Un días después del fin de la mascarilla en interiores, todavía los que la llevan puesta superan a los que no. Eso sí, ya se empiezan a ver los primeros atrevidos. Hay sorpresas al ver la mitad de la cara, redescubrir olores intensos o volver a las pequeñas costumbres. Sin embargo, nos costará dejarla. Son muchos meses utilizándola y algunos se sienten desnudos sin ella.
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