Ana Pastor, presidenta del Congreso de los Diputados
Ana Pastor, presidenta del Congreso de los Diputados - Jaime García

Pugna entre el Gobierno y Podemos por el cierre de la moción de censura

Podemos quiere realizar el alegato final pero Presidencia cree que el broche final corresponde al Ejecutivo

Madrid Actualizado: Guardar
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La última intervención de la moción de censura se ha convertido en las últimas horas en la parte más codiciada del debate que esta mañana arrancará en el Congreso. Tanto el Gobierno, previsiblemente para Mariano Rajoy, como el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, aspiran a protagonizarla y decir la última palabra sin que su rival tenga posibilidad de réplica. Un pulso que abre la puerta a que el último tramo del debate se convierta en una suerte de ping-pong parlamentario entre el Gobierno e Iglesias, pidiendo ambos la palabra consecutivamente para intentar ser el último orador en intervenir.

No en vano, el Reglamento del Congreso no regula quién debe realizar la última alocución del debate. Se limita a señalar en su artículo 177 que «sin limitación de tiempo, podrá intervenir el candidato propuesto en la moción para la Presidencia del Gobierno, a efectos de exponer el programa político del Gobierno que pretende formar» y en su artículo 70 que «los miembros del Gobierno podrán hacer uso de la palabra siempre que lo soliciten».

Ambas partes, por ello, se consideran con la prerrogativa de realizar ese broche final.

En estas circunstancias, la decisión queda en manos de la presidenta del Congreso, Ana Pastor, ya que el artículo 32 del Reglamento le encomienda la labor de «dirigir los debates y mantener el orden en los mismos». Fuentes de Presidencia interpretaron ayer sin ningún tipo de duda que es el Gobierno el que debe cerrar el debate. Sostienen que dado que Iglesias habla en primer término y el Ejecutivo le replica, éste siempre intervendrá en segundo lugar y, por tanto, en última posición. Pero en caso de que el último tramo del debate derive en un ping-pong en el que los argumentos de uno y otro se repitan de manera interminable, todas las fuentes parlamentarias consultadas consideran que Pastor puede considerar concluida la cuestión y dar por terminado el debate. Podemos no lo tiene tan claro, y admiten que el reglamento no lo especifica.

Los precedentes en este caso juegan a su favor ya que en las dos mociones de censura anteriores los candidatos cerraron el debate, aunque el Gobierno del PP no está obligado a seguir este esquema. En 1980, el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, pidió la palabra una vez concluidos los turnos de réplica de los grupos parlamentarios y tras él lo hizo el candidato de la moción de censura, Felipe González. Cuando el líder socialista concluyó el entonces presidente del Congreso, Landelino Lavilla, dio por cerrado el debate y levantó la sesión. En 1987, en cambio, el Ejecutivo socialista de González no solicitó la palabra tras el debate de los grupos parlamentarios –había intervenido en distintas ocasiones previamente– y dejó el broche final en manos del candidato de la moción, el presidente de Alianza Popular Antonio Hernández Mancha que sí pidió intervenir.

Mientras llega el debate, Bildu, la última formación que quedaba por desvelar su posición señaló ayer que votará a favor de la moción de censura. lCuenta con dos diputados que se sumarán a los nueve de ERC y a los 71 de Podemos con sus confluencias para elegir el "sí". En total 82 votos. Los partidos independentistas son así los únicos que apoyarán la iniciativa de la formación morada, que no alcanzará ni siquiera la mitad de los votos necesarios para salir adelante (176). En el bando de las abstenciones se situarán el PSOE, PNV, PDeCAT y Nueva Canarias (98) frente a PP, Ciudadanos, UPN, Coalición Canaria y Foro (170) que votarán en contra.

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