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Ganadería brava: valor de carne

Ante la imposibilidad de celebrar festejos por la pandemia de coronavirus, los criadores de astados de lidia afrontan un año ruinoso en el que centenares de toros no van a las plazas sino a los mataderos

Finca del ganadero salmantino Julio Pérez-Tabernero

IGNACIO MIRANDA

La exultante primavera de lluvias y buenas temperaturas que aceleran el crecimiento del pasto no es motivo de alegría en el campo bravo. Los criadores de astados de lidia viven con enorme preocupación el futuro a corto plazo, por la continuidad en las dehesas de centenares de reses que este año difícilmente hallarán salida. Ya ha comenzado el trasiego de animales, sobre todo cinqueños, hacia los mataderos, donde serán sacrificados y sus canales tendrán la décima parte de valor de los 4.000 ó 5.000 euros que costarían para lidia. Un panorama sombrío que también afecta a Castilla y León, cuyo censo pecuario ronda las 8.000 vacas reproductoras en las sesenta ganaderías activas pertenecientes a la Unión de Criadores de Toros de Lidia (UCTL).

El criador burgalés Antonio Bañuelos

Según explica su vicepresidente, el ganadero salmantino e ingeniero agrónomo Julio Pérez-Tabernero Población, «ya estamos planificando las explotaciones con la premisa de que no habrá espectáculos ni en plazas ni en las calles en 2020. Habrá exceso de toros cuando se normalice la situación, por lo que sólo servirán los de mayor trapío». El problema afecta a la totalidad de los machos preparados para la temporada, lo que obliga pensar en nuevos ingresos, «ya sea el turismo rural o venta de animales para entrenamiento de profesionales o aficionados prácticos», una idea en la que también abunda el criador burgalés Antonio Bañuelos. «El valor de su carne en la cadena alimentaria nunca va a perderse, por eso hay que tantear esas opciones», explica.

Cinco años de esfuerzo

En mayo, Bañuelos estaba anunciado en Las Ventas, dentro de San Isidro, y ya tenía cerrados otros tres encierros para plazas de Francia. «Son cerca de 75 toros en los que tenía puesta mucha ilusión, un camada bien preparada procedente de sementales que aportan regularidad. Cada corrida ya reseñada y apartada en su cercado. Cinco años de esfuerzo en alimentación, manejo, ejercicio, cuidados, para que en los 20 minutos de lidia se comporte como un atleta. Ahora estamos entre la incertidumbre y la desolación», confiesa Bañuelos, quien considera que esta crisis obligará a ajustar la oferta de reses a la demanda real. Ambos ganaderos tienen claro que, para tratar de superar el bache, deberían acceder a ayudas directas de la Junta de Castilla y León.

«Somos gestores de un ecosistema como la dehesa. Merecemos ayudas directas»

«Hay que poner en valor la ganadería de lidia -señala Pérez-Tabernero- en la lucha contra el cambio climático, la conservación de la dehesa como ecosistema de alto valor natural, y su contribución a frenar el despoblamiento del medio rural, por la mano de obra especializada que genera... Somos gestores medioambientales y merecemos ayudas directas». Un sector que genera empleo indirecto en materia de piensos, veterinarios o transporte, entre otros. En este sentido, Bañuelos recuerda que en su finca junto al Páramo de Masa cuenta con tres empleados, cifra que aumenta para faenas específicas como saneamientos o herraderos. «Es la ganadería la que de verdad fija población en la España vaciada, y más la extensiva de bravo, pues se revisa a los animales dos veces cada día», indica.

Demandas

Además de reclamar la reducción del IVA del 21 al 4 por ciento, de las cargas fiscales y de las cotizaciones a las Seguridad Social, los piden apoyo a las administraciones por el parón del coronavirus para obtener liquidez, al igual que otros tipos de ganadería. De hecho, en muchas fincas de bravo son los cerdos, la ovejas o el vacuno manso los que equilibran las pérdidas de aquel, «pero esta crisis afecta a todos los sectores económicos y, desgraciadamente, muchas ganaderías desaparecerán o se verán reducidas al mínimo», presagia el vicepresidente de UCTL, quien solicita la unidad de todos los actores para reorganizar la tauromaquia. En parecidos términos se expresa Bañuelos, «porque en octubre tocaremos fondo y llega la hora de reordenar el espectáculo. Soy optimista».

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