Manifestación Barcelona

Ocho horas de autobús para ayudar a los «hermanos catalanes»

Cerca de un millar de personas salieron desde el Bernabéu con destino Barcelona para la manifestación a favor de la unidad de España

Uno de los autobuses rumbo a Barcelona ABC
Gema Conty

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Medianoche del sábado y cerca de un millar de personas rodean las inmediaciones del Santiago Bernabéu ondeando banderas de España . No hay fútbol pero sí se respira la misma ilusión que cuando rueda el balón sobre el verde. Se oyen gritos, cánticos y algún que otro bocinazo de alguien que lleva un megáfono bajo el brazo. Un par de turistas que pasan por la zona los miran extrañados, más por la hora que por la multitud de estandartes, y preguntan qué ocurre. «Nos vamos a Barcelona» . Entonces comprenden que van a la manifestación del domingo .

Un grupo de chicos tuvo la idea de alquilar un par de autobuses para acudir a la Ciudad Condal y en pocas horas las plazas ya estaban completas. «Empezamos con dos autocares, de ahí pasamos a seis y al final nosotros vamos con diez», explica Álvaro, uno de los organizadores. Cobran 20 euros a cada uno de los pasajeros, aunque inicialmente el precio era de 40. «Ha habido muchas donaciones y hemos podido bajarlo, aunque si no podían pagarlo nos daba igual . Nuestra idea era que nadie que quisiera estar en Barcelona no se quedara en tierra por falta de dinero», comenta.

Asegura que se trata de una iniciativa «completamente apolítica» y que han rechazado a varios partidos que se han puesto en contacto con ellos para sumarse porque no querían que el plan tuviese ningún tipo de color. De hecho, pidieron a los viajeros que se abstuvieran de llevar banderas preconstitucionales, al igual que les animaron a ir con alguna senyera. «Hay que darse cuenta de que vamos a apoyar y a dejar claro que Cataluña también es España », indica.

Recuperar la cordura

La Ciudad Condal será clave para recuperar «ese sentimiento del que se han adueñado los nacionalistas», asegura Juan, de 43 años, que acude con su mujer a la manifestación. Le esperan por delante ocho largas horas de autocar en las que esperan dormir para coger fuerzas. Otros saben que será difícil y, por si acaso, han preparado un par de bocadillos de tortilla para el camino. «Española, claro».

Alberto tiene claro que para superar el conflicto que vive Cataluña y, por extensión, el resto de España debe «reinar la cordura». Por eso tiene la intención de que su voz se oiga por las calles de Barcelona , «porque Barcelona también es España, aunque algunos se crean que no». Tiene miedo de que los nacionalistas cumplan sus amenazas y paren el tráfico de la A-2 a la entrada de Barcelona para evitar la llegada de autobuses, pero confían en la Policía.

También tienen respeto a los antisistema un grupo de chicas que acaban de cumplir 20 años. La de Barcelona será su primera gran manifestación y temen que algunos se cuelen con banderas no constitucionales para dañar la imagen del encuentro, pero creen que deben estar en la Ciudad Condal para ayudar a sus «hermanos catalanes». Como ellas y con ese mismo pensamiento, muchos acudirán a ese grito de auxilio. Jóvenes, adultos, jubilados, familias enteras, grupos de amigos, casados, solteros (incluso los que esperan encontrar novia durante el viaje –«¿quién sabe?»–) llenarán las calles de Barcelona de banderas de España procedentes de todos los puntos de la Península. Todos con la misma idea y clamando por la unidad de España.

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