Trapero defiende la actuación de Mossos el 20-S con reproches a la Guardia Civil

Le recrimina no avisar con antelación de que practicarían registros que podrían plantear problemas de orden público

Josep Lluís Trapero, esta mañana en la Audiencia Nacional EFE | Vídeo: EP

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Nueve meses después de su paso por el Supremo como testigo, el mayor de los Mossos Josep Lluís Trapero ha vuelto este lunes a la Audiencia Nacional para declarar como acusado en el juicio contra la cúpula policial catalana por su papel el 20-S y el 1-O. Con la sentencia del Supremo ya sobre la mesa, y la negativa del Ministerio Fiscal a modificar de momento el delito de rebelión por sedición, Trapero ha defendido la actuación de los Mossos en los incidentes que tuvieron lugar el 20 de septiembre de 2017 durante el registro en la Consejería de Economía de la Generalitat, donde el asedio de 40.000 personas a la Guardia Civil terminó con la salida de la letrada de la Administración de Justicia por la azotea del edificio anexo.

[Siga en directo el juicio en la Audiencia Nacional]

El mayor, quien se enfrenta a una petición de 11 años de prisión , ha defendido la actuación del Cuerpo que en aquel momento dirigía, una actuación que estuvo marcada, ha dicho, por la mediación y la necesidad de que aquello «no se fuera de las manos y hubiera que lamentar daños mayores». Trapero cree que lo que hoy se consideran errores se podrían haber evitado si la Guardia Civil hubiera avisado con antelación de que ese 20 de septiembre se iban a practicar registros en distintos puntos de la geografía catalana por orden del titular del Juzgado de Instrucción número 13 de Barcelona.

Durante su declaración, Trapero ha justificado la tardanza de la intervención de los Mossos ante los incidentes que estaban teniendo lugar en la Consejería en el insuficiente número de efectivos con los que contaba el Cuerpo para hacer frente a problemas de orden público que se estaban planteando en otros de los registros. A la vez, ha defendido la contención en la intervención de las fuerzas policiales en la necesidad de no generar un «efecto contagio» y que las cosas «se fueran de las manos». Y en ningún caso, ha dicho, hubo la dejación de funciones o «pasividad» que alude la Fiscalía.

Pero si algo ha puesto de manifiesto el acusado son los fallos en la comunicación entre la Guardia Civil y Mossos, no solo porque el centro de coordinación de la Policía Autonómica (Cecor) recibía tarde las llamadas auxilio (de los guardias civiles para que se reforzara su seguridad), sino porque Mossos no tenía un conocimiento real de las necesidades de la comisión judicial. A modo de ejemplo, ha dicho que hasta la noche no tuvieron constancia de que la letrada de la Administración de justicia quería salir del edificio ni a qué hora exacta terminó esta diligencia.

Trapero ha evitado calificar de «violenta» a la gente que se congregó a las puertas de la Consejería , algo que ha reducido a un grupo de personas. La actitud del resto era «reivindicativa»: «Siempre hay agitadores, 40 ó 50 personas«. En este sentido, ha reconocido el lanzamiento de una botella de agua a una pareja de agentes de Mossos que «fueron confundidos con guardias civiles».

La «ascendencia» de Jordi Sànchez

Sobre el supuesto papel de mediador de Jordi Sànchez, Trapero ha defendido que los responsables policiales habían estado en contacto con el líder de la entidad secesionista ANC porque este tenía «ascendencia» sobre los concentrados , y podía servirles de ayuda para controlar a la masa. Los Mossos, ha defendido el mayor, en todas las manifestaciones utilizan una vía de mediación con portavoces de los concentrados. «Es la cultura del cuerpo desde 2013», ha defendido. El 20-S, según Trapero, no fue una excepción.

Por eso hubo decenas de comunicaciones ese día entre el mayor y Sànchez, pero la última conversación «acabó mal», según ha relatado ahora al tribunal. El líder de la ANC le llamó «airado» -en palabras de Trapero- reprochándole el dispositivo de orden público que los Mossos montaban cuando la situación ante la Consejería de Economía comenzaba a complicarse. Y el mayor, enfadado, le replicó: «¡Tú no me vas a decir cómo tengo que hacer un dispositivo!» . Y le colgó el teléfono, según ha relatado este lunes a preguntas de la Fiscalía.

Como sucedió en el juicio del Supremo, el Ministerio Público ha dado un papel clave el 20-S a Jordi Sànchez, líder de la ANC, convocante de la manifestación ante Economía. Una vía de la acusación para tratar de acreditar la supuesta connivencia para la secesión entre los Mossos, el Govern de Puigdemont y las entidades separatitas, que tuvieron un papel principal en el «procés».

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