Fallece Paco Camarasa, el librero que sabía demasiado

Creador e impulsor del certamen BCNegra y fundador de la librería Negra y Criminal, fue uno de los grandes prescriptores de novela negra del país

El librero Paco Camarasa durante un homenaje a su carrera en el ICUB de Barcelona PEP DALMAU
David Morán

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Era el librero que sabía demasiado, un comisario sin placa ni arma reglamentaria que asaltó la retaguardia de la literatura para llevarse la novela negra a la primera línea del frente y dignificar un género que hasta entonces tenía que conformarse con miradas por encima del hombro y risitas displicentes.

«En la universidad, a finales de los sesenta, leer literatura policíaca era leer literatura de evasión y estaba mal vista», explicaba no hace mucho un Paco Camarasa (Valencia, 1950) que, ya fuese al al frente de la malograda librería Negra y Criminal, base de operaciones que durante 13 años funcionó como santuario prescriptor del género y dispensador de novedades personalizadas, o como impulsor y máximo responsable del certámen BCNegra, dedicó buena parte de su vida a combatir estereotipos y demostrar que «el género negro es mucho más que las gabardinas de Bogart o señoras inglesas envenenando el té».

«He podido dejar de fumar, pero nunca dejar de leer»

Una labor didáctica que queda ahora un poco más huérfana después de que Camarasa haya fallecido este lunes a los 68 años en Barcelona después de batallar durante meses con una larga enfermedad. Una enfermedad que, además de alejarle desde el año pasado de la dirección de BCNegra, festival que creó desde la nada en 2005 y convirtió en referencia ineludible de la literatura negrocriminal, le privó también de cumplir uno de sus mayores sueños: ver cómo James Ellroy pisaba el regio Saló de Cent del Ayuntamiento de Barcelona para llevarse el Premio Carvalho. Ese día, Paco tenía cita en el hospital y no llegó a tiempo, pero ni siquiera entonces se le torció el gesto.

Será, que después de todo y pese a no haber visto al autor de «L.A.Confidential» burlando cualquier amago de protocolo institucional, Camarasa sí que había cumplido otro sueño más duradero: el de escribir y publicar «Sangre en los estantes», ensayo aparecido en 2016 con el que, además de trazar un completo mapamundi de la novela negra, rescataba memorias personales y jugosas anécdotas protagonizadas por los escritores que pasaron por Negra y Criminal para enfundarse la legendaria camiseta de la librería, compartir una jornada de firmas y mejillones con sus lectores o, simplemente, curiosear por unos estantes repletos de crímenes.

Galardonado en noviembre de 2017 por el Ayuntamiento de Barcelona con la Medalla de de Oro al Mérito Cultural por «su contribución a la vida literaria de la ciudad», Camarasa llegó a Barcelona siguiendo a Montse Claver, junto a la que fundó en 2002 una pequeña librería que abrió sus puertas un 4 de diciembre y, durante trece años, se convirtió en punto de peregrinación obligado para lectores y autores. Un refugio de novela situado en una pequeña calle de la Barceloneta que, consgrada por completo a todas las gamas de la literatura criminal, recuperó un género marginal, lo hizo referencia y, por insólito que parezca, tuvo que echar el cierre en 2015, justo cuando la novela negra pasaba por uno de sus mejores momentos a nivel comercial.

«Ahora la novela negra está de moda, ocupa colecciones editoriales y grandes superficies, librerías y gasolineras , pero muy pocos de los lectores que apostaban por llegar hasta la Barceloneta a dejarse recomendar alguna que otra rareza y llevarse el último Camilleri nos visitan», lamentó entonces un Camarasa que bajó la persiana, sí, pero nunca renunció al activismo. Tampoco hace tanto, de hecho, que compartía la charla de clausura de la última edición de BCNegra con Andreu Martín y Juan Madrid en La Modelo de Barcelona, una despedida que viene a confirmar que ni siquiera las interminables sesiones de diálisis consiguieron rebajar su amor por un género que no sería lo mismo sin su inagotable pasión.

Tanto es así que su nombre era ya fijo en los jurados de dos de los premios de novela negra más destacados del país: el RBA de novela policíaca y el Crims de Tinta, galardones que se suman al Premio Carvalho, creado en 2006 y que, bajo el paraguas de BCNegra, le permitió codearse con autores como Dennis Lehane, Ian Rankin, Michael Connelly, Donna Leon o Petros Márkaris, entre muchos otros. Nada raro teniendo en cuenta que, como destacaban quienes más lo conocían, Paco Camarasa parecía «un tipo salido de una novela de ladrones y serenos» y ejercía como «prescriptor de género hecho de la misma pasta que Maigret, Carvalho y Montalbano».

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