Gregory Kunde, durante la representación
Gregory Kunde, durante la representación - A. BOFILL
Ópera

«Otello» rossiniano: duelo de voces

El Gran Teatre acogió la versión de concierto de Rossini con Gregory Kunde y Dmitry Korchak

BARCELONA Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

En el Liceu Shakespeare sigue vivo, porque el Gran Teatre se las ingenió para que una de las obras maestras del inmortal dramaturgo, su «Othello», pudiera renacer en el coliseo de La Rambla en sus dos vertientes operísticas más famosas: la de Verdi, la más popular y aquí presentada en forma escenificada, y la de Rossini, en versión de concierto en dos únicas y aplaudidas funciones.

La verdiana, un lujo del teatro musical estrenada en 1887, desterró del repertorio la que 70 años antes estrenara Rossini, hoy prácticamente olvidada. Esta última revivió en el Liceu después de su última representación, en 1877, y cuando se cumplen dos siglos de su estreno en Nápoles. Rossini, rey del repertorio bufo -en 1816 también estrenaba su brillante «Barbiere»- fue también un mago del teatro musical serio, y su «Otello» así lo demuestra, aunque disponiendo de un libreto mucho menos conseguido que el de Boito para Verdi.

Rossini contó con las ideas teatrales de Francesco Maria Berio di Salsi quien se inspiró a su vez en una obra de Carlo Cosenza, quien había adaptado la obra de Shakespeare. Aquí ni Cassio ni el pañuelo existen, la acción transcurre en Venecia y no en Chipre, Jago no es tan malvado como en Verdi y Rodrigo asume un papel preponderante, al igual que Elmiro, el padre de Desdemona.

Hija del «bel canto» romántico, la obra exige cantantes especialistas en el estilo. Y los hubo, comenzando por una Jessica Pratt en plenitud, de excelentes prestaciones en un debut promisorio. Ópera de tenores, a Gregory Kunde -único en el mundo capaz de cantar el moro verdiano y rossiniano-, y a pesar del triunfo obtenido, no se le escuchó nada cómodo, con las agilidades muy poco lucidas y sin graves, brillando más que nada en su impresionante zona aguda y por su entrega artística. Dmitry Korchak encandiló con su dominio técnico y expresivo, al igual que el tenor chino Yije Shi, que aportó, además, bellos color y esmalte.

El resto del reparto se movió con corrección, al igual que el Coro del Liceu, bien instruido y obediente a la batuta del elegante Christopher Franklin, maestro que no siempre controló a la Simfònica liceísta con eficacia.

Música: G. Rossini. Intérpretes: G. Kunde, J. Pratt, D. Korchak, Y. Shi, M. Palazzi. O. S. y C. del G. T. del Liceu. Dirección: C. Franklin. Lugar: Liceu, Barcelona. Fecha: 06-02-16

Ver los comentarios