Participantes en el proyecto en la biblioteca de Villamayor de la Armuña
Participantes en el proyecto en la biblioteca de Villamayor de la Armuña - Fotos: ABC
Educación

Capaces y punto: educación inclusiva en Salamanca

La biblioteca de Villamayor de la Armuña desarrolla un proyecto de integración a la lectura para personas con discapacidad

Salamanca Actualizado: Guardar
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La lectura es un elemento fundamental en el desarrollo cognitivo y de socialización del ser humano, sobre todo en la sociedad actual. Cuando existen numerosos programas y campañas de concienciación de la necesidad de integrar a los discapacitados, la Biblioteca Pública del municipio salmantino de Villamayor de la Armuña, en colaboración con el Colegio de Educación Especial «El Camino» de Aspace, han dado un paso de gigantes en esta labor. Bajo el epígrafe de «Punto capaz» se engloba un proyecto de animación a la lectura pionero en Castilla y León entre dos centros de estas características que persigue acercar al libro y al mundo de la lectura en un contexto generalizado a las personas con discapacidades intelectuales.

Manuel Hernández Leal, responsable de la Biblioteca de Villamayor e impulsor de esta iniciativa, destaca la importancia de programas como éste «que superan los perjuicios que tenemos el resto de la sociedad, ya que creemos que estas personas no pueden tener una relación directa con el libro y gracias al trabajo que hacemos nos damos cuenta de las capacidades que tienen y de los beneficios de estas actividades».

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Manuel subraya que «acercar a un niño pequeño al libro y la lectura sin implicar al adulto es inconcebible, por lo que su participación es, en este y en cualquier proyecto, indispensable y lo mismo pasa con los discapacitados».

A este respecto, se muestra convencido del «potencial» de un proyecto pionero en el que están implicados tanto los responsables de la biblioteca pública, como los monitores y tutores de Aspace, las familias de los chavales y la empresa «Unpuntocurioso».

Hace cinco años, los promotores de la iniciativa se plantearon una equivalencia: si un programa de animación a la lectura para pre-lectores con la implicación de adultos es un éxito, si sustituimos a los pre-lectores por alumnos con discapacidad con la implicación de sus maestros podría funcionar. «Lo hicimos y funcionó porque en el fondo se trata de establecer herramientas de comunicación y superar barreras que en la mayoría de los casos son imaginarias», subraya Hernández Leal.

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«Punto capaz» se dirige a usuarios y usuarias de la Biblioteca Pública de Villamayor con parálisis cerebral y otras discapacidades afines, todos ellos alumnos del Colegio de Educación Especial «El Camino» de Aspace, ubicado en este municipio salmantino. Leer sin saber leer implica compartir narraciones, canciones, poemas, imágenes, en todos los formatos y momentos disponibles del día, siempre partiendo de la afectividad. Discapacidad y afectividad son inseparables. Desde recitar retahílas a la hora de comer hasta jugar juntos a buscar detalles en ilustraciones, pasando por crear rituales de comportamientos basados en sus cuentos preferidos.

Los promotores de la iniciativa subrayan que «estamos consiguiendo que estos chavales sean creadores de contenidos, pequeños y en la medida de sus capacidades, pero con trabajo, y es muy gratificante trabajar con ellos». Gracias a la labor realizada han conseguido que un grupo de voluntarios se impliquen en el proyecto del que los padres y familiares de los discapacitados «están encantados con los resultados».

Un esfuerzo que vale la pena

Hace cinco años se comenzó con un grupo y en la actualidad se trabaja con tres, divididos en franjas de edad, capacidades de cada uno…, y aunque, según señala Manuel, «trabajar en este programa es muy complicado, los resultados y la satisfacción conseguida vale por todo». Debido a las características de los usuarios, cada año hay que readaptar el proyecto a las necesidades de los chavales. Un arduo trabajo con grandes resultados que busca una mayor implicación y compromiso por parte de las instituciones, no sólo del Ayuntamiento de Villamayor, gestor de la Biblioteca, sino también del resto, porque como señala Manuel, «¿Y si funciona por qué no extenderlo?».

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