Salé llora por sus muertos de la patera de Cádiz

Los supervivientes de la patera de Barbate se quedan en España mientras los familiares de los desaparecidos envían fotos y documentos a la Guardia Civil para identificar a los suyos

Traslado al puerto de Barbate del séptimo cadáver de la patera que naufragó el pasado lunes EFE

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Su madre está como loca. Le han enseñado la fotografía de un chico muerto de los que han sacado del mar; otros le han dicho que su hijo Youssef puede estar vivo. Ya no sabe qué pensar». En la patera que naufragó el día 5 en Barbate , con entre 43 y 46 inmigrantes marroquíes, no se hundieron números, sino jóvenes y no tan jóvenes con nombres, apellidos y madres. Una de ellas es la de Youssef Elmaakouli. Tenía o tiene 20 años, ni su madre sabe aún, pero sí que salió de su Salé natal, muy cerca de Rabat, y se subió a esa barca que era «una trampa mortal» y que estuvo más de veinte horas en el mar hasta que chocó con una roca casi en tierra, en la playa de Caños de Meca.

Se salvaron 22 hombres, ateridos y muertos de miedo , en shock tras el golpe que reventó la barquilla y los dejó a merced de la noche y las olas. Ninguno de ellos será expulsado a Marruecos por razones humanitarias. Aunque su destino aún no está claro, todo apunta a que se hará cargo de ellos una de las ONG con las que existen convenios al menos al principio.

La historia de Youssef Elmaakouli, del que no se tienen noticias , la cuenta a ABC Noura, una vecina suya de Salé, que vive en Valencia hace más de veinte años. «Es el cuñado de mi hermano. Muchos de los chicos desaparecidos viven en las calles del mismo barrio. Están destrozados. Nadie sabe nada».

Dos menores

Noura intenta echar una mano a los suyos. A diferencia de otros naufragios, en este con tantas víctimas -la Guardia Civil ha recuperado ya 19 cadáveres- familiares y allegados quieren saber y se están moviendo. La Guardia Civil ha recibido ya documentación identificativa de al menos doce personas que supuestamente viajaban en la patera y también de sus familiares. Youssef sonríe desde una fotografía, ajeno a la noche negra de la travesía del 5 de noviembre.

Entre los papeles recibidos hay dos partidas de nacimiento. Corresponden a dos menores que carecen de documento de identidad marroquí por ese motivo. Sí están los de sus padres. Uno de los chicos, de 16 años, vivía en Salé, como Youssef. Lo que se dice en esa ciudad es que los dos patrones de la patera detenidos también son vecinos suyos . La juez de Barbate los mandó a prisión. En el barrio se rumorea que algunos ni siquiera habían pagado. Los que salvaron la vida contaron a los agentes que les habían cobrado 1.500 euros. La mayoría no llevaban chaleco salvavidas. «Eso es un plus y se paga aparte», explica el teniente Moisés, jefe accidental del Servicio Marítimo de Cádiz.

El otro menor, procede de Ben Mansour Kenitra, mucho más al norte, zona de la que era otro grupo numeroso de los inmigrantes y de la que partió la barcaza, según han revelado también los supervivientes. Una travesía de seis horas que a ellos les costó más de veinte, a oscuras y con un fuerte temporal.

En varias redes sociales se ha creado un grupo en el que familiares y conocidos se pasan datos y fotografías de sus seres queridos. Algunos explican que les han llamado desde España para decirles que están bien y se han salvado. Los que no han recibido esa llamada se temen lo peor, aunque hasta que no se identifiquen los cuerpos rescatados solo son hipótesis, eso sí, de las que arrasan a cualquiera.

En las identidades recibidas se repiten apellidos. Noura también ha oído que había hermanos. Dice que en su barrio hay comercios y mercado, pero aun así muchos quieren irse. «Pero en patera, no. Es la muerte».

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