El aspirante Errejón, ausente en la peor crisis del PP madrileño

El diputado de Podemos estaba en Bolivia dando una conferencia

Cristina Cifuentes dimite

El diputado de Podemos, Íñigo Errejón, en su escaño en el Congreso IGNACIO GIL

ALEXIS ROMERO

La candidatura de Errejón para presidir la Comunidad de Madrid en 2019 es un secreto a voces, confirmado por el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, que hace unos meses le encomendó al diputado la tarea de « ponerse a trabajar » para ganar las elecciones. Sin embargo, ayer Errejón desaprovechó una oportunidad de oro para ganar peso en la comunidad a la vez que intentaba desgastar a la presidenta, Cristina Cifuentes.

Durante la mayor crisis política del PP madrileño y de su líder, el a todas luces candidato de Podemos a presidir la comunidad se encontraba a 9.000 kilómetros, en La Paz, capital de Bolivia. Errejón acudió al país andino para participar en una conferencia magistral sobre « Pueblo y Populismos » junto al vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera. Durante la comparecencia de Cristina Cifuentes ante la Asamblea de Madrid para dar explicaciones sobre su máster en la Universidad Rey Juan Carlos, el diputado de Podemos trató de hacerse visible a través del único medio posible, sus redes sociales.

En este sentido, dedicó varios tuits a criticar a la presidenta madrileña, a la que acusó de no presentar «ni una prueba sólida» sobre la existencia de su trabajo final de máster, y aseguró que «los madrileños esperaban algo más de respeto a su inteligencia».

La beca en Málaga

El dirigente de Podemos también protagonizó hace unos años una situación conflictiva relacionada con una universidad, en este caso la de Málaga, al percibir en 2014, entre marzo y diciembre, 1.825 euros brutos al mes por un contrato de investigación sobre la situación de la vivienda en Andalucía. Errejón realizó el trabajo a distancia, desde Madrid, a la vez que trabajaba en Podemos, por lo que la Universidad de le abrió un expediente. El diputado aseguró entonces que el director del trabajo, Alberto Montero -también miembro del partido- le había concedido verbalmente el permiso para realizar el trabajo bajo esas circustancias, sin acudir a la universidad, pero no tuvo un permiso formal de la institución.

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