El Born diluye el peso de 1714 y busca más público para el yacimiento

El centro, símbolo soberanista durante el mandato de Trias, inicia una nueva etapa como «institución memorial de referencia»

Vista del yacimiento arqueológico del Born INÉS BAUCELLS

D. MORÁN

El Born Centre Cultural, ambicioso espacio concebido por el gobierno municipal de Xavier Trias como epicentro simbólico de los fastos del Tricentenario de 1714 y reinventado bajo el mandato de Ada Colau como Centro de Cultura y Memoria, sigue buscando su sitio y tratando de encajar en la tupida de red de equipamientos culturales de la capital catalana. Así, cuatro años después de su inauguración, el comisionado de Memoria del Ayuntamiento, Ricard Vinyes, y la directora del Born, Montserrat Iniesta, presentaron ayer el nuevo plan director y estratégico que ha de guiar la actividad del centro hasta 2025.

Una hoja de ruta que pasa por «rehabitar el Born», evitar consagrarlo a «una cronología determinada», en clara referencia a su condición de espacio anudado simbólicamente a la la Guerra de Sucesión y la caída de Barcelona en 1714, y, sobre todo, conseguir incrementar el número de visitantes que acceden al yacimiento arqueológico y a las exposiciones.

Se trata, según el plan director, de poner en valor «los vestigios, visibles o latentes, de más de siete siglos de “Barcelonas”, algunas vividas, imaginadas y narradas, y otras ignoradas y olvidadas». «En el Born no empieza ni acaba nada, sino que fluye la historia durante siete siglos», destacó Vinyes, quien considera que con esta nueva etapa «se deja la vertiente de monumento y se incide en el lugar como espacio de acumulación de experiencias en una larguísima cronología».

En este sentido, el Born sigue teniendo su razón de ser en ese yacimiento arqueológico que, además de ofrecer una foto fija de la Barcelona que fue arrasada en 1714 para construir la Ciutadella, dibuja un arco narrativo en el que caben tanto los ritos funerarios romanos e islámicos de entre los siglos III y XI como la Revolución Industrial y la Exposición Universal de 1888.

Escenario «único»

«Es un yacimiento urbano único en Europa», aseguró Iniesta, cuyo principal reto pasa por reducir la gigantesca brecha existente entre el número de personas que pasean por el perímetro del yacimiento y las que acceden a los restos arqueológicos o a las exposiciones. El año pasado, sin ir más lejos, sólo 79.000 de los 1,5 millones de visitantes que pasaron por el Born bajaron al yacimiento o accedieron a alguna de las muestras temporales, por lo que Iniesta ya busca maneras de darle la vuelta a esas cifras. De entre las medidas que se están estudiando, destacan la posibilidad de realizar «una visita autónoma al yacimiento, sin guía» y la implantación de tours nocturnos. Cualquier cosa con tal de convertir el Born en «la institución memorial municipal de referencia histórica y un patrimonio cultural», en palabras de Iniesta.

A nivel expositivo, el centro sigue apostando por las exposiciones propias y las coproducciones y ya prepara el relevo a « Montserrat Roig, 1977. Memoria y utopía», muestra que se alargará hasta el verano y tras la que podrá verse «Una infancia bajo las bombas», un recorrido por las vidas de aquellos niños que vieron su vida truncada por alguna guerra y que coincide con el 80 aniversario de los bombardeos de la aviación italiana sobre Barcelona durante la Guerra Civil. De cara a 2019, el Born proyecta la primera retrospectiva dedicada al artista valenciano Josep Renau.

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