Carrera a contrarreloj en el PDECat para resucitar el legado de CiU antes del 14-F

Convergència y Un ió obtuvo 50 diputados (de 135) y más de un millón de votos en las últimas elecciones catalanas a las que se presentó con esta marca y forma, en 2012. No obstante, con el paso de los años, gran parte de su electorado -de tradición conservadora y catalanista- se radicalizó virando hacia un independentismo más combativo , ahora representado en Junts , mientras el resto se fue perdiendo por el camino.

A día de hoy, y a menos de dos meses para las elecciones autonómicas del 14 de febrero, una formación, el PDECat , aspira a reconstruir ese espacio de centro nacionalista dinamitado desde el inicio del «Procés» por la acumulación de casos de corrupción ( caso 3%, Palau de la Música, Pallerols... ) y la política de alianzas con Esquerra y la CUP. Tras romper relaciones con Junts per Catalunya, y abandonados a su suerte por Puigdemont, los herederos de CDC pretenden recuperar el espacio electoral que antaño hizo del partido de Pujol la fuerza hegemónica en Cataluña.

La operación «recuperar CiU» se activó el pasado mes de agosto, cuando el expresidente fugado de la Justicia en Bélgica rompió su carnet del PDECat y animó a todos sus acólitos a seguir sus pasos. La ruptura con Puigdemont también supuso la salida del Govern de los consejeros fieles a la formación post-convergente, entre ellos su actual candidata, Àngels Chacón, así como una sangría de bajas entre militantes, alcaldes, regidores, diputados y cuadros de la formación. En estos momentos, el PDECat es un partido demediado , con cuatro escaños en el Congreso, pero sin eurodiputados ni concejales en el Ayuntamiento de Barcelona.

Con todo, su dirección -de la mano del expresidente Artur Mas , que se ha mantenido fiel a la formación que creó tras ser expulsado de la presidencia de la Generalitat- se esfuerza para insuflar optimismo a sus bases prometiendo buenos resultados en las elecciones de febrero y hasta un grupo propio en el Parlament. Para ello, el partido no están dudando en recuperar nombres y símbolos propios de la formación que Puigdemont se esforzó en enterrar. De hecho, el PDECat acumula estos días gestos y fichajes pensados específicamente para seducir a los nostálgicos de CiU.

Entre otras acciones, la formación ha activado una política de «fichajes» que apela sin reparos al electorado tradicional convergente. Así, esta semana, se ha anunciado que Joana Ortega -exvicepresidenta de Mas- será la número dos de las listas del 14-F. Cerrando las candidaturas irán otros dos nombres típicamente convergentes, Andreu Mas-Colell, exconsejero de Economía en la época de los recortes post-tripartito, y Joan Rigol , un pausado veterano de Unió que fue presidente del Parlament y que apela al electorado más demócrata-cristiano del partido. En materia de alianzas, el PDECat ha optado por denostar y apartarse del Partido Nacionalista Catalán fundado este verano por Marta Pascal -exsenadora y antigua jefa de filas del partido- y ha apostado por Convergents, una formación satelital que ha mantenido la «llama» convergente durante los años del «procés» y que integrará hasta 20 nombres en las listas del partido para el 14-F.

Durante la campaña, el PDECat y su candidata tendrán la ventaja de atribuirse los generosos espacios electorales propios de Junts -son los titulares de sus derechos- , y, previsiblemente, los usarán para atacar de forma directa a la candidata puigdemontista, Laura Borràs, a la que ya han prometido no investir.