TV3 se vuelca a favor del referéndum ilegal del 1-O

La cadena pública de la Generalitat, junto a Catalunya Ràdio, politiza todos los espacios informativos defendiendo las tesis secesionistas

Entrevista a Rigau, en el canal 3/24, con la cuenta bancaria de Òmnium y la ANC ABC

D. T.

TV3 y Catalunya Ràdio son «estructuras de Estado» para la Generalitat de Cataluña y, si esta institución está en manos de formaciones secesionistas, como es el caso, su planteamiento informativo se fija como objetivo el fin político marcado desde el Palacio de la Generalitat.

La vinculación entre periodismo y política en la televisión pública autonómica es total. Sobre todo en sus programas informativos y en el canal de información continua 3/24, que lleva dedicándole cada noche su programa de análisis de actualidad en clave exclusivamente independentista.

Pese a que Vicent Sanchis, director de TV3 desde el pasado mes de marzo, aseguró, nada más tomar el control de la televisión pública, que la emisora debía combinar programas políticos con espacios de entretenimiento, a la hora de la verdad, la política se ha impuesto y la cadena está más sesgada que hace un año.

Hay múltiples ejemplos de esta tesis. El último, este mismo martes, cuando la dirección de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA), ente que gestiona los medios públicos de la Generalitat, anunció que quedaba modificada la parrilla de TV3 para darle más minutos al programa matinal de información y actualidad «Els matins» y suspendía, debido a «la excepcionalidad informativa del momento», el espacio de entretenimiento que presenta Nuria Roca (un programa recién estrenado). Es decir, política independentista toda las mañanas y hasta el mediodía. Está previsto que se vuelva a la normalidad el próximo 3 de octubre.

Más. En el programa que presenta y dirige Xavier Graset, en el canal 3/24, se entrevistó esta misma semana a Irene Rigau, condenada por el TSJC por desobedecer al TC al organizar el 9-N de 2014 y que ahora tiene que asumir solidariamente más de cinco millones de euros junto a Artur Mas y otros responsables del 9-N, mientras en la pantalla se pasaba el número de cuenta abierto por la ANC y Òmnium para sufragar la multa. Activismo político y partidista a costa de la televisión pública de la Generalitat.

Hoy, miércoles, TV3 sigue emitiendo espacios electorales de las formaciones políticas y entidades secesionistas a favor de votar «sí» el próximo domingo, 1 de octubre. ERC, Òmnium, PDECat... y lo hace en base a una ley suspendida por el Tribunal Constitucional (TC), la ley del referéndum de autodeterminación, aprobada en el Parlamento de Cataluña el 6 de septiembre. TV3 incumple así el requerimiento judicial por el que las televisiones y el resto de medios de comunicación no pueden publicitar un acto ilegal como el 1-O.

La gran paradoja con la realidad también se observa en el lenguaje, el uso que se hace de él y la interpretación de los hechos. Para TV3 y Catalunya Ràdio el referéndum del 1-O sigue vigente legalmente y, por lo tanto, estamos en campaña electoral. Así, hay que animar al voto y la participación de los ciudadanos en un acto que está suspendido, con la excusa del seguimiento informativo.

Con esta idea, cualquier actuación del juez instructor que investiga si la Generalitat ha destinado fondos públicos para el 1-O o de la Fiscalía es un ataque «contra las instituciones catalanas», que son «las nuestras», frente a las españolas, que no son de los catalanes. Del mismo modo, una anécdota (como el diseño del barco que alberga a los policías destinados temporalmente a Barcelona) se eleva a categoría, y en el mejor de los casos a chirigota.

Pero nada se dice o se pasa de puntillas del acoso a un policía nacional en Reus (Tarragona) por parte de un grupo de independentistas, ni del asalto al cuartel de la Guardia Civil en Manresa (Barcelona), ni del uso partidista que se está haciendo de los niños en las escuelas de Cataluña estos días y se justifica que un periodista de la cadena saltase sobre uno de los coches destrozados de la Guardia Civil a las puertas de la Consejería de Economía.

Así lo reiteran los programas de supuesto debate en los que aparecen, por norma, cuatro tertulianos a favor de las tesis independentistas y uno, en contra. Un desequlibrio que se ve aumentado con la ayuda del presentador o presentadora de turno.

Un caso flagrante de este tipo de praxis se dio la semana pasada por la mañana desde los micros de Catalunya Ràdio. Mònica Terribas, exdirectora de TV3 y premiada por ERC por su labor periodística, aprovechó la plataforma de la radio pública para pedir a los oyentes que la informasen de los pasos que daban los agentes de la Guardia Civil que operaban bajo el control judicial para evitar el 1-O. Sus «chivatos» tendrían su minuto de gloria en directo.

El Consejo del Audiovisual de Cataluña (CAC) estudiará este caso (también denunciado ante los tribunales) protagonizado por Terribas. Pero nada hace pensar que su valoración será estrictamente profesional, pues ayer mismo este órgano aprobó un dictamen (gracias al voto de calidad del presidente) dando por bueno que TV3 y Catalunya Ràdio emitan publicidad electoral del 1-O en base a una ley.... suspendida. La politización es total.

La toma de la radio y la televisión autonómicas es tal que desde esta misma semana dos pancartas cuelgan de las paredes extriores de los edificios de los estudios de la televisión, en Sant Joan Despí (Barcelona). Son lonas de las entidades secesionistas que colaboran con la Generalitat en la organización del referéndum. No hay tregua.

TV3 se ha convertido en la televisión de los partidarios de la independencia... pero la pagan todos los catalanes. Y hay unos damnificados en primera instancia: los catalanoparlantes que no son independentistas. Los números cantan. TV3 apenas llega al 10 por ciento del share mensual. En 2012, tenía el 15 por ciento. Y en 2004, el 20 por ciento.

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