El proxeneta más buscado «usó» a menores y a una discapacitada

Llevaban dos años tras él; explotaba a mujeres y les dejaba deudas de luz, agua y bancos

Fotografía de un código de barras tatuado compartida en la cuenta de la Policía Nacional para anunciar la detención del proxeneta ABC

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Cuentan los agentes que han seguido sus pasos que Manuel Hortal sí que era un auténtico «estafador del amor» . Primero adoptaba ese rol, valiéndose de su buena presencia, su labia, sus supuestos trabajos y la necesidad de las víctimas, y luego el de proxeneta implacable, uno de los más buscados y escurridizos de España. Gallego, de 35 años, la Policía lo acaba de detener en Cuenca , acusado de explotar a mujeres de forma itinerante por todo el país. Llevaban dos años tras él.

Se hacía pasar por abogado, gestor o empleado de banca, con tanta seguridad y carisma que nadie se le resistía. Su última víctima es una venezolana a la que encerró en un chalé y la obligó a prostituirse hasta que la mujer pudo alertar a una amiga, que denunció lo que ocurría. Fue liberada en menos de 24 horas, un tiempo récord.

El detenido tenía siete reclamaciones en vigor (una para ingresar en prisión) y otras treinta ya cesadas. En su «currículum criminal» consta cómo llegó a explotar en el pasado a una discapacitada psíquica y a varias chicas menores de edad y cómo no dudó en suplantar la identidad de su padre fallecido para cometer sus fechorías.

Una mujer venezolana acudió el pasado viernes a la sede de la ONG Cruz Blanca, de ayuda a víctimas de trata, en Huesca y contó que una amiga suya estaba retenida y explotada sexualmente en un chalé tras adquirir una deuda con un proxeneta. La ONG informó a la Policía de Huesca y horas después con la comisaría de Cuenca lograban localizar la casa.

En los alrededores detectaron el coche de una mujer, también española, que era la mano derecha de Hortal. A ambos les seguían en otra investigación de la Brigada Central contra la Trata de Seres Humanos de la Comisaría General de Extranjería. Cuando entraron en la vivienda, la víctima estaba en una habitación sola, en condiciones precarias . Rompió a llorar y sufrió una crisis de ansiedad, según informó la Policía Nacional. En el chalé estaba también una de las controladoras del grupo. La mujer liberada ya ha sido acogida por una ONG.

En total fueron arrestados el proxeneta y cabecilla, una española de 19 años y una venezolana de 26 encargadas de controlar a las mujeres y que pudieron ser víctimas de este individuo hace años. «Pueden sufrir el síndrome de indefensión que adquieren las víctimas de trata» , explican los expertos policiales. Precisamente ayer se celebró el Día Mundial contra la Trata de Personas. La organización llevaba años actuando de la misma forma pero la destreza del proxeneta para manipular a las personas, las enormes medidas de seguridad que adoptaba (como el uso de documentación de terceros) y el carácter itinerante del grupo han sido claves para que se libre de la cárcel.

Los investigadores han constatado sus enormes habilidades sociales. Tanto víctimas como testigos lo definen como una persona muy carismátic a, pero ese carisma se convertía en manipulación cuando las víctimas caían en sus redes y las amenaza y retenía.

La promesa de trabajo

El historial delictivo de este individuo evidencia que vive a costa de los demás, bien a través de estafas o bien a través de la explotación sexual. Dinero y sexo. Era lo que buscaba y de lo que se valía. Captaba a sus víctimas sobre todo a través de internet o de redes sociales . Les prometía grandes ingresos trabajando en un amplio abanico de profesiones.

Otra característica detectada es que su caladero estaba en entornos sociales, familiares y económicos necesitados . Varias mujeres explotadas que denunciaron en la operación anterior -sigue en investigación- relataron que les dejó deudas con compañías de suministros (gas, luz, agua), telefonía o bancos por varias decenas de miles de euros. ¿Cómo lo hacía? Usando su poder embaucador lograba los primeros días la documentación de las chicas con el pretexto de gestiones jurídicas o económicas para ellas.

Una especialidad de este delincuente era «robar» a otros proxenetas las víctimas apareciendo como un salvador de las mujeres antes de explotarlas y someterlas. Captaba también a jóvenes en el mundo de la pornografía amateur, prometiéndoles lo que jamás cumplía.

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