Un órgano de lujo para el reposo eterno de Gaudí

Uno de los instrumentos que construyó Aristide Cavaillé-Coll se instalará al lado de la sepultura del arquitecto en la Sagrada Familia

El arquitecto jefe de la basílica Jordi Faulí, durante el acto de presentación del futuro órgano Efe

Pep Gorgori

Dentro de un año, si todo va como se espera, uno de los órganos que construyó Aristide Cavaillé-Coll se instalará al lado de la sepultura del arquitecto Antonio Gaudí en cripta de la Sagrada Familia. Si la campaña de mecenazgo que se acaba de poner en marcha logra reunir 150.000 euros, se podrá restaurar y trasladar el instrumento -pequeño pero emblemático- que el francés hizo en 1896 para la capilla del colegio de monjas del Sagrado Corazón de Barcelona. Lleva años en práctico desuso y, aunque necesita de una restauración profunda, el rector de la Sagrada Familia, Josep Maria Turull, no duda en calificar de «providencial» esta oportunidad.

Cavaillé-Coll está considerado el Stradivari del mundo del órgano, y su reputación es comparable a la de Gaudí en la arquitectura. El propio Gaudí quedó maravillado por el sonido y sobre todo por la ingeniería de los órganos cuando tuvo que coordinarse con el organero Aquilino Amezúa para incluir en la capilla del Palacio Güell de Barcelona el instrumento que la familia quería tener en su casa. Amezúa fue, precisamente, el introductor en España de las grandes innovaciones que incorporó Cavaillé-Coll.

El instrumento en cuestión no es de los más majestuosos de Cavaillé-Coll, ni uno de los mejores, pero sí que conserva su sonoridad personal y su enorme calidad, pese al expolio parcial que sufrió durante la guerra civil. No juega, pues, en la liga de otros como los de París (en iglesias como la Madeleine o Saint-Sulpice) o los que dejó en España (Nuestra Señora del Coro de San Sebastián, San Francisco el Grande de Madrid, la Basílica de Loyola y la Merced de Burgos, por citar algunos). Pese a ello, el encargado de la restauración, Albert Blancafort, no duda en calificar de «ocasión única» el hecho de «tener un Cavaillé-Coll dentro de la Sagrada Familia y al lado de la sepultura de Gaudí». Asegura, además, que lograrlo por esos 150.000€ es «una verdadera ganga».

Sobre la necesidad de financiar la restauración por suscripción popular, Turull explica que «hemos querido mantener para este proyecto el carácter de templo expiatorio que tiene la Sagrada Familia, para que la gente pueda hacérselo suyo».

Desde 1936, cuando se destruyó el órgano de la cripta, la tumba de Gaudí ha tenido que conformarse con órganos demasiado sencillos, cuando no directamente electrónicos. Al estropearse el último de estos, se planteó la cuestión de qué había que hacer para reemplazarlo y apareció la posibilidad de trasladar el del Sagrado Corazón. El organista titular de la Sagrada Familia, Juan de la Rubia, se puso al frente de la idea para aprovechar la ocasión «magnífica y providencial».

Resuelto, pues, el eterno reposo de Gaudí, falta saber cómo y cuándo la Sagrada Familia dispondrá del gran órgano de tribuna que Gaudí previó instalar. «Aún no tiene fecha de construcción, pero los arquitectos trabajan con la idea de instalarlo en la parte interior de la fachada de la calle Mallorca, y sé que la Junta Constructora tiene la voluntad clara de hacerlo», explica De la Rubia. Por tanto, quizás haya que esperar más allá de 2026 para verlo.

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