Mariano Rajoy durante el discurso de investidura en el Congreso de los Diputados
Mariano Rajoy durante el discurso de investidura en el Congreso de los Diputados - REUTERS

Rajoy apela a la responsabilidad del PSOE y le ofrece siete pactos de Estado

El líder del PP evita el enfrentamiento con los socialistas y Pedro Sánchez, pero les advierte de que formar Gobierno es tarea de todos

Madrid Actualizado: Guardar
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Mariano Rajoy se presentó este martes ante el Pleno del Congreso para pedir su confianza con un punto de partida de 170 votos, más de los que logró sumar José Luis Rodríguez Zapatero en 2008, cuando fue investido presidente en segunda votación con 169. Pero ese respaldo con el que Rajoy acudió al debate de investidura es de momento insuficiente, algo que marcó por completo su discurso programático. Evitó cualquier enfrentamiento con el PSOE o con Pedro Sánchez, y sus palabras se centraron en apelar a la corresponsabilidad de todos para formar Gobierno en España, a la vez que ofreció a los socialistas hasta siete pactos de Estado en el inicio de la legislatura.

Rajoy terminó de cerrar su discurso el mismo martes por la mañana, muy centrado en el acuerdo firmado con Ciudadanos el domingo anterior, y con numerosos intentos de acercamiento al PSOE.

El «no» con que se despachó Sánchez en la víspera del debate, en una reunión de menos de media hora que tachó de perfectamente prescindible, no desanimó a Rajoy, que armó su discurso en un tono conciliador, pero también con una advertencia sobre la gravedad de la encrucijada en la que se encuentra España.

«No es el momento de pisar callos, sino de tender la mano», comentó un dirigente del PP después de escuchar a Rajoy ayer por la tarde. La realidad fue que el efecto del discurso de Rajoy sobre el PSOE fue el mismo que tendría una pelota contra un muro, el muro del «no» que ha levantado Sánchez y que parece ahora mismo infranqueable.

Las razones del líder del PP

Rajoy expuso las tres razones por las que subía a la tribuna para pedir la confianza de la Cámara, pese a no tener la certeza de ser elegido, sino todo lo contrario. En primer lugar subrayó la urgencia de constituir un Gobierno en España después de más de 300 días de estancamiento político y más de ocho meses de Gobierno en funciones. La segunda razón esgrimida por Rajoy fue que él es candidato porque «así lo han dispuesto los españoles». «Son los españoles los que me traen a esta tribuna. Somos el único partido que ha visto crecer el apoyo de la gente, en votos y escaños. El resultado del 26 de junio es inequívoco», explicó.

La tercera razón que mostró Rajoy para defender su candidatura fue que su opción es «la más conveniente y razonable, además de ser la más respetuosa con la voluntad de los españoles». «Salvo que alguien pretenda juguetear de nuevo con el interés y la paciencia de los españoles, o prefiera repetir las elecciones, la opción que traigo a esta Cámara es la única que parece viable», advirtió.

Rajoy cree que no hay una alternativa seria y moderada a la suya. «Si existiera, sería para otra cosa, para conformar un Gobierno de mil colores, radical e ineficaz que ni conviene a España ni desean los españoles».

Expuestas sus razones, el candidato del PP resaltó la importancia de los acuerdos en una Cámara sin mayorías. « Sin acuerdo no será posible evitar nuevas elecciones», lanzó hacia la bancada socialista, que escuchó todo el discurso, de 82 minutos, sin apenas hacer ruido, ni protestar. Solo algunos murmullos solitarios se dejaron oír cuando el candidato del PP presumió de sacar a España de la crisis.

Rajoy exhibió su acuerdo no solo con Ciudadanos y Coalición Canaria, sino también el firmado antes de las elecciones con otros tres partidos: UPN, PAR y Foro Asturias. «¿Quién dijo que Rajoy está solo?», se preguntaba un miembro de su equipo antes del debate. «Ya nadie podrá hablar de la soledad del PP ni de su falta de apoyos». Ese era otro de los mensajes principales que Rajoy quería transmitir: casi la mitad de la Cámara quiere formar Gobierno por fin esta semana, pero faltan aún seis «síes» u once abstenciones.

Rajoy explicó su «propuesta para España», basada en el acuerdo recién firmado con Ciudadanos, y situó como primer objetivo nacional la creación de empleo. Desde los escaños del partido naranja, Rivera le escuchaba serio, miraba el móvil de vez en cuando e intercambiaba algún comentario con su portavoz, Juan Carlos Girauta, quien no dejó de murmurar para sí mismo durante todo el discurso de Rajoy.

El líder del PP mostró una y otra vez su agradecimiento a Ciudadanos y a Coalición Canaria, elogió su sentido de la responsabilidad y de Estado, pero en realidad el destinatario de sus palabras era otro: el PSOE, al que solo nombró cuando propuso hasta siete pactos de Estado, incluidos en el pacto con Rivera.

Planteó un pacto para revisar el sistema de financiación autonómica, otro para fortalecer las pensiones, uno mas sobre Educación, el cuarto contra la violencia de género y el quinto, por la unidad de España y el fortalecimiento institucional. Añadió otros dos, uno sobre ciencia y otro de energía. Rajoy se detuvo de forma especial en la defensa de la soberanía nacional, y logró poner nerviosos a los independentistas, que se removían en sus asientos y hacían gestos despectivos, cuando dijo que España es la nación más antigua de Europa. Su discurso acabó con un llamamiento para anteponer el interés de todos al interés particular. El destinatario, el mismo que el de todo su discurso.

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