Penas de 25 y 20 años de cárcel para los policías acusados del crimen de la Guardia Urbana

El veredicto del tribunal popular que declaró a los dos acusados del crimen de la Guardia Urbana culpables de un delito de asesinato con alevosía ya tiene traducción numérica. Con esa resolución como base, la Audiencia de Barcelona ha condenado a Rosa Peral y a Albert López a 25 y 20 años de cárcel , respectivamente, por matar al también policía Pedro Rodríguez. En mayo de 2017 el cadáver de este agente, tercer vértice de un triángulo amoroso que conformaba con los dos acusados, acabó calcinado en el maletero de su propio coche cerca del pantano de Foix.

La pena impuesta a Rosa es mayor que la de Albert al aplicársele el agravante de parentesco : Rosa y la víctima, que eran pareja, convivían en el chalé de Cubelles (Barcelona) donde finalmente la agente, junto a su amante Albert, consumarían el ya famoso crimen de la Guardia Urbana. La sentencia recoge la aplicación de este agravante que reclamaba la Fiscalía. En el caso de Albert, en cambio, el presidente del tribunal rebaja ligeramente la pena que reclamaba el Ministerio Público. Le impone 20 años de cárcel frente a los 24 años que pretendía el fiscal Félix Martín.

El fallo, dictado este miércoles, también pone cifras a la indemnización millonaria que los acusados deberán pagar a los familiares de Pedro: 450.000 al hijo del fallecido, 225.000 a su padre, 100.000 euros a cada uno de sus hermanos, y 10.000 a su antigua compañera sentimental y madre de su hijo. En total, 885.000 euros a los que tendrán que hacer frente conjuntamente. Cuando salgan de prisión, además, deberán cumplir otros diez años en libertad vigilada; en ese tiempo no podrán acercarse a menos de un kilómetro de los familiares antes mencionados.

Aprendimos en la escuela que un triángulo rectángulo lo forman dos segmentos iguales (catetos) y un tercero (hipotenusa) de mayor tamaño. La metáfora sirve para definir la relación de Rosa con su pareja y con su amante. Peral quería mantener el equilibrio con los otros dos segmentos: su convivencia familiar con sus hijas y con Pedro, su pareja, pero sin renunciar a la relación pasional que había retomado con Albert. compañero de patrullas. Pero en un momento dado, tal vez porque Pedro no era tan comprensivo con las infidelidades de Rosa como lo había sido su exmarido, la agente y Albert llegaron a la conclusión de que Pedro les estorbaba . Por eso, según confirma la sentencia, planearon el crimen que consumarían la madrugada del 2 de mayo de 2017.

Cómo se cometió el asesinato no ha podido acreditarse. Del cadáver calcinado de Pedro apenas podían desprenderse conclusiones sobre las circunstancias de su muerte. Rosa y Albert, que se acusan mutuamente del crimen , tampoco lo desvelaron. Fuera quien fuera el que lo consumó, el tribunal no tiene duda alguna de que los dos se conjuraron para cometerlo. Lo único que se sabe con certeza es que lo mataron en la planta baja del chalé de Cubelles en un ataque «violento» con un «objeto contundente». Aprovecharon –según confirma la sentencia– que la víctima estaba «dormida, narcotizada o inconsciente tras suministrarle la medicación que tomaba para la espalda». Luego, metieron el cuerpo en el maletero, lo llevaron al bosque y le prendieron fuego.

Con la sentencia, sin embargo, no llega el final de un enrevesado caso en el que siempre se acaba escribiendo un nuevo capítulo. No solo porque el fallo es recurrible, sino porque quedarán secuelas en los tribunales. Y es que juez ha ordenado investigar al padre de Rosa por falso testimonio tras negar en juicio que su hija le pidiera mentir. Se investigará por lo mismo a un vecino y a un superior de Rosa. A este, también por encubrimiento.