La inseguridad en Barcelona también lastra al turismo

«La inseguridad en Barcelona es una anormalidad comparada con otras ciudades turísticas con las que compite», afirman desde Barcelona Global

Un agente de la Guardia Urbana en una imagen de archivo ABC

Arturo Pérez López

Carteristas, turismofobia o top mantas . Son ya palabras corrientes en el día a día de Barcelona. La inseguridad es el principal problema de los barceloneses en la vida de su ciudad, según el último Barómetro Municipal del Ayuntamiento , publicado el pasado junio, y ahora se convierte también en una gran preocupación para el sector turístico. «La inseguridad en Barcelona es una anormalidad comparada con otras ciudades turísticas con las que compite», aseguró ayer Pau Guardans, presidente de Barcelona Global .

La entidad económica presentó ayer su informe «Turismo y ciudad, un reto compartido a gestionar ahora», y en base a él su CEO, Mateu Hernández, pidió la unión del Ayuntamiento, la Generalitat y el Gobierno para que la inseguridad no sea solo «el indicador de un informe». Hernández también se mostró a favor de la erradicación de la venta ilegal de productos en la calle para «garantizar una oferta comercial de calidad». El directivo advirtió que «no solo los barceloneses están sufriendo las consecuencias de malas decisiones», sino que la imagen turística se resiente de problemas como la pequeña delincuencia.

Además, tanto Guardans como Hernández remarcaron la necesidad de que la gestión y promoción del turismo «salgan del debate político» y haya una mayor colaboración con el sector privado por «un turismo de calidad y sostenible». Guardans puso el ejemplo de Ámsterdam, ciudad donde las empresas privadas son las promotoras del turismo en la ciudad.

Turismo politizado

Los dos representantes de Barcelona Global opinaron que la gestión pública del turismo es «mejorable» y que ésta consiste el algo más que en «prohibir cosas». Guardans anunció que impulsarán una plataforma privada para atraer talento, inversión y visitantes si Turismo de Barcelona, el actual consorcio público-privado de promoción turística de la capital catalana, no pone fin a su «ineficiencia» y a su «alta politización». Además, los directivos subrayaron que los nuevos gestores de la Cámara de Comercio de Barcelona «ya han explicitado que quieren hacer política» desde la entidad.

Por otro lado, los directivos sostuvieron que el turismo debía convertirse tanto en una «prioridad» como en una «política de ciudad», a la misma altura que el urbanismo , la promoción económica o la cultura, por los «beneficios y la reputación» que aporta a la ciudad.

Desde Barcelona Global consideran que es un «momento óptimo» para el impulso del turismo. El informe presentado revela una mejora cuantitativa del sector en 2019 , después de que los dos últimos años registraran peores resultados por sucesos como los atentados de Barcelona y la inestabilidad política. De hecho, el estudio detecta que en 2018 hubo un 5 % menos de visitantes nacionales en Barcelona, así como una caída de rendimiento en el turismo de lujo.

Riesgos

También en 2018 el gasto medio por turista decayó un 5% en transporte, un 44% en alojamiento y un 16% por la estancia, lo que el informe muestra como «un riesgo de que Barcelona se convierta en un destino turístico de bajo valor». El mismo Barómetro Municipal de junio de 2019 coloca al turismo como la cuarta mayor preocupación de los barceloneses. Barcelona Global ya identificó en su primer congreso sobre innovación en el turismo urbano, el Barcelona Global Summit celebrado en marzo del año pasado, que uno de los mayores retos a los que se enfrenta el sector en la ciudad es «mejorar la percepción que tiene el residente y la convivencia entre vecinos y visitantes», como enfatiza el nuevo informe.

Por ello, Barcelona Global anunció seis ejes de trabajo para la buena gestión del turismo de cara a las nuevas legislaturas, tanto nacionales como locales. Entre sus propuestas está descentralizar la actividad turística del centro para repartir los beneficios en toda el Área Metropolitana, impulsar la oferta de calidad en turismo cultural y gastronómico para «desestacionalizar» también la temporada turística de verano, subir el impuesto turístico y revertirlo en cultura o música, crear figuras como «el alcalde de la noche» (un responsable para gestionar el buen transcurso del ocio nocturno) o establecer una «interlocución única municipal» para los grandes eventos de la ciudad, como los festivales de música, después de los problemas que enfrentó el Sónar este año y que casi interrumpen la cita.

A pesar de las cifras y las medidas propuestas, el informe sigue situando a Barcelona como un destino turístico que se sitúa al mismo nivel que ciudades como Londres, París, Miami o Nueva York . El informe contempla que la ciudad alcance pronto la cifra de 15 millones de visitantes.

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