Rajoy aplicó el 155 porque «lo que es España lo deciden todos los españoles»

El expresidente y la exvicepresidenta aseguran que se actuó contra el «govern» por llevar a episodios de violencia

Marchena reprende a las defensas por las valoraciones jurídicas de sus interrogatorios a testigos: «Pregúntenles por hechos»

Sigue el juicio del procés, en directo

Mariano Rajoy, durante su declaración en el juicio del «procés» REUTERS

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Ante la subversión del orden constitucional y la necesidad de preservar la convivencia ciudadana, el Ejecutivo que presidía Mariano Rajoy no tuvo otra alternativa que no fuera la aplicación del artículo 155 de la Constitución española. Así lo explicó ayer en el Tribunal Supremo el expresidente del Gobierno, el único que tenía en su mano la posibilidad de apretar el botón para activar un precepto nunca antes utilizado en España . El 155 implicó, entre otras medidas, el cese de los miembros del «govern» y la convocatoria de unas nuevas elecciones que devolvieran la normalidad democrática a Cataluña, algo «inédito».

Rajoy, el tercer testigo que compareció ayer en la octava sesión del juicio del «procés», recordó que los líderes independentistas sabían que el referéndum que iban a celebrar estaba fuera del marco legal. «España es lo que quieran los españoles y no una parte de ellos». Rajoy insistió en que que la soberanía nacional reside en todo el pueblo español, «y nadie, ni el Ejecutivo, ni los representantes de una autonomía, ni un supuesto comité de soberanistas, pueden cambiar eso».

«Es el pueblo español el que decide lo que es España. Dejé muy claro cuáles eran las reglas del juego», señaló el testigo, que se preguntó en voz alta qué sucedería si alguien en un país como Alemania pretendiera saltarse la ley y romper la soberanía.

«Yo no estaba dispuesto a negociar que la Generalitat cumpliera la ley a cambio de algunas cosas», subrayó, y dejó claro que nunca negoció ni conversó con los soberanistas sobre la convocatoria de un referéndum ilegal en Cataluña. «Sobre el referéndum nunca hubo nada de que hablar. Desde la primera reunión con Artur Mas dejé patente con meridiana claridad que el presidente del Gobierno en ningún caso iba a liquidar la soberanía nacional», aseguró el exdirigente popular.

En una jornada marcada por el perfil plano de Vox, la Abogacía del Estado como convidado de piedra, y un mayor protagonismo del presidente del Tribunal, Manuel Marchena , Rajoy hizo hincapié en que los líderes del «procés» estaban avisados de las posibles consecuencias de sus actos. «La situación se venía venir, no había que ser muy avispado», expresó el exdirigente popular, que recordó que siempre actuó con la prudencia que merecía un momento difícil.

Al explicar la aplicación del artículo 155 y el cese del «govern» , el expresidente del Gobierno enunció los cuatro criterios que el Ejecutivo tuvo en cuenta para tomar la decisión. El respeto a la soberanía nacional, el cumplimiento de la ley, una prudencia que les llevó a buscar el apoyo de todos los partidos políticos posibles, y la oportunidad que otorgó a los dirigentes soberanistas lanzados al plan ilegal de rectificar. Todo el mundo tenía una opinión sobre lo que había que hacer, dijo, pero era él quien tenía que apretar el botón del 155. Se descartó aplicar los estados de alarma, sitio o excepción, porque suponían limitar los derechos de los ciudadanos.

«Ningún presidente del Gobierno de ningún país, de una democracia avanzada como España, puede aceptar que alguien pretenda liquidar la legalidad de su propio país, que es lo que ocurrió el 6 y 7 de septiembre, cuando se liquidó la legalidad y la Constitución . Ningún presidente del Gobierno puede mirar para otro lado», declaró con contundencia Rajoy, reforzando su tesis principal, y en alusión a las leyes de la ruptura aprobadas en el Parlament para la situación de transición a la independencia.

Antes de llegar al otoño caliente de 2017, Rajoy enumeró seis reuniones que mantuvo con representantes de la Generalitat dentro del marco político, y censuró que en el tramo final del «procés» los dirigentes que hoy se sientan en el banquillo o están fugados solo plantearan una cuestión sobre la que hablar: la supuesta consulta. «Ellos iban a hacer el referéndum sí o sí».

En su comparecencia, Rajoy también desmintió el carácter simbólico de la declaración unilateral de independencia, como han alegado varios acusados, y señaló que sintió preocupación por el clima que envolvió la convivencia en Cataluña (de violencia, según le preguntó el fiscal) y las situaciones de acoso a policías nacionales, guardias civiles o concejales constitucionalistas.

Sobre los episodios violentos del 20-S y el 1-O, Rajoy reconoció que «nos disgustaron y nos molestaron», pero recordó que fueron los lideres independentistas los que lanzaron a la calle a los ciudadanos asumiendo que podía haber violencia. «Si se hubiese actuado cumpliendo la ley no habríamos visto esas imágenes ni otras parecidas. Lo lamento muchísimo».

Durante su interrogatorio, el juez Marchena tuvo que intervenir en varias ocasiones para cortar las valoraciones de Francesc Homs , que actúa como coordinador de varias defensas, o las cuestiones del abogado Andreu Van den Eynde, que cuestionaba a Rajoy si había hecho autocrítica.

Antes de la declaración de Rajoy había pasado por el salón de plenos del Supremo la exvicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría, quien detalló las tres reuniones que tuvo con el número dos de Puigdemont, Oriol Junqueras -en ninguna de ellas se habló sobre el referéndum- y coincidió con Rajoy en la necesidad de aplicar el 155 ante una situación en la que no había marcha atrás. «Estaba en riesgo el orden constitucional. Se había declarado la independencia», sentenció.

Con soltura y sin titubear, Sáenz de Santamaría explicó que una cosa es la libertad de expresión e ideológica -«uno puede tener las opiniones que considere»- y otra distinta «incumplir la ley, las resoluciones judiciales y generar episodios violentos».

La declaración de los miembros del anterior Gobierno estuvo marcada por el protagonismo del juez Marchena, que se vio obligado a intervenir en numerosas ocasiones para reconducir los interrogatorios de las defensas por sus valoraciones jurídicas. «Es a nosotros a quienes tienen que convencer. A los testigos pregúntenles por hechos», repitió en más de una ocasión.

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