El PSOE anuncia una moción de censura y acorrala a Ciudadanos

Rivera se refugia en la comisión de investigación solicitada por Aguado

El portavoz de Ciudadanos en la Asamblea de Madrid, Ignacio Aguado, este miércoles EFE
Sara Medialdea

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A Cristina Cifuentes le asomó una sonrisa cuando escuchó a Ignacio Aguado anunciar que su apuesta en el día de ayer era crear una comisión de investigación (otra más) sobre el máster de la presidenta de la Comunidad de Madrid.

La decisión del PSOE de presentar ya una moción de censura contra Cristina Cifuentes para hacer presidente a Ángel Gabilondo ha trastocado los planes de Ciudadanos. «No podemos decir que se haya dicho exactamente toda la verdad», justificaba el portavoz socialista en la Asamblea de Madrid, Ángel Gabilondo.

El martes el líder del PSOE, Pedro Sánchez, ya avanzaba que la respuesta «contundente» del PSOE se haría « sin mirar ni a derecha ni a izquierda », dejando claro que los socialistas darían el paso aunque no contase con los apoyos necesarios. Lo que supone un elemento de presión clave sobre los de Albert Rivera.

Para Ciudadanos, el esquema de Murcia era la línea a seguir: pedir explicaciones, si no convencen, exigir un cambio de candidato en el PP y solo en último término amagar con apoyar al PSOE, con la condición de que Podemos no esté en el Gobierno. Pero con una importante salvedad, y es que en este caso no hay ninguna causa judicial abierta.

La formación de Rivera anunció en el pleno esa comisión de investigación como forma de alargar el caso y seguir instalados en esa primera fase, porque en el partido reconocen que existen «dificultades» para explicar la posición que se adopte. Sea cuál sea. Y es que el escenario ideal para Ciudadanos es acudir a unas elecciones con una Cifuentes desgastada pero no derrocada . Mucho mejor para ellos que un escenario en el que acudan a las elecciones como sostén de una presidenta desgastada o de una izquierda que ha encontrado en este caso la oportunidad de recuperar el poder institucional en una región que perdió hace más de veinte años.

Pasadas las nueve de la noche, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, se reunía con Gabilondo y el líder regional de los socialistas, José Manuel Franco, y daba el visto bueno a la moción de censura.

Tras la decisión de los socialistas, el líder de Cs en Madrid se refugió en la estrategia de la comisión de investigación: «A partir de ahí, se podrá tomar una decisión y no tendremos problema en tomar decisiones políticas importantes», y justificando que actualmente no existen motivos suficientes: «Hubiera sido fantástico salir del pleno con pruebas y no con una versión en la que nos falta la tercera pata, que son las pruebas de la Universidad».

El estigma de « muleta del PP » es una de las cuestiones que más han escamado a Albert Rivera desde su desembarco en la política nacional. Pero a su vez, más si cabe, le preocupa y le ocupa su misión de frenar el ascenso político de Podemos. En ese complejo equilibrio, apretar al PP y no entrar al juego de la izquierda, trata Albert Rivera de encontrar el punto de equilibrio. El líder de Ciudadanos dijo ayer que la intervención de Ignacio Aguado en la Asamblea de Madrid respondió a los criterios de «rigor, serenidad y firmeza». Pero la gestión del caso Cifuentes es una seria prueba para el partido centrista.

El pacto con Cifuentes ha estado presidido durante toda la legislatura por la desconfianza mutua. En esta crisis se determina la principal respuesta que Ciudadanos tiene que responder: ¿derecha o izquerda? ¿Con el PP o con el PSOE, y por extensión con Podemos?

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