Oriol Junqueras, ayer, en los pasillos del Parlamento de Cataluña
Oriol Junqueras, ayer, en los pasillos del Parlamento de Cataluña - EFE

Los partidos acusan a Homs de asumir los vicios de la vieja CDC

Domènech señala que se vendió en el Congreso «por un plato de lentejas»

Barcelona Actualizado: Guardar
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Con apenas diez días de existencia, el nuevo Partit Demòcrata Catalana (PDC) ha demostrado ser lo más parecido a la vieja Convergència, la de toda la vida: dúctil en lo estratégico, amorfa en lo ideológico, capaz de mantener un doble discurso según el contexto político que se tercie. Rupturistas cuando se trata de aliarse con la CUP en el Parlament, colaborativos y serviles cuando en Madrid se trata de lograr grupo propio en el Congreso apelando a los valores de la vieja CDC. Convergència en estado puro.

La abstención convergente en la elección de Ana Pastor como presidenta del Congreso, y el misterio de los diez votos en la composición de la Mesa, alimentan la teoría de que el nuevo PDC presidido por Artur Mas —lo hará formalmente tras el proceso de elección del próximo fin de semana— trata de recuperar espacio en Madrid.

Después de que en las dos últimas legislaturas el proceso soberanista y la ruptura con Unió arruinasen su tradicional influencia en la política «estatal», CDC trataría de posicionarse, no romper nada ante lo que pueda pasar. Todo está por ver. Es la tesis de quienes sostienen, ignorando que en Cataluña hay en marcha un proceso de ruptura, que PP y CDC van camino, nada menos, que de una reedición de los pactos del Majestic.

Frente a esta visión forzada, fuentes políticas apuntan a que la estrategia de CDC es en realidad de vuelo mucho más corto —conseguir grupo propio en el Congreso—. Xavier Domènech, líder de En Comú Podem, formación que a su vez también aspira a funcionar en el Congreso al margen de Podemos, lo resumió gráficamente: Francesc Homs «se ha vendido por un plato de lentejas».

«Peix al cove»

En declaraciones a Rac 1, Domènech alertó de que ha regresado el «peix al cove» (pájaro en mano), el clásico estilo negociador del que la vieja CDC hacía bandera. Para los «comunes», en disputa con CDC y ERC por hacerse con la hegemonía política en Cataluña, los convergentes acabarán confluyendo con el PP por afinidad ideológica.

Frente a estas acusaciones, la portavoz de la Generalitat, Neus Munté, recalcaba ayer a Efe que «ni mucho menos» existe una «nueva etapa» de relaciones con los populares tras las votaciones en el Congreso. Extrañamente, la CUP, socios de CDC en el Parlament, mantuvo ayer un elocuente silencio, casi como si los antisistema entendieran que la estrategia del nuevo PDC no va más allá de asegurarse las lentejas en el «Congreso»: Convergencia en esencia.

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