndolo.

-No me cabe ninguna duda, mi abuelo no tenía ni idea, seguro que lo del Stanbrook y Alicante fue un cuento que le contó su padre para que se abonara al Hércules.

-Perfecto, envía este texto a la editorial para que lo tengan preparado para el curso que viene.

-Si le parece, ordenaré también al gabinete fotográfico que retoquen algunas fotos de la marcha del Stanbrook para que se vea claramente que sale de Barcelona.

-Fantástico, cuando vean nuestros libros de texto en las Islas Baleares, se darán cuanta que se han quedado muy cortos.

La historia es la que es, es muy posible que admita interpretaciones de los motivos que condujeron a sus protagonistas a tomar determinadas decisiones, pero se miente cuando se falsean hechos contrastados. Desgraciadamente nos estamos acostumbrando a ello. Ya me parece mal que algunos historiadores, por ejemplo, afirmen que la famosa guerra de sucesión realmente fue una guerra de independencia catalana, pero es muy grave cuando estas invenciones pasan a formar parte de los libros de texto de nuestros jóvenes con un claro propósito de generar ciertos sentimientos. En Cataluña estas acciones son habituales dadas las sucesivas omisiones de su responsabilidad por parte de los gobiernos socialista y popular. Ahora en las Islas Baleares se ha empezado con esta línea. A mí no me gustaría nada que este modelo se propagara como una epidemia a nuestra Comunidad. La formación de las nuevas generaciones debe generar una mente crítica, pero jamás se debe construir desde la mentira.

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