«Perdí la casa y mi trabajo como policía local por no querer quitarle una multa a una concejal de la CUP»

Miguel Ángel Hernández fue expedientado y apartado como jefe de la Policía Local de Capellades (Barcelona)

La Justicia le ha dado la razón a Miguel Ángel Hernández ABC

Miquel Vera

El «vía crucis» de Miguel Ángel Hernández empezó hace cuatro años, pocos días antes de las elecciones municipales de 2015. Fue entonces cuando empezó a enfrentarse a las presiones del gobierno de la población catalana de Capellades (Barcelona), localidad en la que trabajaba como jefe de la policía local. ¿El motivo? Que el alcalde le exigió que ordenara la retirada de una denuncia que pesaba sobre una edil de la CUP acusada de accidentarse en la población cuando conducía quintuplicando la tasa legal de alcoholemia.

«Nos llamaron de madrugada diciendo que un coche se había estrellado en la plaza del pueblo. Yo era el jefe de la Policía Local y cuando la patrulla se encontró el vehículo estampado contra un árbol me comentaron que íbamos a 'tener problemas', la conductora era una conocida concejal de la CUP en el pueblo», explica a ABC el policía. A partir del momento en el que el cuerpo que dirigía presentó un atestado contra la edil las presiones a Hernández empezaron a sucederse.

Pocos días después del siniestro de la edil, los anticapitalistas se hicieron con la alcaldía de la población gracias a los votos de ERC. Fue entonces cuando empezó el infierno de este policía que acabó perdiendo la casa y el trabajo mientras se convertía en el blanco de insultos y críticas de todo el pueblo . «Dos o tres semanas después de las elecciones me llamaron al despacho del alcalde, pensé que sería para una reunión de coordinación pero me encontré escuchando como me recriminaban mi actuación con la concejal que se estampó y pidiéndome que le retirara el atestado, que ya estaba en manos de la Justicia», relata Hernández.

Según explica el policía, el gobierno municipal insistió para que retirara más multas, algo que se negó a hacer con rotundidad. «El alcalde me dijo que yo no le caía bien al gobierno de la CUP y que si seguía así no duraría mucho como jefe de policía en el municipio », asegura. Finalmente, Hernández vio como se abrían en su contra expedientes y denuncias por motivos «disparatados» como robar gasolina, quedarse dinero de la grúa o usar coches oficiales.

Arruinado y pidiendo a familiares y amigos

«La Justicia archivó mis casos por 'inexistencia de delito'», resalta. Sin embargo, el equipo de gobierno acabó suspendiéndolo de empleo y sueldo. No obstante, un tribunal contencioso-administrativo de Barcelona le dio la razón y ordenó que se le reintegrara en su puesto y se le devolvieran las nóminas atrasadas. A pesar de ello, la falta de ingresos durante casi un año lo habían arruinado por el camino. Perdió su casa, acabó endeudado y pidiendo dinero a familiares, amigos y a Cáritas para mantener a sus tres hijos.

«Después de eso, han seguido abriéndome expedientes disciplinarios por cosas tan raras o falsas como que he trabajado para empresas de seguridad. También me han hecho hasta 14 denuncias », concluye el policía, quien se encuentra de baja por ansiedad. A pesar de todo, Hernández se muestra esperanzado ya que en las últimas elecciones la CUP perdió el control de la localidad y la alcaldía ha pasado a manos de ERC. «Siempre me preguntan porqué no me fui a otro pueblo. Es sencillo. No me podía ir sin tener mi expediente limpio, eso no es una opción. Hasta que no esté todo aclarado me quedaré aquí, por complicado que sea», resume el agente.

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