¿Gobierno técnico como salida al bloqueo catalán?

El exconsejero Mas-Colell propone un Govern ejecutivo en Barcelona y una presidencia simbólica entre Bruselas y Estremera

Puigdemont, en una imagen de archivo INÉS BAUCELLS

À. GUBERN

El independentismo afronta su semana decisiva sin que, por ahora, se vislumbre una salida al bloqueo que provoca el enroque de Carles Puigdemont , «exiliado» en Bélgica. Como si se tratase de dos planos paralelos, condenados a no confluir, la política catalana se dibuja tanto en Bruselas como en Barcelona. Allí, Puigdemont y su corte de fieles siguen instalados en un universo irreal, sosteniendo que la única salida posible es la investidura del expresidente, la derogación del 155 y la excarcelación de los presos. A la vez, los partidos soberanistas, sobre el terreno, mucho más conscientes de que el calendario corre y que la investidura de Puigdemont es imposible, tratan de hallar posibles salidas.

Las ejecutivas del PDECat y de ERC se reúnen hoy con un único asunto sobre la mesa:cómo desencallar la investidura. El severo auto del pasado viernes del Tribunal Supremo confirmando la prisión preventida para Oriol Junqueras ha convencido incluso a los más optimistas de que ni habrá, ni puede haber, salidas a medida. Baño de realidad.

Tal y como sucedió durante la campaña electoral, en la que el soberanismo prometió que una victoria restituría de facto la república proclamada, y derogada, el día 27 de octubre, Puigdemont, en menor medida el PDECat, y aún menos ERC, siguen sosteniendo un discurso de ilusión y fantasía. No obstante, Puigdemont al margen, entre las formaciones de manera pública se sigue apelando al «gobierno legítimo», pero discretamente se asume que no va a poder ser. Ante el chantaje que hacen Puigdemont y los suyos –o investidura forzada o elecciones–, algunas voces comienzan a plantear que hay que encontrar una tercera vía.

En este sentido, el exconsejero de Economía de la Generalitat Andreu Mas-Colell apuntaba ayer en un artículo en el diario Ara una hipotética salida. Ésta, sostiene, pasaría por formar un gobierno, presidencia incluida, de carácter técnico, con el objetivo de completar una legislatura de cuatro años. Esto, apunta el exconsejero, sin que «de ninguna manera prefigure la construcción de un liderazgo alternativo al que hay en la prisión o el exilio». «Que nadie lo dude, mientras lo estén (en prisión o el exilio), ellos serán nuestro líderes», señala Mas Colell. Gobierno ejecutivo en Barcelona, presidencia simbólica repartida entre Bruselas y Estremera.

La opción de un gobierno técnico podría ser una solución, pero topa con la posición de choque que propugna Puigdemont, que aboga por prolongar el enfrentamiento con el Estado y especula, más bien fabula, con soluciones imaginativas que obliguen al Gobierno a ceder.

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