Pol Guasch, premio Anagrama de novela en catalán con «Napalm al cor»

El poeta y escritor compone un mosaico en torno a la complejidad de las identidades en un mundo distópico

Pol Guasch EP

Sergi Doria

La poesía aquilata las palabras y Pol Guasch (Tarragona, 1997) cultivó los versos antes de escribir “Napalm al cor”, la novela ganadora de la sexta edición del premio Anagrama en lengua catalana. Esos antecedentes se perciben en la composición narrativa de esta historia ambientada en una sociedad postnuclear donde la convivencia pacífica ha sido arrasada por la dialéctica de los opresores y los oprimidos.

La novela transcurre en una ciudad desierta, ahora desmilitarizada, una imaginería de la intemperie con objetos de una pasada civilización: automóvil, frigorífico… Un universo distópico sin toponimias, ni calendarios, ajeno a cualquier interpretación coyuntural. Esa opción, apunta el autor, “impide identificaciones interesadas”.

El método narrativo de Guasch se destila en una prosa poética de cápsulas que se engarzan con imágenes, documentos, dibujos o misivas hasta componer un mosaico. Entre sus propósitos: “ Dinamitar la lógica maniquea de los dos bandos para demostrar cómo desde lo márgenes se crean identidades colectivas que acaban reproduciendo los relatos hegemónicos”.

En ese territorio de los grises se mueven los dos protagonistas de “Napalm al cor”: dos jóvenes -el innominado narrador y Boris- marcados ambos por la intolerancia, el desarraigo y la herencia de sus mayores. El nombre de Boris, que podría remitir a una geografía de la Europa del Este, surge de su admiración por Boris Vian , aclara Guasch.

En palabras del jurado, “Napalm al cor” nos habla del horror con la cadencia de una fábula. Para la profesora Mita Casacuberta, “es una de aquellas novelas que, como dijo Kafka, nos afectan como un desastre y nos ayudan a abrir el gélido mar que llevamos dentro”. Lo más turbador, advierte Guillem Gisbert , “es la descripción del horror desde una fascinación que normalmente se reserva a la belleza”.

Máster en “ Construcción y Representación de Identidades Culturales ” por la UB, Guasch destaca que, entre la norma y el margen, existen formas de vida dignas de ser representadas: “No persigo ningún juicio moral sino señalar la leve línea que separa a los opresores de los oprimidos, a los verdugos de las víctimas”.

A su juicio, la identidad es compleja y no monolítica: “ Escribo sobre esas maneras de estar en el mundo que me sorprenden”.

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