El PSOE fía su investidura a un pacto Frankenstein sin atar la gobernabilidad

El PP no facilitará el trámite: no se fía del presidente en funciones después de sus acuerdos de estos meses con independentistas y nacionalistas

Pablo Iglesias empleará un tono moderado en su intervención para no complicar un acuerdo que propiciara la presencia de Podemos en el Gobierno

Debate de investidura de Pedro Sánchez en directo

Vídeo: EuropaPress

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Ha llegado el momento. Después de casi tres meses, Pedro Sánchez subirá hoy a la tribuna del Hemiciclo en busca de los apoyos suficientes para cerrar su investidura y zanjar un periodo de inestabilidad política que él mismo inauguró al sacar adelante la moción de censura a Mariano Rajoy . El socialista tendrá que recabar apoyos –llega con menos aliados incluso que a la investidura fallida– mientras se afana en esquivar los ataques de PP, Ciudadanos y Vox. Los tres partidos del centro-derecha no harán concesiones a un Sánchez que no ha escondido su predilección por populistas, independentistas y nacionalistas para conformar una mayoría que, a corto plazo, alargue su estancia en La Moncloa.

Para esta misión no podrá contar con el PP. Así se lo explicará su líder cuando le toque subir a la tribuna del Hemiciclo. Según ha podido saber ABC de fuentes populares, Pablo Casado sustentará el voto negativo de su grupo parlamentario en que el socialista no le ha dado opción al PP para hacer lo contrario . Tampoco para abstenerse y facilitar una investidura que se antoja prácticamente imposible en la primera votación. Para que Sánchez sea investido mañana tendría que conseguir 176 votos favorables, lo que pasaría –ante las negativas de PP y Cs– por los «síes» de los diputados de Unidas Podemos y ERC. En todo caso, los secesionistas estarían dispuestos a darle una abstención al PSOE en la sesión del jueves, cuando Sánchez únicamente tendría que tener más votos a favor que en contra para ser investido.

Acuerdos con radicales

En la bancada popular no se creen al presidente del Gobierno en funciones cuando intenta desligarse del independentismo catalán o los nacionalismos radicales y por eso Casado le recordará en el Hemiciclo que el PSC gobierna en la Diputación de Barcelona gracias a un pacto con el partido de Carles Puigdemont, Junts per Catalunya ; o el culebrón en Navarra, donde a los socialistas no parece importarles que la gobernabilidad de la Comunidad Foral quede en manos de Bildu con tal de arrebatarle el poder a la coalición que forman PP, Ciudadanos y Unión del Pueblo Navarro.

La postura de los populares es clara: ni apoyo ni abstención para facilitar el Gobierno a Sánchez. Fuentes de Génova insisten en que el PSOE tendrá que entenderse con Unidas Podemos:«Han sido sus socios siempre y no es noticia que pacten con ellos, ya que lo llevan haciendo en provincias y regiones a lo largo de estos meses». Sin embargo, el PP no está cerrado a llegar a acuerdos en temas que requieran pactos de Estado con el PSOE si finalmente Sánchez logra sacar adelante la investidura.

Iglesias no será agresivo

Menos duro se espera el discurso de Pablo Iglesias, que con su renuncia a ser ministro desbloqueó unas negociaciones entre Unidas Podemos y el PSOE que este fin de semana se han sucedido –tanto entre los equipos negociadores como mediante contactos telefónicos– en un clima de secretismo propio de la magnitud de la empresa. Según fuentes de la formación populista, Iglesias no recurrirá al tono bronco que otras veces ha exhibido en la Carrera de San Jerónimo porque en juego está que su partido entre a formar parte activa de un gobierno de coalición con el PSOE.

No obstante, el secretario general de Unidas Podemos sí deslizará una advertencia a Sánchez : si no hay acuerdo para que entren miembros de la formación populista en el próximo Ejecutivo antes del jueves –día en el que concluirá la investidura si previsiblemente Sánchez no logra sacarla adelante el martes–, Podemos votará «no» y España seguirá inmersa en la interinidad hasta después del verano.

El factor Ciudadanos

Más allá de la investidura, el problema al que se enfrentará Sánchez será el de la gobernabilidad . Si las negociaciones con Podemos fructifican, ERCy el PNV le conceden la abstención en la segunda votación y el socialista revalida la Presidencia, después tendrá que gobernar y un Ejecutivo de coalición con los de Iglesias –165 escaños en total– no sería suficiente para pasar el rodillo en el Congreso y tendrá que encontrar socios para sacar adelante cada punto de su hoja de ruta.

Ciudadanos no será ese socio . Los de Albert Rivera, que han preferido guardar sus cartas de cara a la sesión de investidura, están instalados en el «no» radical a Sánchez pero, además, ya han demostrado en numerosas ocasiones que son un partido incompatible con Podemos . Esta circunstancia devolvería al PSOE al escenario de la última legislatura, cuando Sánchez no fue capaz de reunir una mayoría parlamentaria suficiente con la que aprobar sus medidas. Su error fue hipotecar la gobernabilidad a los votos de sus socios –independentistas, nacionalistas y populistas– del «pacto Frankenstein» con el que derrocó a Rajoy. Exactamente los mismos actores que ahora podrían facilitar su investidura como presidente del Gobierno.

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