Crisis en el instituto armado
Marlaska rechaza desmilitarizar la Guardia Civil pero no frena a Podemos
El ministro ficha como asesor a un exdiputado de Pablo Iglesias partidario de despojar a la Benemérita de ese carácter
La ambigüedad del PSOE en cuanto a mantener o no el carácter militar de la Guardia Civil es un clásico de la política en España. Pero por primera vez el debate se suscita con los socialistas gobernando junto a un partido radicalmente decidido a eliminar ese estatus, Podemos. Que además acaba de situar a uno de sus ideólogos en esta materia en el núcleo mismo del Ministerio del Interior como asesor de su titular, Fernando Grande-Marlaska . Se trata de Juan Antonio Delgado, miembro de la Benemérita en ejercicio hasta 2015 y portavoz de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) antes de entrar en las filas de la organización de Pablo Iglesias para terminar siendo diputado entre 2016 y 2019. En su escueto perfil de la web de Podemos, el ahora consejero de Marlaska subraya en primera persona que «como consecuencia del ejercicio de la lucha sindical, he recibido dieciocho expedientes disciplinarios por hacer uso de la libertad de expresión».
Cuando sigue en curso la crisis entre Interior y el Instituto Armado desatada por la destitución del coronel Diego Pérez de los Cobos, jefe de los investigadores de las marchas del 8M, el foco parece desviarse ahora hacia este asunto recurrente, si bien en medio de una confusión, quizás calculada, que puede ejercer de cortina de humo . Y probablemente de bálsamo para el malestar de los guardias que verían en la desmilitarización una aspiración cumplida.
El ministro pareció agradecer ayer este giro cuando, en sesión del control al Ejecutivo en el Congreso, afirmó a preguntas del PP que la naturaleza militar del Instituto Armado «no está discutida por este Gobierno», aunque tampoco será «obstáculo» para la «posible y necesaria asunción de derechos y libertades» por parte de sus efectivos. Lo hacía un día después de que Iglesias se pronunciara a favor de «que la Guardia Civil pueda reunirse, manifestarse, sindicarse», pero hablando no como vicepresidente segundo -«no sería prudente», excusó- sino como «líder» de su partido, a pesar de que se encontraba sentado en La Moncloa.
En el programa electoral
No introdujo en su contestación la palabra «desmilitarización», que tampoco figura en su programa de las elecciones de 2019, en cuyos puntos 183 y 184 se comprometen a llevar a cabo lo que resume ese concepto: «reconocer los derechos sindicales y civiles negados a los y las guardias civiles», también la «condición de sindicatos a sus asociaciones», con subvenciones y «protección laboral a sus representantes». Figura además suprimir la aplicación en la Benemérita del Código Penal Militar «con el fin de separarla del ámbito militar» y los arrestos.
Consustancial a su naturaleza, el carácter militar del Instituto Armado ha sido interpretado como sinónimo de eficacia y es compartido por otros Cuerpos Policiales dentro de la Fuerza de Gendarmería Europea. La Asociación Pro Guardia Civil (Aprogc) ha advertido de «su firme rechazo y el de muchos guardias civiles» a quien intente «hacer desaparecer» esa cualidad. Este colectivo ha demandado al nuevo asesor de Marlaska, Juan Antonio Delgado, por vincularles a la «extema derecha».
Al margen de que figuró en su programa electoral de 1982, la desmilitarización en las filas del PSOE ha tenido que ver con frecuencia con la improvisación y el oportunismo. El ministro del Interior alababa ayer la Ley de 2007 de Derechos y Deberes de los Guardias Civiles como un «hito» en la «adquisición de derechos» por parte de esos funcionarios que, entre otros, vieron regulado el derecho de asociación profesional. Previamente, dos portavoces parlamentarios, -Jesús Caldera y sobre todo Diego López Garrido- defendieron suprimir esa condición y la unificación de los mandos de la Benemérita y la Policía en tiempos de José Luis Rodríguez Zapatero se leyó como un primer paso.
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