El jurado declara culpable al cartero de El Casar, que se apropió de tarjetas de crédito para sacar 30.000 euros

El acusado, que se enfrenta a cinco años de prisión, se aprovechó de su trabajo para apoderarse de ellas antes de que llegaran a los domicilios de los clientes

El acusado, durante el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Guadalajara Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha

ABC

El jurado popular ha declarado culpable a FJ.C.M de los delitos de infidelidad en la custodia de documentos y del delito continuado de estafa informática por apropiarse de cerca de 30.000 euros cuando trabajaba como cartero en El Casar . Para ello, se apoderaba de las tarjetas de débito o crédito y el pin que enviaba el Banco Santander por carta a los clientes antes de que estas llegaran a los domicilios.

El juicio se ha celebrado en la Audiencia Provincial de Guadalajara y la decisión del jurado, tras dos jornadas de deliberación con un total de algo más de doce horas, ha sido unánime.

Mientras, el Ministerio Fiscal y la Abogacía del Estado han mantenido los cinco años de prisión para el acusado y 30 meses de multa o, en su defecto, que al menos se le condene a tres años y seis meses de prisión por el daño causado y los «múltiples perjuicios a múltiples víctimas». Y «en ningún caso que se suspenda su ingreso en prisión». Por su parte, la Defensa ha solicitado la pena mínima de prisión al no quedar acreditados los hechos por los que el jurado le ha considerado culpable, así como la suspensión de la pena privativa de libertad peticionada por los miembros del jurado.

El jurado entiende que las tarjetas de débito o crédito sólo podían haber sido sustraídas en la oficina de Correos de El Casar. Además, se rastrearon todos los móviles de los trabajadores y en ninguno se encontró ningún dato de geolocalización de los lugares de extracción del dinero, salvo en los vinculados al acusado.

Por otro lado, días antes de estos hechos, que se sitúan en los años 2016 y 2017, el Banco de Santander había cancelado la cuenta del acusado por impagos, lo que, unido a diferentes declaraciones en las que se afirmaba que había pedido dinero a sus compañeros y amigos, indica que se encontraba en una situación económica precaria. Y otro asunto a tener en cuenta son las características físicas ofrecidas en su declaración por una de las víctimas sobre el propio acusado, que coinciden con la descripción que aparece tanto en su DNI como en el perfil del WhatsApp. «Tenía baja estatura, perilla y llevaba gafas de sol», afirmó.

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