Puigdemont percibe en Bruselas los recelos de ERC y de la CUP
Se reúnen en la capital belga a tres bandas para escuchar las ofertas del «expresident»
Carles Puigdemont se reúne en Bruselas con la CUP y con Marta Rovira (ERC) para explorar las posibilidades de que los anticapitalistas finalmente apoyen la investidura del exalcalde de Gerona .
Lo que de momento Puigdemont ofrece es enfrentamiento con el Estado, bien sea regresando a hurtadillas a España , para forzar su detención y el subsiguiente victimismo del preso político -como si no hubiera aprendido la lección de los tan magros resultados le ha dado al catalanismo en la Unión Europea y, en general, en la comunidad internacional-; o bien jugando a la investidura «telemática» , que cuando el Constitucional la anule pasará a ser simbólica, pero con la garantía de interponer un «hombre de paja» como presidente ejecutivo mientras las grandes decisiones -nombramientos incluidos- las toma Puigdemont desde Bruselas, construyendo el mito, al modo de Irla y Tarradellas, del presidente en el exilio.
La CUP, que hasta el 1 de octubre fue partidaria de esta estrategia de confrontación, ha superado esta pantalla y cree que son «autonomistas» tales actitudes y estrategias. Lo que los antisistema le exigen a Puigdemont es la unilateralidad , hacer efectiva la república que se proclamó en el Parlament y que provocó la aplicación del artículo 155.
Marta Rovira , enojada por la campaña electoral de Junts per Catalunya, que prometió el regreso de Puigdemont y que afirmó que «votar Junqueras es votar 155», solo quiere preguntarle al «expresident» cómo lo hará, cómo cumplirá su promesa de volver para poder ser investido.
No ceder gratis
Rovira no quiere comparecer como la que tiene ansia por que su partido gobierne, pero tampoco está dispuesta a cederle gratis la presidencia a Puigdemont y mucho menos si Junqueras sale de la cárcel y puede optar a ella cuando la mentira del forajido quede al descubierto . Por causa de su visita a Bruselas, Rovira no estará en hoy Madrid, como estaba previsto, acompañando a Junqueras en la vista que puede sacarle de la cárcel y en su lugar mandará al número tres del partido, Isaac Peraire.
Mientras republicanos y convergentes intentan, de un lado, disputarse la presidencia y ocupar la centralidad de la política catalana, y del otro, según relata Francesc «Quico» Homs, «salvar el culo, que suficiente trabajo tenemos», y no contemplan ningún asalto a la Ley ni ningún desafío que no sea meramente simbólico, para aligerar o en cualquier caso no empeorar la situación procesal que padecen, la CUP, que tras tanto instigar a unos y a otros a saltar por el precipicio, no ha tenido aún que pagar ningún precio, ni en forma de cárcel ni de destierro, por las decisiones políticas que han inspirado, continúa instalada en su superioridad moral. Podría ocurrir que los que forzaron la presidencia de Puigdemont, al negársela a Artur Mas, le hicieran ahora lo mismo al forajido, y lo que en teoría parecía una mayoría absoluta en realidad resulte no serlo, aunque también podrían optar por la comodidad de abstenerse y reservarse luego el derecho a votar contra todo lo que no sea auténticamente revolucionario .
Para ayudar a Puigdemont en el difícil encaje de estas alianzas, su equipo más cercano está desde el martes en Bruselas. Eduard Pujol, portavoz de la campaña de Junts per Catalunya, Elsa Artadi, jefa de campaña, Damià Calvet, y el grotesco dúo de comunicación integrado por Joan Maria Piqué y Jaume Cloetet están trabajando para justificar el monumental fraude que va a suponer que Puigdemont no regrese a España , si finalmente descarta la locura de volver escondido en un barco, tal como le aconseja su esposa y sus allegados más solventes. Aunque de todos modos nada puede darse por seguro en quien declaró la independencia abrumado por cuatro locos de Twitter.
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