Jesús Alonso

Por siempre, Eduardo Fungairiño

No se puede despedir a quien no se ha ido. ¿Cómo vamos a decirte adiós si siempre has estado en nuestro corazón?

El fiscal de la Audiencia Nacional Eduardo Fungairiño EFE

Jesús Alonso

No se puede despedir a quien no se ha ido. ¿Cómo vamos a decirte adiós, Eduardo, si siempre has estado en nuestro corazón?

Eres un hombre valiente, leal, con coraje , al que le gusta sentir la mirada de un amigo y la palabra del que está a su lado. Porque esas son tus armas: tu mirada, la palabra. Nunca levantas la voz, porque no hace falta. La conversación fluida, llena de matices, culta y llena de comprensión; y tu amor al derecho, a la Fiscalía, esa carrera que te dio los mejores momentos y a la que has dado lo mejor: tu persona, tu trabajo, tu esfuerzo.

Siempre rodeado de cariño y de amistad, de personas que te quieren (porque eres y serás presente en el amor), porque lo que no es eso, no es nada para ti y no le dedicas tiempo, ¿para qué?: con la de cosas que hay que saber, que mirar, que conocer, que disfrutar…

Defiendes como nadie el Estado de Derecho, la libertad y la vida , porque solo se defiende lo que con convicción se siente. Y ahí te haces gigante. Y a pesar de los problemas, de las preocupaciones, siempre tienes una sonrisa socarrona en la comisura de los labios; nos haces reír con tus chistes (a veces malos y otras no tan buenos); disfrutar de los cafés de máquina en vaso de plástico (pero Eduardo, ¿por qué no te compras ya la cafetera?) y después del último sorbo, a veces con azúcar, nos dices: venga chicos, a trabajar, que tengo cosas que hacer.

Y es verdad que las tienes: te peleas por quitar trabajo a tus compañeros, porque siempre has sido eso, un compañero que en ocasiones tenía que decidir, pero nunca imponer; no hace falta: comprendes y explicas y si tienes que ceder, lo haces. Los fallos son tuyos, los aciertos nuestros (y en eso nunca cedes; es tu privilegio).

Llamada al despecho; no hay problema, solo es la llamada de un amigo: para darnos la enhorabuena, para decirnos que tenemos razón aunque quizás… hay otra perspectiva, otra posibilidad. Considéralo, piénsalo, pero seguro que al final tienes razón (nunca impones).

La misma que tienes al explicarnos mil y una batallas: no de esas que cuentan los abuelos, sino de las que están llenas de historia y conocimiento. Las Ardenas, la invasión de Francia, los Sudetes, Stalingrado; por Dios Eduardo, ¿de dónde sacas el tiempo?, ¿de dónde esa lucidez y hondura? En fin, que por más que queramos solo seremos sombras que no imitan, a lo sumo pálidos reflejos.

No hay despedida porque no hay adiós. Lo mismo que hiciste con Carmen (tu Carmen) y con Blanca (tu Blanca) haremos contigo: las comidas seguirán, pero te obligaremos a pagar por tu asiento vacío. Por no venir serás culpable, y a la siguiente ronda doblaremos la multa: lo sentimos Eduardo, tendrás que pagar un café, de esos de plástico. Tu ausencia no será vacío, solo la pura presencia del no estar.

Jesús Alonso es el fiscal-jefe de la Audiencia Nacional .

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