El pozo de la memoria

El caso de la candidata de Podemos a la Alcaldía de Ávila, que cumplió condena por asesinato, hace salir a la palestra a la familia de la víctima. «No vamos a permitir que nadie ensucie su memoria», dice su hermano a ABC

Víctor Manuel López lee el reportaje que se publlicó en una revista del crimen de su hermano JOSÉ RAMÓN LADFRA

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Pilar Baeza , hoy candidata a la Alcaldía de Ávila por Podemos , tenía 24 años cuando la madrugada del 8 de septiembre de 1985 su novio, Manuel González, y un amigo de éste, Juan Carlos Torres, llevaron en el coche del primero a Manuel López, «Lolo», a un descampado situado a la altura del kilómetro 29 de la C-501 (Alcorcón-Plasencia). Sabían que allí había un edificio en ruinas y un pozo, y además estaban seguros de que nadie los sorprendería por tratarse de una zona muy apartada. Al llegar, la víctima fue obligada a bajar del automóvil y segundos después recibió cuatro disparos de escopeta, un arma que les había sido proporcionada por la chica. Luego los asesinos tiraron el cadáver en la oquedad y se marcharon...

Manuel González, el zapatero, y «Lolo» eran amigos de Leganés y, en los tres meses que estuvo desaparecida la víctima, comía en la casa familiar para interesarse por si había novedades en la desaparición. La confianza era tal que en alguna ocasión comió con los padres del chico, a los que tranquilizaba diciéndoles que «se habrá ido con unas mexicanas, pero seguro que vuelve»... El otro autor material, Juan Carlos Torres, carnicero, también pasó por esa casa para sorpresa de la madre, Manoli, que no le conocía: «No duermo, estoy muy nervioso, no sé nada» , decía, a lo que la mujer le respondió: «Si no has hecho nada, no te preocupes».

Pilar Baeza también estuvo una vez en la casa, poco antes de las detenciones, y cuando Manoli le preguntó si sabía algo, puso las manos sobre las Sagradas Escrituras y pronunció una frase que aún hoy estremece a la familia López: «Le juro Manuela ante esta biblia que no sé nada de su hijo»...

Víctor Manuel López, hermano pequeño de «Lolo» –en total eran cinco–, tenía entonces 14 años y no fue plenamente consciente de que lo sucedido hasta que en diciembre los autores de esta salvajada se entregaron a la Policía aconsejados por sus abogados, sabedores de que antes o después iban a ser detenidos. « Nunca agradeceremos lo suficiente a esos policías de Homicidios cómo se portaron con nosotros . Siempre le decían a mi madre que el asesino de su hijo iba a acabar entre rejas... Desde el primer momento los agentes centraron a los tres, porque un testigo había visto a “Lolo” subir al coche de Manuel González la noche que desapareció».

La resolución del crimen en diciembre debía haber servido no tanto para mitigar el dolor de la familia, que a día de hoy continúa, sino para haber vivido en paz su duelo. No fue así por el testimonio de Pilar Baeza, descrita por los psquiatras que la examinaron como alguien «con escasa dotación intelectual y ciertos rasgos neuróticos de carácter histérico, que la configuran como una persona fácilmente manipulable ». Aseguró que su novio había actuado por venganza, ya que el mes de agosto anterior a los hechos le había contado que «Lolo» la había violado a punto de pistola y que se quedó embarazada.

Esa versión trascendió a la prensa, entre otras cosas porque antes de entregarse los novios decidieron contar su historia a Interviú. Incluso, tuvieron la sangre fría de fotografiarse junto al pozo cuando el cadáver de Manuel López aún estaba dentro... Un pozo, por cierto, que los asesinos visitaban cada cierto tiempo para echar tierra y evitar que se pudiese encontrar el cuerpo. Los tres autores fueron condenados a 30 años por asesinato, de los que ella cumplió siete al beneficiarse de redenciones ordinarias y extraordinarias de la pena, comunes por entonces.

«Mis padres –cuenta Víctor Manuel López con profunda amargura– vivieron a partir de ese momento con vergüenza, los hundió; fue una lápida que nunca se resarcirá con nada. Mi madre no lo olvida. Nunca pudo defender a su hijo, nadie le dio la oportunidad de hacerlo... Tras el juicio decidieron pasar página en la vida, vivir con la vergüenza por algo que era mentira , mirando siempre a todos lados para ver quién estaba y evitar así escuchar cualquier comentario terrible».

Manoli y su marido, panaderos de profesión, gastaron todos sus ahorros y más en abogados. Tenían preparada una querella contra la revista que había dado pábulo a los asesinos, pero al final decidieron retirarla: « Les parecía que el dinero que pudieran ganar con ese pleito era sucio , como aprovecharse del asesinato de su hijo, y desistieron».

La familia de «Lolo» hubiera querido que todo este terrible asunto hubiera quedado para siempre oculto en el pozo de la historia. Pero Pilar Baeza tomó una decisión que cambió los acontecimientos: presentarse como cabeza de lista de Podemos a la Alcaldía de Ávila. No pasó mucho tiempo hasta que un medio , «El Español», descubriese la historia hace unos días.

Pablo Echenique , secretario de Organización de Podemos , recurrió al brochazo cuando fue preguntado por este asunto y dio por válida la versión de la supuesta violación como móvil del asesinato, en lo que parecía una justificación del mismo. Por supuesto, ni siquiera se había molestado en consultar la sentencia de 4 de julio de 1990 del Tribunal Supremo en la que de forma expresa se dice que «en el caso presente no se ha practicado ninguna prueba que pudiera acreditar la realidad de la violación que Pilar contó a su novio y atribuyó a una persona». Una afirmación que se reitera en otro momento del texto legal.

«Cuando oí a Echenique y vi que los medios de comunicación volvían a hablar de mi hermano como un violador ya no lo dudé y decidí defender públicamente la memoria de mi hermano», asegura Víctor Manuel López , que añade: «No tengo nada contra la reinserción social, y si Pilar Baeza puede legalmente presentarse a unas elecciones que lo haga y ya decidirán los votantes si la apoyan o no; pero no puedo permitir que más de 30 años después se pisotee otra vez la memoria de mi familia. La madre -el padre ha fallecido ya- no lo veía claro al principio, lo mismo que algunos de los hermanos: «A mi hijo no lo voy a volver a ver, no mováis esto», les decía, pero su hijo pequeño estaba convencido de que «es la única forma de dar voz a “Lolo”» . Manoli, una mujer discreta, pero fuerte, evolucionó con los días y decidió asistir a un programa de televisión.

Pilar Baeza , la otra protagonista de esta historia, vive los últimos días encerrada en su gimnasio, desde las diez de la mañana hasta las diez y cuarto de la noche. En una breve charla con ABC, con exquisita educación, declinó hacer cualquier comentario sobre el tema porque «ya di una rueda de prensa y respondí a todas las preguntas que se me hicieron». Lamentó además «la presión mediática a la que estoy sometida; trabajo de cara al público y esto afecta a mi empresa ... Quizá más tarde sí que acepte hablar con usted, pero comprenda mi situación».

A falta de explicaciones directas de la implicada hay que remitirse a esa rueda de prensa , en la que insistió en la que admitió que en su día no denunció la supuesta violación, dijo haber hecho frente a todas sus responsabilidades e insistió en que esa agresión sexual se produjo realmente. « He asumido todas mis responsabilidades» . Además, atribuyó en parte al hecho de «ser mujer» la «campaña de linchamiento» a la que dice estar sometida.

Víctor Manuel López sale al paso también de esas afirmaciones: « Si hizo frente a la parte que le tocaba de la responsabilidad civil fue porque un embargo , aunque prefiero no hablar de ello... El dinero no cura nada. Lo peor es que no ha perdido perdón, ni tenido un mínimo gesto de piedad con mi madre, ni reconocido que mintió cuando dijo que había sido violada por “Lolo”»...

Cada día ve a su madre, con la que convive, mirar la fotografía de su hermano, lanzarle un beso mientras las lágrimas nublan sus ojos... Así durante 34 años. « Hemos sido dos veces víctimas, de quienes lo mataron en 1985 y ahora otra vez con esas acusaciones . Por eso hemos decidido dar un paso adelante. No vamos a permitir que nadie ensucie su memoria, y menos una de sus asesinos».

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