ENTREVISTA

Daniel Gómez Aragonés: «Todos somos contingentes, pero Toledo y su historia son necesarias»

El historiador toledano ha presentado este sábado su nuevo libro, Toledo. Biografía de la ciudad sagrada, la monumental historia de «nuestra Jerusalén, nuestra Roma»

Daniel Gómez Aragonés, autor de Toledo. Biografía de la ciudad sagrada Miriam Gómez Aragonés
Mariano Cebrián

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El historiador toledano  Daniel Gómez Aragonés  ha presentado este sábado su nuevo libro,  Toledo. Biografía de la ciudad sagrada (La Esfera de los Libros), la monumental historia de «nuestra Jerusalén, nuestra Roma», en la Real Fundación de Toledo  (Plaza de Victorio Macho, 2). En el acto también han intervenido  Eduardo Sánchez Butragueño , director general de esa institución y académico numerario de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo , e  Hilario Rodríguez de Gracia , historiador y académico.

Urbs regia  del reino visigodo, corazón de un reino taifa, referente de la Reconquista, ciudad multicultural, rebelde e imperial en un mismo siglo, baluarte de las artes y las letras y cabeza religiosa del reino. Desde los primeros asentamientos a orillas del Tajo, como el del Cerro del Bu , hasta la Toledo de nuestros días, pasando por Toletum, Tulaytula o la ciudad imperial, Daniel Gómez Aragonés desgrana, con rigor y pasión, de forma meticulosa pero entretenida, a todos los pueblos y personajes que dejaron su legado a través de los tiempos para recomponer y rescatar del olvido contemporáneo la ciudad más importante de nuestra historia.

Aunque nació en Madrid, lleva en Toledo desde muy pequeño. ¿Qué significa esta ciudad para usted?

Como muchos personajes vinculados a la historia de Toledo, yo no nací en la ciudad. Salvando las distancias, el gran arzobispo Jiménez de Rada es navarro y, sin embargo, es conocido como 'el toledano', u otro ejemplo es María Pacheco, que nació en Granada, pero ¿quién puede separarla de Toledo? A mí me ha pasado lo mismo, que es cuando llegas aquí, ya formas parte de ella de alguna manera. Lo de Toledo es un enamoramiento de su belleza, de su pasado, de su arte, … Si vienes y no sientes algo, háztelo mirar. Toledo es todo con 'T' mayúscula.

Y a los toledanos, ¿cómo los define? No sé si hay un carácter toledano.

Yo creo que la palabra que mejor puede definirlos es orgullo por lo que significa esta ciudad y tampoco podemos olvidar su carácter rebelde, guerrero y épico. Me atrevería a decir que todo ello se comenzó a forjar en la época goda por el hecho de haber sido capital del Reino Visigodo, que es lo que le ha dado su halo mítico. Si eso no hubiera sucedido, todo lo que ha sido Toledo, después y ahora, no sería igual, sino que sería una ciudad más del centro-sur de Castilla y ya está. De hecho, como yo digo en el libro, con la urbs regia comienza el mito.

No sé si tenía en mente ya escribir un libro sobre la historia de Toledo o forma parte más de un encargo.

Desde que empecé a escribir, siempre tuve en mente hacer algo sobre Toledo. He dedicado muchos libros a la época visigoda y, en parte, la cuestión toledana la he podido tener cubierta. Pero es curioso, porque yo no creo en las casualidades. Soy una persona creyente y considero que todo sucede por algo y la idea de este libro surgió en otoño de 2019, antes de la pandemia, cuando el editor de la Esfera de los Libros, Félix Gil, me hizo la propuesta, que está inspirada en la obra 'Jerusalén', escrita por Montefiore y editada por Crítica.

En cualquier caso, ¿no da un poco de vértigo enfrentarse a tamaña obra?

Cuando me lo propusieron, no dudé ni un momento, aunque está claro que es una responsabilidad. En Toledo hemos tenido y tenemos una comunidad historiográfica espectacular y el hecho de poder escribir sobre la historia de la ciudad que más amas y que ha marcado tu vida es un orgullo.

Compara a Toledo con Jerusalén o con Roma en importancia, de ahí el título del libro. ¿Por qué?

Cuando nos preguntamos por qué ciudad se puede comparar con Jerusalén o Roma, sin caer en chovinismos, está claro que es Toledo por su carácter simbólico. Toledo tiene importancia a nivel político, religioso, cultural, estratégico, … No hay un lugar en España que conjugue tanto y tan bien todas esas cuestiones que marcan y definen que una ciudad sea algo más, y por lo que creo que debe ser considerada nuestra Jerusalén o nuestra Roma. Y, más allá del tópico de las Tres Culturas, es cierto que para las tres culturas y religiones Toledo fue una ciudad por la que vivir y morir, por la que pelearon y por la que lloraron cuando la perdieron.

Habla en el libro de tres momentos destacados para la historia de Toledo.

Son tres momentos que yo considero los más importantes de la ciudad desde un punto de vista simbólico. Uno de ellos es la época visigoda, otro es el que coincide con el capítulo quinto, que además se titula la «ciudad sagrada», que es cuando terminó de configurarse ese concepto que hemos utilizado. Este es un periodo muy concreto y muy bien definido porque va desde la reconquista de Toledo por Alfonso VI en 1085 hasta la muerte de Alfonso X el Sabio en 1284, por lo que son exactamente casi doscientos años. En ese tiempo la ciudad volvió a ser cristiana, un rey castellano vuelve a enterrarse aquí, como sucedió con Alfonso VII el Emperador; fue clave en la batalla más importante de la Reconquista, como la de las Navas de Tolosa en 1212 con Alfonso VIII; se puso la primera piedra a la catedral con el arzobispo Jiménez de Rada y con el rey Fernando III el Santo, cuyo hijo Alfonso X cerró esta época en la que culturalmente también destacó la Escuela de Traductores. Y el tercer gran momento de la ciudad tuvo lugar durante el siglo XVI, que en el libro lleva el título de 'Rebeldía, Imperio y orgullo', que arrancó con la muerte de Isabel I de Castilla, para mí una de las mujeres más importantes de la historia de España; luego vino Carlos I de España y V de Alemania como emperador, tiempo en el que se produjo la revuelta comunera, con las figuras toledanas de Juan de Padilla y su mujer María Pacheco. Sobre este hecho, por desgracia, estamos en 2022 y, a nivel institucional, el Ayuntamiento de Toledo, la Diputación Provincial o la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha debería haber hecho mucho más para conmemorar el quinto centenario del fin de este episodio. Pero en la historia de Toledo hay muchos más periodos destacados.

Estatua dedicada a Juan de Padilla en la plaza que lleva su nombre en Toledo H. Fraile

Aunque sabemos mucho de los hechos históricos acaecidos en Toledo, la ciudad también tiene sus sombras. En su opinión, ¿cuáles son los periodos menos conocidos o incluso los más oscuros o peores que aquí se dieron?

Un momento muy duro para Toledo fue la Guerra de la Independencia, que golpeó gravemente a la ciudad porque la impidió, de alguna manera, salir de la crisis y la decadencia que arrastraba desde hace tiempo. Tuvo un impacto a nivel humano, pero también a nivel patrimonial porque fue, junto con la guerra civil española, el momento más duro para Toledo. A ello su sumó después la desamortización de Mendizábal, que supuso dar la puntilla al patrimonio histórico y artístico de la ciudad.

Más allá de los acontecimientos, ¿qué personaje considera más importante para la ciudad?

¡Ufff!, es una pregunta muy difícil de contestar, tanto como responder a quién quieres más, si a tu padre o a tu madre. Quedarme con un único personaje es muy complicado. Toledo está muy vinculada a los reyes y al poder regio, pero a la hora de hacer ciudad y generar identidad en muchos casos, para mí emerge más la figura del arzobispo. En este sentido, yo me quedo con cuatro de ellos: San Ildefonso, Jiménez de Rada, el cardenal Cisneros y el cardenal Lorenzana.

Una de sus principales quejas es la ausencia de recuerdos o estatuas para algunos personajes como Leovigildo y María Pacheco en la ciudad. ¿Las veremos algún día?

Como decía antes, soy un hombre de fe y creo que sí, que Toledo tiene que saldar cuentas con muchos personajes. Y soy muy partidario además de las estatuas, no sólo como homenaje, sino como proyecto didáctico. Igual que podemos disfrutar de la de Federico Martín Bahamontes o de la Juan de Padilla, echo en falta alguna para los reyes godos Leovigildo y Recaredo, María Pacheco junto a la de su marido o incluso un conjunto escultórico que recordase la figura de los arzobispos de Toledo que he mencionado antes. Todo ello serviría además de atractivo, y una prueba de ello son las muchas fotografías que se hacen los visitantes de la ciudad con la estatua de Cervantes.

Algo llamativo para un libro de historia es que cada capítulo acaba con un apartado para las leyendas de cada época. ¿Qué se puede aprender a través de estas historias legendarias?

Si de verdad, con perspectiva, con distancia y con espíritu crítico, entendemos lo que es una leyenda, un mito, un cuento o una tradición popular, podemos sacar mucho conocimiento porque todas esas historias encierran habitualmente una didáctica y una moraleja. Como dice el dicho: «En cada leyenda hay un poco de historia y viceversa». Además, si hay un lugar vinculado a las leyendas en España, en Europa y en el mundo, ese es Toledo, y no sólo de cara al visitante, sino que de ellas se pueden extraer cómo era el carácter, el sentimiento, la cultura y la historia de una ciudad.

¿Cómo cree que ven Toledo fuera de la ciudad? ¿Es suficientemente reconocida más allá del tópico de las Tres Culturas, de determinadas efemérides o Puy de Fou?

Cuando a todo el mundo le mencionas Toledo, en general dicen: «¡Oh, qué bonito!». Pero Toledo es mucho más que belleza, que los tópicos habituales o los centenarios de efemérides. El mejor plan de marketing que puede tener es su historia. Una ciudad no sólo puede vivir del turismo y debe tener su I+D+i, pero Toledo debe aprovechar su patrimonio, que es tan grande que te permite conocer la historia de España y de Europa. Además, es la capital espiritual de España, no sólo religiosa por ser la cabeza de la Iglesia católica española, sino en el sentido simbólico. Gran parte de lo que fuimos, somos y seremos los españoles pasa por Toledo.

¿Y cómo cree que verán Toledo dentro de años o siglos?

En uno de los últimos capítulos del libro digo que Toledo es una ciudad en tiempos de democracia que debe mirar al futuro sin olvidar su pasado. Por supuesto que la historia está ahí, pero tenemos que avanzar y en ese avance jamás hemos de desconectarnos de lo que dejamos a nuestras espaldas. Si Toledo desconecta de su historia, dejaría de ser lo que es. En cualquier caso, espero que algún día todo ese clima de «postmodernidad» que estamos viviendo se diluya. A pesar de todo, Toledo prevalece, da igual las circunstancias políticas y económicas. Todos somos contingentes, pero Toledo y su historia son necesarias.

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