María San Gil: «Sánchez se plegará a lo que Bildu quiera, pero además está cómodo»

Se publica «ETA, 50 años de terrorismo nacionalista», un antídoto contra la indiferencia cobarde instalada en España frente a la indignidad

María San Gil, vicepresidenta de la Fundación Villacisneros ÁNGEL DE ANTONIO

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Una mañana cualquiera, leyendo el periódico. «Excarcelación de presos, que les habían hecho homenajes, Bildu perfectamente legalizado...», recuerda María San Gil . Su jefe, Íñigo Gómez-Pineda, presidente de la Fundación Villacisneros, también reconstruye el momento en el prólogo: chantaje de los independentistas al Gobierno, ofensas a España, adoctrinamiento en un pasado inexistente... Sobreviene la indignación, el desánimo. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?, se preguntaron. Y para dar respuesta se concibió este libro «ETA. 50 años de terrorismo nacionalista», un escalofrío a lo largo de 400 páginas llamado a sacudir conciencias.

Esta obra son dos, incluye un diccionario de terrorismo cuya primera palabra es «acercamiento», plena actualidad a mayor gloria de Bildu...

No hubiéramos podido imaginarnos cuando ETA todavía estaba matando que el PSOE iba a tener como socio prioritario de gobierno a Bildu, que son los herederos de ETA. Son ETA, porque el propio presidente del Gobierno les dio el pésame el otro día por el etarra que se había suicidado en prisión. ¿Qué mas necesitamos para darnos cuenta de que tenemos a ETA sentada en las instituciones?. Los 852 asesinatos les han salido muy baratos y hoy Bildu es un factor político y un elemento esencial del Frente Popular integrado por nacionalistas y comunistas, en cuyo origen estuvieron José Luis Rodríguez Zapatero y ETA. España no puede encogerse de hombros y olvidar, tenemos obligación moral de recordar y por nosotros, que no quede.

Usted afirma junto a Jaime Mayor Oreja que lo que gobierna España es en realidad «un proceso» nacido de ese pacto, en que Zapatero habría prometido un cambio de orden si ETA dejaba de matar... eso fue en 2011, ¿está Sánchez en ese guión?

Sin ninguna duda. Estamos viendo ese cambio de orden: Arnaldo Otegui protagonista de la vida política, un tipo que ha estado en prisión por defender el terrorismo. Y podíamos hablar de la metamorfosis del PSOE, porque yo he conocido un PSOE en los años duros del terrorismo y había gente extraordinaria, soberbia, que defendía España, la Constitución y entendía cuál era la linea divisoria entre el nacionalismo, el terrorismo y los demócratas. Hoy Sánchez le debe a Bildu estar en La Moncloa y se plegará a lo que Bildu quiera. Pero además es que se siente cómodo en el Frente Popular, con Pablo Iglesias y Otegui. Me sorprende que alguien que se dice socialista esté cómodo de la mano de etarras, comunistas y rupturistas. Por eso me encantaría apelar a los afiliados del PSOE... muchos, al mirarse en el espejo por la mañana tendrían que pensar que están contribuyendo a que el proyecto de ruptura de España se esté llevando adelante. Desde la Fundación queremos remover las conciencias.

Santiago González cita la reflexión de Montesquieu de que la paz no se puede comprar, porque quien la vende está luego en mejores condiciones de venderla otra vez... ¿Hasta dónde va a llegar Bildu, una amnistía?

Pueden plantear lo que quieran porque no tienen límite. Se lo tenemos que poner nosotros con un proyecto alternativo ideológicamente, sustentado en los principios y valores que la derecha ha defendido siempre. Si hay que pagar un precio por la paz, esa paz no merece la pena. Dijimos siempre que matar no tiene premio y dejar de matar tampoco, no queremos una paz a costa de nada.

Tertsch es muy crítico con la escasa reacción de la sociedad ante «el terrible naufragio moral». ¿Cuándo pasó, en qué momento se fue de las manos?

Todo se ha hecho para que la sociedad esté menos concienciada y tenga menos memoria. Son varios los autores que se preguntan cómo puede ser que no señalemos con el dedo a los responsables de lo ocurrido, que el nacionalismo salga indemne. No podemos hacer como que no pasa nada. En los ocho años de gobierno de Zapatero, amortizaron a las víctimas, anestesiaron la memoria, neutralizaron a los colectivos cívicos y con ellos el clamor popular contra el terrorismo y la negociación con ETA. La Justicia no acompaña... ¿en qué momento no funciona la Audiencia Nacional, en qué momento los sumarios no se encuentran?... ¿Qué sociedad democrática se puede permitir que los atentados no estén juzgados y sentenciados?

Pues la misma que asiste a la gestación de otra Ley de Memoria, Democrática en este caso

Con esa ley estamos hablando de los muertos de la Guerra Civil y no nos acordamos del último atentado de ETA que fue en 2010 y está sin resolver... y nos olvidamos además de que las víctimas de casos in resolver tienen subvenciones menores que aquellas cuyos casos están resueltos. ¿No tendría que ser una prioridad?

El libro propone crear un «órgano aséptico sin competencias judiciales» que responda al derecho a la verdad de las víctimas. ¿Es una rendición?

Porque en este momento los jueces no están en esto. Y Sánchez negocia la memoria de las víctimas a cambio de unos presupuestos...

«No hay propósito de enmienda ni de esperanza», dice Fernández de Casadevante... hay una corriente de pesimismo en todo el libro

Lo que hay es lo que hay, la situación es muy lamentable. A nada que hagamos análisis de los acontecimientos cotidianos, el de ayer es menos grave que lo que va a pasar hoy. Pero nos vamos olvidando a golpe de distracción diaria y tenemos unas tragaderas... tragamos con todo y me niego a creer que la española sea una sociedad aborregada.

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