Trapero recupera a Ferran López como su «número dos» en los Mossos

El mayor de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero, ha recuperado como « número dos» del cuerpo policial autonómico a Ferran López , el comisario que le había sustituido cuando el Gobierno de Mariano Rajoy le cesó aplicando el artículo 155 de la Constitución. López volverá a ser así el máximo responsable de la estructura policial después de Trapero, cargo que ya ostentaba en el otoño de 2017, cuando fue ascendido a jefe de los Mossos.

Después de que Trapero aceptase el pasado 12 de noviembre retomar el mando del cuerpo policial , a última hora de este viernes los Mossos d'Esquadra han anunciado una nueva estructuración de su cúpula. A Trapero y a López les secundarán en la dirección operativa del cuerpo el comisario Miquel Esquius –que en su momento había sucedido a López al frente de los Mossos– y el también comisario Joan Carles Molinero. Este último, además, asumirá las funciones de portavoz uniformado de la Policía autonómica.

Por otra parte, en la misma nota informativa, los Mossos desvelan la mayor incógnita de esta nueva etapa de la Policía catalana: cuál será el papel del hasta ahora jefe de los Mossos, Miquel Sallent , relegado con la restitución del mayor Trapero. El hasta hace pocos días comisario jefe de los Mossos pasará a liderar la Región Metropolitana Sur del cuerpo –las comarcas al sur de Barcelona–. Lo hará así a petición propia, según afirman los Mossos en el mismo comunicado.

La estructura principal del organigrama se complementa con el comisario David Boneta, que continuará al frente de la Comisaría Superior de Coordinación Territorial, y el comisario Rafel Comes, que asume las funciones de la Comisaría Superior de Coordinación Central. Además, por primera vez, una mujer liderará la Comisaría General de Investigación Criminal , que tendrá a Marta Fernández al frente.

Una vez que la Audiencia Nacional absolvió a Trapero, que se había sentado en el banquillo acusado de haber puesto a los Mossos al servicio del «procés», a la Generalitat no le quedó más remedio que ofrecerle volver a dirigir el cuerpo. El mayor aceptó tras asegurarse de que el Govern no interferirá en sus decisiones y de que podrá compaginar el cargo con su vida personal.